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EL ITALIANO
RITOS FUNERARIOS
de
THOMAS BERNHARD
en el
CANTO DE LA CABRA |
Título: La diferencia entre espectadores de piezas estivales y
espectadores de funerales estivales, basado en el guión
cinematográfico El Italiano.
Autor: Thomas Bernhard.
Compañía: Ícaro Teatre.
Dramaturgia y dirección: Iñaki Garz.
Espacio escénico: Luis Martí, Iñaki Garz.
Iluminación: Luis Martí.
Vestuario: Bárbara Glaenzel.
Intérpretes: Ariadna Martí de Puig, Jaume García, Laura
Guiteras.
Estreno en Madrid: Teatro el Canto de la Cabra, 19–VII-2006. |
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La compañía barcelonesa Ícaro Teatre ha presentado, en el
espacio al aire libre de El canto de la cabra, un breve
espectáculo titulado El italiano. Bajo el membrete de El
italiano publicó Alianza editorial, en 2001, una recopilación de
materiales escritos por Bernhard y traducidos por Miguel Sáenz,
que incluían un monólogo que el autor improvisó ante la cámara,
un guión de cine, un fragmento escrito con anterioridad y del
que procede la idea del guión, y una nota explicativa del propio
Bernhard.
El trabajo de Ícaro se apoya en ese fragmento inicial,
inacabado, pero lleno de potencialidad. En él, Bernhard incide
en sus obsesiones habituales, tanto estilísticas como temáticas.
La obra de arte emprendida puntual y reiteradamente, cuya
ejecución se salda con el fracaso o con la imposibilidad última,
sugiere la inanidad de la tarea humana, vista siempre como algo
grandioso y ridículo a la vez, pretencioso y prescindible,
verborreico y vacío de sentido. O la narración laberíntica,
llena de ecos y de personajes que simplemente escuchan los
relatos de otros, o, por el contrario, que hablan
incansablemente aunque su discurso se pierda en los innumerables
meandros del propio relato. Y, detrás de todo ello, la muerte,
omnipresente, que invade todos los territorios y proporciona las
verdaderas claves de un mundo constituido por apariencias, pero
guiado por la desesperación, la violencia y el sentido de la
inutilidad. Todo ello funciona como un pesado lastre, como un
poderoso imán que atrae hacia esa tierra de muertos por las que
transitan unos personajes convertidos en sombras de sí mismos y
que nos parecen ya cadáveres.
Ningún texto de Bernhard es fácil, pero lo es menos El italiano,
un texto narrativo, fragmentario y rescrito, sujeto a las
férreas normas de la prosa de Bernhard. Ícaro Teatre, en la
línea de lo que pudimos ver en su anterior espectáculo,
Hamletmáquina, lo aborda desde una perspectiva acaso heterodoxa
y discutible, pero intuitiva y audaz, que lleva a su propio
terreno una propuesta deudora del teatro de títeres - en la que
las actrices se comportan como marionetas - o en la relación
física y poética con los objetos. Un sugestivo y versátil
espacio escénico permite la solución entre el interior y el
exterior y entre la percepción del presente y el recuerdo del
pasado. Es interesante el trabajo de las actrices-marionetas,
Ariadna Martí de Puig y Laura Guiteras. Más desigual resulta,
sin embargo, Jaume García en el papel del personaje narrador de
la historia, difuminado protagonista de ella, más pasivo que
activo, más espejo que forma corpórea. No era, en consecuencia,
asequible la tarea para el actor, pero acaso cabría esperar más
de la plasmación dramática de un personaje tan fecundo en
sugerencias.
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