SANGRE
Título: Sangre
Coreografías:
Rojas & Rodríguez
Programa: Sangre (
La Compañía),
Renacer (Pilar Arteseros o María López,
Cristian Martín o Iván Martín),
Interno
(Carlos Rodríguez),
Arenas (Carlos Rodríguez y toda
la Cía),
Barruntando
(Ángel Rojas),
Zalamerías (María López, Cristina de Vega,
Pilar Arteseros, Pilar González y Raquel),
El Alma
(Rojas & Rodríguez,
Sin fronteras (Rojas & Rodríguez
y toda
la Compañía)
Composición
musical: Gaspar
Rodríguez, Antonio Rey y Daniel Jurado
Escenografía:
Anselmo Gervolés
Iluminación: David Pérez
Sonido: Gonzalo Fernández
Vestuario: Modesto Lomba y Carlos
Rodríguez
Regiduría:
Bele´n Castres
Maquinaria: Javier Bris
Sastrería: Maria Ángeles Carreras
Realización
vestuario: Lola
Lamoda
Zapatos: Gallardo
Coordinación
producción y gerencia:
Belén Castres
Gestión
NBE: Alicia
Cordero
Distribución: Soldout
Producción: NBE
Comunicación: Truc Comunicación
Músicos: Gaspar Rodríguez (Guitarra),
Daniel
Jurado (Guitarra),
Enrique Terrón (Percusión),
Nicasio Moreno
(Violoncelo),
Elisa de
la Torre
(flauta),
Emilio Florido (Cante),
María del Mar Fernández (Cante),
Ángel López
de Roda (violín)
Bailarines: Ángel Rojas, Carlos Rodríguez,
Iván Martín, Emilio Ochando,
Cristian Martín, Aitor Hernández
Bailarinas: María López, Cristina de Vega,
Pilar Arteseros, Pilar González, Raquel Tamarit
Dirección
artística: Rojas
& Rodríguez
Duración: 1 hora y 30 minutos
Estreno
en Madrid: Teatro
Albéniz,
27 – II – 2008 |
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FOTOS: NBE |
Rojas
& Rodríguez vuelven al Teatro Albéniz. Vuelven porque allí nacieron en aquel Certamen Coreográfico de 1994. Después
comenzaron a patear los teatros con diversas coreografías. Lo que llamó la
atención entonces es la frescura de un baile que, a lo más, lo encasillábamos
en el flamenco con una pizca de moderno. Abundaba el zapateado, el enhebrado de
brazos a su antojo y daba la sensación de improvisación muy personal, lo cual
no le iba mal al flamenco. Después se metieron en coreografías más ambiciosas y
largas y también desiguales. Nos gustaba, en conjunto, pero aquello no dejaba
de tener cierta imprecisión balletística.
FOTO: NBE |
Una de las cualidades de
la Compañía Nuevo
Ballet Español Rojas & Rodríguez, que así se llamaron, es la de
atraer al público y un público muy variopinto: maduros, jóvenes, quienes buscan
lo nuevo en el baile y los puristas. Estos últimos les ponían peros aquí y
allá, pero eran bien recibidos.
Sangre
es su último espectáculo y ha conseguido, al menos el día que yo asistí,
prácticamente llenarlo y cuando al final
de la hora y media cae el telón estruendosos aplausos, bravos, público en pie y
comunión entre el escenario y la platea. Desde fuera, pues un éxito.
Desde fuera y desde dentro. Sangre
es una reunión de palos flamencos, por lo tanto sin argumento, que consigue una
unidad a lo largo
de todo el desarrollo, formando un
todo. Ese todo quiere decir todo, como nunca
lo habían hecho. Hay una perfecta simbiosis de la danza con el elemento
plástico, lumínico y de vestuario. Y una continuidad sin tiempos muertos entre
una y otra actuación que crean un perfecto ritmo y es lo que también da
sensación de no estar ante actuaciones sueltas, sino ante un todo unitario, la
clave de cualquier espectáculo para sentirlo y emocionarse.
Hay también una buena dosificación entre los cuadros de conjunto
de toda la compañía, los solos y lo que podríamos llamar pasos a dos.
Trabajados alternadamente proporcionan otra de la condiciones del ritmo: la
variedad. Unidad de concepto y variedad sería la cualidad principal de esta Sangre, que no fluye de una herida sino
que es la que corre por las venas del baile y .como si fuera una transfusión,
también por las venas del espectador.
Hay otro secreto en este todo unitario. Los bailarines no
solamente bailan, sino que trasladan el movimiento a sus rostros, expresando
las diversas emociones. Es decir, interpretan. Saben combinar una buena técnica
y una buena interpretación. En una palabra, hacen aflorar el alma del baile.
FOTO:
NBE |
Dicho por ellos mismos y
comprobado en esta Sangre, el baile
de Carlos y Ángel, y que se extiende
a toda la compañía, es la combinación de lo que se ha llamado baile español
en la danza. El cimbreado del cuerpo o el enhebrado de brazos es una acertada
mezcla del plante flamenco con la lírica de la llamada danza española,
cuando esta se hace bolera. Pero tanto uno como otra no se detienen en sí
mismas, sino que se entrelazan ofreciendo un
Movimiento propio. Y después están los solos de Carlos y Ángel, muy apoyados sobre el zapateado
que son una meditación propia sobre sí mismos, como si el momento se
introyectase en su interior para después lanzarlo hacia fuera y compartirlo con
el espectador.
La sangre es roja y aquí el rojo abunda en las patas de los
laterales del escenario, en los trajes de volantes y en los chalecos de los
varones. De este modo negro-rojo crea una sobria paleta de colores que dan
unidad y belleza a todo el espectáculo, en el que la luz participa activamente
potenciando las emociones, a veces efectistas, pero no superfluas o sin
contenido.
El conjunto sonoro – en directo - es el habitual en estos
espectáculos que beben del último flamenco: guitarras, percusión, violoncelo,
flauta, violín y cante. También él participa del elemento escenográfico
apareciendo y desapareciendo tras el telón de gasa y proporcionando un buen
efecto lumínico. A destacar el cante de Emilio
Florido y María del Mar Fernández.
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