MÓNADAS
VANGUARDIA OBSOLETA
Q
Teatro (Andalucía) (España) |
MÓNADAS
programada en el IV Festival Alternativo de las artes
Escénicas : ESCENA CONTEMPORÁNEA, ha sido galardonada
con el PRIMER PREMIO DEL CERTAMEN
DE DIRECTORAS DE ESCENA en el VII Certamen
Nacional para Directoras de Escena. Reproducimos la
Crítica que en su momento publicó la Revista RESEÑA, en
su número 359, abril 2004, pp 12 |
Título: Mónadas
Dirección: Sara Molina
Intérpretes: Constantino Renedo, María Navarro y
Mónica Francés
Compañía: Q Teatro
Citas : J. Lacan y F. Pessoa
Iluminación: Joaquín Cutillas
Selección musical: Molina Cutillas, Sara Molina y
Joaquín Cutillas
Estreno: Cuarta Pared, 17-II-2004 (Escena
Contemporánea) (en gira)
Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos.
A lo
largo de la representación, una mujer que ocupa una butaca de la
primera fila se levanta una y otra vez y se adentra en el
escenario para meter y sacar objetos –sillas, micrófonos, ropa,
cables…-, cambiarlos de lugar o ponerlos al alcance de los
intérpretes. Su rostro es de permanente enfado, como si le
desagradara profundamente la función de utilera que realiza. Se
trata, sin embargo, de Sara Molina, la creadora del espectáculo,
de modo que hay que atribuir su adusto gesto a razones más
trascendentales. Tal vez a que quiere llamar la atención sobre
la importancia de lo que va sucediendo en escena, aunque el
título elegido ya anuncia que no es pequeña: Mónadas, palabra
con la que Leibniz que se refirió a las sustancias indivisibles
y de naturaleza diversa que componen el universo. Lo que sucede
es que las idas y venidas de los actores por la escena, sus
piruetas, los ladridos de uno y el constante ponerse y quitarse
ropa de otra, no confirman las expectativas creadas, que
encajarían mejor en un espectáculo a cuyo título sólo habría que
suprimirle el acento que lleva el elegido. Ni siquiera el texto
contribuye a enriquecer el pobre discurso escénico, pues, si
bien reúne escritos de Pessoa y de Lacan, poco es lo que
transmiten sobre el pensamiento de ambos, que sólo puede
conocerse a través de la lectura de sus obras y no de fragmentos
de las mismas.
Sara Molina lleva dos décadas entregada a la escena y una al
frente de Q Teatro, compañía que ella creó como cauce ideal para
ofrecer sus propuestas, que indagan en la búsqueda de nuevas
vías de expresión dramática. Los resultados han sido desiguales,
lo que en una apuesta comprometida, por experimental, como es la
suya, no es, ni sorprendente, ni malo, aunque merecería un
análisis. Sería conveniente que, a estas alturas, la creadora
andaluza hiciera balance de la tarea desarrollada hasta ahora.
Tal vez advirtiera que se ha instalado en un terreno que ya
estuvo ocupado por la vanguardia teatral de los años sesenta.
Vanguardia que sacudió, hasta dónde fue capaz, los cimientos de
un teatro caduco y que, aunque sólo fuera por eso, debe ser
recordada, pero jamás recuperada. Mucho menos, presentada bajo
una etiqueta de modernidad que no le corresponde. Darse cuenta
de eso, le ayudaría a transitar caminos verdaderamente nuevos.
Jerónimo López Mozo
Copyright©lópezmozo 2004
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