La Taberna Fantastica. Reseña 1985. Crítica Imprimir
Escrito por Santiago Bermudez   
Domingo, 07 de Febrero de 2010 21:50

LA TABERNA FANTASTICA.- LA DIFICIL RECUPERACIÓN DEL SAINETE
[2009-01-22]
  En 1985 se estrenaba una obra de 1966 escrita por Alfonso Sastre

 


RESEÑA, 1985
NUM 159, pp. 24

LA TABERNA FANTASTICA
LA DIFICIL RECUPERACIÓN DEL SAINETE

En 1985 se estrenaba una obra de 1966 escrita por Alfonso Sastre. Proponía una estética nueva y un modo nuevo de interpretación. Se trataba de un texto, aparentemente, en las lindes del sainete. Con poca afluencia de público en el Teatro Fernando de Rojas, fue catapultado al retomarse en el Teatro Martín. Fue la revelación como actor de Rafael Álvarez el Brujo y Gerardo Malla se reveló como un gran director de actores.

En 1984  Gerardo Malla dirigía Bajarse al Moro de José Luis Alonso de Santos. Otro texto revelación.

Título: La taberna fantástica.
Autor: Alfonso Sastre.
Escenografía: Rafael Palmero.
Reparto: Rafael Alvarez "el Brujo", Carlos Marcet,' Vicente Cuesta, José Manuel Mora, Eduardo MacGregor, Mauro Muñiz, Fulgencio SaturÍlo, Francis García, Ramón Durán, Avelino Cánovas, Concha Rabal y Enrique Navarro.
Dirección: Gerardo Malla.
Estreno: Teatros del Círculo. Círculo de Bellas Artes, 1985.

Todo estreno de Alfonso Sastre constituye un especial acontecimiento. Desde hace por lo menos veinte años apenas vemos obras suyas en los escenarios. La televisión no se acuerda de él, como de tantos. Es cierto que cuando se olvida a Sastre no es lo mismo que cuando se olvida y descuida a tantos y tantos dramaturgos que guardan sus piezas en un cajón. Sastre ha sido siempre un hombre de teatro comprometido con actitudes políticas de izquierda. Circunstancias que podemos mejor interpretar (acaso equívocamente) que relacionar cumplidamente le han llevado a una curiosa y chocante actitud hoy día, en una triste periferia que algunos pretenderían metrópoli liliputiense. La taberna fantástica es un texto insólito para los que conozcan sólo el teatro de Sastre que se ha estrenado, pero en mi opinión constituye uno de los muchos experimentos que el dramaturgo llevó a cabo al menos a partir de los años sesenta.

La taberna fantástica es un texto de por entonces, situado en un medio marginal -las bolsas sin urbanizar junto a barrios nuevos, barrios obreros sin servicios, transporte ni infraestructura -, junto a la ciudad del "desarrollo cutre" de la época, ésa de la que algún desdichado predica que "vivíamos mejor". El medio en que se sitúa la acción es uno de los elementos insólitos del texto. Los quinquilleros protagonistas son una auténtica creación de Sastre, al parecer basada en una observación más o menos participante de las gentes del Abroñigal (luego A venida de la Paz, luego M-30), y sus chistes y dramas constituyen un soplo de aire fresco en los enrarecidos escenarios nuestros que giran alrededor del ombligo de cualquier pequeño-burgués enaltecido.

He hablado de chistes y drama. Creo que es una forma adecuada de referirme a La taberna fantástica. Hay drama, es decir, situación dramática, teatral, acción con personajes. Pero a menudo la situación queda en suspenso y surge el verbo tal vez cuidadosa y cariñosamente anotado y reinventado por el observador - dramaturgo. La acción cae, pero creo que deliberadamente, en una suerte de experimento "anti-teatro", que renuncia a mantener la tensión dramática a toda costa y hace del chiste cotidiano, del habla marginal, de los circunloquios y vueltas de todos los días en determinado medio un punto de referencia realista: frente a tensión mantenida, realismo pintoresquista de la mejor ley, con la convicción de que la realidad presenta esos momentos muertos, esos circunloquios, esa pérdida de tensión que en cualquier momento puede reaparecer sin haber sido llamada. El peligro de todo realismo, si pretende ciertos extremos, es la trivialidad. Sea por lo insólito del medio retratado o por la sabiduría dramática de este escritor infatigable - sobre todo en aquellos años, cuando aún eran posibles tantas cosas -, La taberna fantástica se salva de ese peligro. Aclaremos que no nos encontramos ante un texto profundo, sino ante una pieza con determinados caracteres documentales que necesita, como todo texto, pero mucho más que otros, una interpretación adecuada.

Y aquí es donde el texto se convierte en teatro. Si el drama es insólito, la interpretación lo es tanto o más. Gerardo Malla se revela como un magnífico director de actores, pero ha huido del actor habitual entre nosotros y ha buscado alguien adecuado para interpretar a esa especie de protagonista que es "Rogelio el hojalatero", y alrededor de ese actor gira toda la puesta en escena. Esa elección es un acierto, ya que Rafael Alvarez "el Brujo" hace una creación que no tiene nada que ver con lo que aparece en nuestros sufridos y corruptos escenarios. Junto a este actor hay otros cuatro cómicos cuya labor resulta básica en la puesta en escena ideada por Malla: Carlos Marcet (Luis, el tabernero), Rafael Díaz (el caco), José Manuel Mora (Paco el de la sangre) y Vicente Cuesta (el carburo). Este último, un actor sin grandes dotes de partida, hace la otra auténtica creación de la pieza, la del quinquillero rival-paisano-cofrade del Rogelio. Estos cuatro actores están simplemente magníficos, y la base es la creación de unos tipos y de unas relaciones entre ellos, trabajado todo - es de suponer - en íntima labor con un gran director de actores como Malla.

Quede constancia, pues, de este espectáculo que es teatro ciento por ciento en virtud del manejo puramente escénico de un texto que podría haber tenido muy otra suerte. La taberna fantástica, por otra parte, no es un texto profundo o sutil. Es en buena medida un documento, un testimonio, que pretende seguir y trascender el legado del sainete, algo muy difícil en una época como la nuestra, cuando en teatro ha habido tanta tradición rota - y el sainete pertenece a una de ellas - o Sastre ha evitado los peligros más cercanos: el patetismo - y ha optado por el humor - y la ideologización - y ha optado por el documento. Creo que se trata de un espectáculo sumamente saludable tanto por Sastre como por Malla y sus actores.


SANTIAGO MARTIN BERMUDEZ
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Última actualización el Sábado, 10 de Julio de 2010 15:08