COMPAÑÍA
NACIONAL DE DANZA
HEVEL – QUINTETT- WHITE DARKNESS
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La Compañía Nacional de Danza
se ha presentado en el Teatro de
la
Zarzuela con tres coreografías: Hevel y White Darkness de Nacho
Duato y Quintett de William Forsythe. Hevel es
estreno en Madrid y Quintett en
España. En el programa el orden era Quintett,
Hevel y White Darkness, pero en la representación del 29 de marzo fue: Hevel, Quintett y White Darkness.
No conozco las razones últimas de tal cambio de orden, pero vistos los tres
espectáculos me parece tener una cierta coherencia
a nivel de contenido balletístico.
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Título:
Hevel
Coreografía:
Nacho Duato
Música:
Pedro Alcalde / Sergio Caballero
(música original)
Escenografía:
Jaffar Chalabi
Figurines:
Nacho Duato
Diseño de luces: Brad Fields
Intérpretes: Toda
la Compañía
Estreno por
la Compañía Nacional de Danza: en el Teatre-Auditori Sant
Cugat (Barcelona),
el 30 de noviembre de 2.007
Estreno en Madrid:
Teatro de
la Zarzuela,
21 – III – 2008 |
FOTO: FERNANDO MARCOS |
Para el público no avezado en el hebreo o en la exégesis bíblica,
el programa de mano aclara el significado del título Hevel. Es un término de la
poesía hebrea para indicar “la
fragilidad y el carácter de la condición humana”.
Términos similares son “agua”,
“sombra”,
“vapor”.
El vocablo procede preferentemente del libro del Antiguo Testamento Eclesiastés también llamado Qohelet, nombre del supuesto antor, que en el arranque
del libro reza: “Discurso
de Qohelet, hijo de David, rey de Jerusalén” (*). Pertenece al grupo de los llamados libros sapienciales – Proverbios, Job, Eclesiastés, Eclesiástico, Sabiduría – y el autor contempla la vida, reflexiona sobre ella y
luego reflexiona sobre su reflexión. Cada paso le lleva al desengaño y
de ahí su arranque con el término Hevel,
un superlativo hebreo, que se ha traducido como: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” y que a la piedad popular ha llegado a través
del librito
la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis, más conocido como el Kempis.
Hevel también
es el término hebreo – הבל - de
La Biblia que hemos
traducido por Abel, el segundo hijo
de Adán y Eva y que fue asesinado por su hermano Caín. El relato de tal asesinato nos muestra el primer acto de
violencia y muerte, algo que nos sigue acompañando a través de la
historia y cuya magnificencia se encuentra en el fenómeno de la guerra.
De estas dos acepciones el programa de mano nos indica que la de “vanidad de vanidades, nada,
lapso o vacío”, es
la que sirve de inspiración a la coreografía de Hevel.
FOTO:
FERNANDO MARCOS |
Es
de agradecer esta orientación, sobre todo por el enigma del título. Si no nos
acucia la necesidad de desentrañar su significado, la sola coreografía sí
no lleva a algo similar. Quiere decir,
en su favor, que Nacho Duato ha
sabido plasmar su idea en los movimientos, elementos escenográficos, luz y
música. Personalmente la impresión general, desde el punto de vista visual, me
ha llevado a las pinturas negras de Goya.
Trabajada en un acentuado y acertado expresionismo de luz que crea Brad Fields, y, desde el principio, nos
sumerge en una especie de submundo que puede interpretarse tanto a nivel del consciente
como del inconsciente. Ahí está la riqueza de esta puesta en escena, que esas
imágenes en movimiento de seres reptantes que ansían subir a
la superficie
son muy ricas y evocadoras más allá del puro realismo. |
Nacho,
con esta coreografía, se puede decir que elimina lo que tradicionalmente,
incluso dentro de la danza contemporánea, se denomina danza, sobre todo si se
tiene en cuenta que Nacho nunca ha prescindido del movimiento de los cuerpos, de los
brazos y de las piernas en apuntes de neoclásico, también clásico o danza
moderna. Aquí todo esto está ausente y los cuerpos se deslizan por el suelo, se
entrechocan o bien los bailarines batallan con un expresivo módulo, cambiante
en mil formas y de gran sugerencia gracias a la escenografía arquitectónica de Jaafar Chalabi. El movimiento es
continuo, brusco y agresivo en muchos momentos, lo que confiere a Hevel una gran tensión. Una vez que aceptamos asistir a un nuevo
concepto de la danza – en la actualidad tal disciplina es cada vez más
interactiva con otros géneros – lo que nos ofrece Nacho Duato es una descarnada reflexión sobre nuestro mundo en el que la agresividad,
el sin sentido son protagonistas.
Hevel es el
nombre de Abel en
La Biblia. Nacho deja claro en
el programa de mano que su coreografía
no pretende transmitir lo que supone Abel
en la mitología de
La Biblia, el prime asesinato, que extrapolando
viene a ser la nota característica que perseguirá a la humanidad: la
agresividad de unos contra otros, cuyo efecto es la guerra que nunca
conseguimos quitarnos de encima. No obstante, me ha parecido ver también algo
de ello en lo que nos narra Hevel. Esa lucha continua de unos cuerpos contra
otros; ese querer sobrevivir y ser absorbidos por las manos de otros; el ir a
contracorriente de unos cuerpos que intentan encaramarse al modulo
escenográfico para ir más allá sin conseguir nada, nos lleva a contemplar la
desesperación de una humanidad perdida en el vacío. |
BIBLIA DE
LA
CASA DE ALBA
TRAGEDIA DE CAÍN Y ABEL |
FOTO:
FERNANDO MARCOS |
Impresiona
en la coreografía, algo que Duato
domina bien, las formaciones grupales de los bailarines, los cuales, con la
velocidad del relámpago, forman un compacto para, rápidamente, estallar en
fragmentos.
Esta sensación se refuerza con una música de Pedro Alcalde y Sergio
Caballero, de orden minimalista a base de sonidos de “son” metálico, en el
que notas sueltas de piano sirven de contrapunto.
Es admirable los cambios
escenográficos del módulo, de gran sugerencia que va desde las
cuatro paredes hasta imágenes de proas, pasando por muros de contención. La acertada
iluminación de Brad Fields multiplica
la expresividad arquitectónica de tal módulo. |
Título: Quintett
Coreografía: William Forsythe en
colaboración con Dana Caspersen, Stephen Galloway, Jacopo Godani, Thomas
McManus y Jone San Martín
Escenografía e Iluminación:
William Forsythe
Música: Gavin Bryars (Jesus Blood Never Failed
Me Yet)
Figurines: Stephen Galloway
Puesta
en Escena: Ana
Catalina Román y Thomas McManus
Intérpretes:
Clyde Archer, Marina Jiménez, Soojee
Watman, Isaac Montillor, José Carlos Blanco ( 21, 22, 23 y 25 de marzo) // Dimo Kirilov, Yolanda Martin, Ana
Tereza Gonzaga, Fabrice Edelmann, Héctor Torres (26,27,28 y 29 de marzo)
Estreno
por el Ballet de Frankfurt
en Alemania el 9 de noviembre de 1993
Estreno
en Madrid (por
la Compañía
Nacional de Danza): Teatro de
la Zarzuela, el 21 – III –
2008 |
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Quintett es
una coreografía de William Forsythe,
estrenada en 1993, sobre música minimalista de Gavin Bryars (Yorkshire, Reino Unido, 1943) “Jesús blood never failed me yet” (“La sangre de Jesús todavía no me ha
fallado nunca”)
(1974). Se parte de la voz de un viejo vagabundo que repite continuamente la
citada frase.
El
origen de la composición musical está en un documental de Alan Power, el cual pidió ayuda a Bryars para grabar las canciones populares, operísticas o de otro
género de los mendigos, borrachos y vagabundos. Un hombre muy viejo, en sus
cabales, cantó una canción religiosa que no se utilizó en la película. El texto
contrastaba con la triste realidad del viejo.
La sangre de Jesús todavía no me ha fallado
nunca
No me ha fallado nunca
La sangre de Jesús todavía no me ha fallado
nunca
Hay una cosa que sé
Y es que él me ama tanto…
Gavin Bryars |
De
esa canción Bryars hizo un loop - que
es
una sección pequeña de un sonido que se repite continuamente y suele
estar compuesta de uno a cuatro compases de longitud - de esa parte de la
canción - La sangre de Jesús
todavía no me ha fallado nunca”
-
y progresivamente hace entrar diversos instrumentos sobre la canción. De esta
forma se crea un sentido de repetición que va progresando gracias al fondo
musical. La impresión sonora se acerca
al “mantra”, que es una repetitiva
oración corta hindú y budista. Con tales soniquetes se pretende liberar la
mente y, de hecho, hay “mantras” para
relajarse, prepararse para el trabajo, alejar el mal pensamiento, crecer en el
amor etc.
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En
el caso de la composición musical de Bryars
va más allá del sonido del mantra, al
hacer progresar el repetitivo estribillo con los nuevos instrumentos que se van
añadiendo. También refleja lo que parece que intuyó Bryars en el viejo: el optimismo y esperanza a pesar de su trágica
realidad. Tal esperanza la da la progresiva incorporación instrumental.
Forsythe a partir
de este minimalismo musical, crea una coreografía también de corte minimalista
en la plástica. Una gran pantalla ocupa todo el fondo, un proyector nada usual que
nos sugiere cierta vetustez y que desde el principio nos intriga, y el espacio
desnudo, bajo una luz sin contrastes que rezuma claridad y optimismo.
Cinco
bailarines multicolores en el vestuario – dos mujeres y tres hombres – se
lanzan en un ir y venir de pasos eclécticos en cuanto al estilo, creando una
agradable sinfonía de movimientos, que van en crescendo. Lo que se inicia como
algo repetitivo en la voz del viejo, se va llenando de ternura y esperanza,
mientras los bailarines se desplazan a lo largo, ancho y profundo – a veces
desaparecen bajo el suelo – del escenario con una gran dosis de vitalidad. El
vocablo Quintett nos reenvía al Quinteto de instrumentos musicales,
en los que éstos se entrelazan en juego sonoros ingeniosos, pícaros y
vivarachos. Lo mismo sucede con los bailarines produciendo el mismo
efecto: ingenio al combinar los diversos estilos, picardía y vivacidad. |
Quintett
FOTO ENSAYO |
No
es coreografía fácil por la multitud de cambios balletisticos, la agilidad con
que hay que reproducirlos y el ritmo continuo de desplazamiento. Una auténtica
prueba de fuego para los bailarines, que, a estas alturas, muestran un gran
dominio.
Antes
aludía al cambio de orden en la programación: Hevel y después Quintett.
Como ya he dicho se me ocultan las
razones, pero viéndolo desde fuera me parece encontrar una cierta progresión
argumental interna. Hevel nos deja
esa desazón al sumergirnos en ese submundo infrahumano, mientras que Quintett parte de un inframundo, la
canción del viejo vagabundo, y nos remonta hacia la luz.
Título: White Darkness
Coreografía: Nacho Duato
Música: Karl Jenkins (Adiemus Variations
–Adiemus-Songs of Sanctuary-, String Quartet nº 2)
Escenografía: Jaffar Chalabi
Figurines: Lourdes Frías
Diseño
de luces: Joop
Caboort
Intérpretes:
Yolanda
Martin, Dimo Kirilov, Inés Pereira, Fabrice Edelman, Tamako Akiyama, Joel
Toledo, Marina Jiménez,José C. Blanco, Ana María López, Amaury Lebrun (21,23,27
y 28 de marzo)//Luisa Mª Arias, Isaac
Montillor, Kayoko Everhart, Mathieu Rouvière, Soojee Watman, Francisco
Toledo, África Guzmán, Randy Castillo,
Lucía
Barbadillo, Clyde Archer (22,25,26 y 29 de
marzo)
Estrenado
por
la
Compañía Nacional de Danza: Teatro de
la Zarzuela de Madrid el 16
de noviembre de 2001
Reestreno
en Madrid: 21 –
III -2008 |
white
darkness
FOTO: FERNANDO MARCOS |
Desde el estreno en 2001 White
Darkness (Blanca oscuridad) es
una coreografía que me llegó a fascinar. Viéndola 7 años después se
vuelve a tener la misma impresión. Quiere decir que, tal vez, es una de las obras
maestras de Nacho Duato.
white
darkness
FOTO:
FERNANDO MARCOS |
Como es
sabido intenta plasmar el trágico mundo de las drogas a través de una historia individual
– una chica - y el colectivo que rodea ese mundo. Es coreografía agradecida a
muchos niveles. Hay una historia que el público puede entender: desequilibrio emocional inicial de la
protagonista y búsqueda de una salida
que parece encontrarla en la relación amorosa de quien la llevará al desastre y
que viene a ser una especie de Príncipe de las Tinieblas amo de un
peculiar mundo a través del blanco polvo (la droga); el uso adecuado de
elementos plásticos para visualizar la droga mediante las lluvias del polvo
blanco en contraste con la negrura del espacio y que se resumen en el acertado
título: Blanca Oscuridad, y la combinación
de diversos estilos balletísticos, desde el neoclásico hasta lo
contemporáneo, encontrando
en cada
situación el estilo adecuado.
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Llama la
atención la buena composición grupal y la agilidad con la que se hacen y
deshacen los grupos en movimientos muy expresivos que se alternan, en un
“tempo” adecuado, con la pareja protagonista. Sobre la escena hay un continuo
ir y devenir sin tiempos muertos y con una perfecta ligazón de un movimiento
con otro. A ellos se une la precisión de unos bailarines que muestran seguridad
y perfección en sus
composiciones
corporales. |
white darkness
FOTO: FERNANDO MARCOS |
A ello contribuye en buena media la
música de Karl Jenkins, recopilada a
partir de su Adiemus Variations y Adiemus Song of Sanctuary. La música de
estas composiciones aúna diversos estilos y diversos instrumentos, desde la
cuerda a otros más étnicos, que arropan, subrayan y potencian muy bien las
diversas situaciones emocionales y plásticas.
En las tres composiciones
la Compañía muestra que sus bailarines han
llegado a un alto nivel.
(*) La crítica exegética ha creído ver en el nombre de Qohelet un seudónimo del propio Salomón: el predicador. La crítica moderna más bien piensa que el
autor es un israelita posterior al destierro de Babilonia (s. III a. de Cristo)
y muchos, a pesar de la brevedad de la obra, creen ver en ella a cuatro
autores. |