CESAR OLIVA
La última escena
(Teatro español de 1975 a nuestros días)
Prólogo de Francisco Ruiz Ramón
Ediciones Cátedra
Madrid, 2004, 278 págs.
ISBN: 84-376-2162-3 |
|
|
La última escena (Teatro español de 1975 a Nuestro días)
es la más reciente aportación de Cesar Oliva al análisis del
teatro español contemporáneo. Entre las anteriores, destacan
El teatro desde 1936 (1989) y Teatro español del siglo XX
(2002), obras imprescindibles para un cabal conocimiento del
arte escénico en nuestro país. En esta ocasión, el objetivo no
era escribir una historia del teatro desde el final de la
dictadura hasta nuestros días, ni un tratado universitario o de
divulgación, sino algo más complejo. El propio autor ha
calificado su trabajo de suma de cuanto un hombre de teatro ha
visto, vivido y pensado durante el más de cuarto de siglo que se
compendia. Se trata, pues, del fruto de los conocimientos
académicos de Oliva, catedrático de la Universidad de Murcia, y
de su experiencia como hombre de teatro, en el que ha ejercido,
desde su lejana incorporación al teatro universitario hasta
ahora, como director de escena, escenógrafo y actor. Francisco
Ruiz Ramón, autor de otro libro esencial, Historia del teatro
español. Siglo XX (1975), escribe en el prólogo del que nos
ocupa que su labor conjunta e inseparable de teoría y praxis del
teatro “ponen en evidencia una cualidad, poco común, donde se
aúnan el saber de teatro y el hacer teatro.
El libro responde a las preguntas que se hace el propio autor en
la introducción y que, cualquiera de cuantos vivimos con
inquietud el día a día del teatro español, podría hacer suyas:
¿qué sucede en nuestra escena para estar donde estamos, después
de más de veinticinco años de democracia? ¿cuáles son las causas
de tantos y tan importantes cambios que se han producido en
cualquiera de los campos en los que escarbemos: escritura
dramática, producción, interpretación, política teatral, etc.,
etc.? Dividida la monografía en escenas y no en capítulos, otra
pregunta encabeza la primera de ellas: el teatro ¿se muere?
Tales cuestiones son satisfechas a lo largo de otras cuatro
escenas cuyos títulos son: “El teatro español en torno a 1975”,
“Entidad dramática de la transición política española
(1975-1982)”, “La década prodigiosa (1983-1992)” y “Los caminos
del teatro español hacia el siglo XXI (1993-2000)”.
En un epílogo cuyo epígrafe reza “Las cosas son así”, se resume
la visión pesimista que el libro ofrece del teatro español
durante los últimos años. Se alude al progresivo deterioro del
mundo de la escena y a sus causas; a la muerte del teatro
experimental o de vanguardia; al crecimiento de los gastos de
producción; a la política de subvenciones y a la creciente
dependencia económica de los poderes públicos; a las funciones
asumidas por las nuevas empresas de distribución y promoción de
espectáculos y a su influencia en orientar los gustos del
público; al escaso reconocimiento que los profesionales reciben
por parte de la sociedad a la que sirven, que, en el caso de los
autores, está provocando una paulatina pérdida de identidad; a
la poca atención que los medios de comunicación dedican a la
actividad escénica; a como el teatro ha dejado de ser tribuna de
ideas políticas o sociales… Cesar Oliva también sintetiza en
estas últimas páginas las opiniones vertidas por representantes
de todos los estamentos de la escena española en el Foro de
Debate sobre el Teatro Español ante el siglo XXI, que se celebró
en Valladolid, bajo su coordinación y dirección, en 2001. Pero
sin duda no ha querido dejar en el lector un sabor amargo y, con
ese raro optimismo que poseen algunos profesionales de la escena
y con la certeza de que el moribundo teatro siempre ha
sobrevivido, cierra su ensayo con estas palabras: “”Pero si
ahora la escena está envuelta en el oscuro manto de la crisis no
significa que siempre sea así, entre otras razones, porque
nuevas circunstancias llevarán al teatro a su habitual papel de
conciencia de los pueblos, hoy perdido por todas esas razones
aducidas y analizadas. Nuestra esperanza está no sólo en que
lleguen tiempos mejores para la poesía dramática, sino en que
eso no sea a costa de la pérdida de libertades públicas,
preciado don desde el que es posible la pretendida objetividad
de libros como éste”.
Jerónimo López Mozo
|