Cuarteto. Reseña 1991. Crítica. Imprimir
Escrito por Eduardo Pérez Rasilla.   
Sábado, 27 de Marzo de 2010 18:44








CUARTETO
(HEINER MÜLLER. SALA OLIMPIA)

[2007-10-16]

La Sala Olimpia, en su época del Centro Dramático Nacional, se ocupaba de aquellos textos o autores que apuntaban cierta vanguardia.


 

RESEÑA, 1991
NUM 215, pp. 26

CUARTETO
(Heiner Müller. Sala Olimpia)

La Sala Olimpia, en su época del Centro Dramático Nacional, se ocupaba de aquellos textos o autores que apuntaban cierta vanguardia. Es el caso de Heiner Müller y de El Teatro de la Ribera de Zaragoza, el cual siempre ha buscado esa misma línea.


Título: Cuarteto
Autor: Heiner Müller
Basado en la novela Las relaciones peligrosas de Choderlos Laclos, reelaboración personal.
Intérpretes: Pilar Laveaga, Mariano Anós
Compañía: Teatro de la Ribera
Estreno en Madrid: Sala Olimpia, 1991

El Teatro de la Ribera (Zaragoza) ha puesto en escena Cuarteto, compuesto en 1980 y basado en la novela de Choderlos de Laclos Las relaciones peligrosas. Müller, según es habitual en su teatro (Filoctetes, Harnletmachine, Medeamateria, etc.) ha escogido como punto de partida un texto conocido y lo ha sometido a una reelaboración persona! en la que resaltan sus  obsesiones habituales: el sexo, la concepción nihilista del ser humano, la muerte, etc.
 

La conversación galante sobre las conquistas y aventuras de los dos aristócratas libertinos (el vizconde de Valmont y la marquesa de Merteuil) se convierte en un turbio ritual - en ocasiones recuerda a Alben - el que las relaciones sexuales adquie­ren razón de totalidad, de única certeza de unas vidas caracterizadas por el vacío existencial. El sexo en cuanto absoluto no conoce normas ni límites y se reduce a mero instinto. Por ello, varón y mujer pueden intercambiar e invertir sus papeles y el sentido de sus relaciones en lo que no es más que una representación ante el teatro vacío, como dice Valmont.

La sordidez del planteamiento escénico aparece apenas velada tras un lenguaje elaborado, deliberadamente ambiguo y falsamente brillante. En el espectáculo montado por el Teatro de la Ribera se percibe con alguna frecuencia la falta de dirección y, a pesar de la notable labor de dos experimentados actores como son Pilar Laveaga y Mariano Anós, la puesta en escena no puede ocultar una sensación de tedio, de repetición y vacío. El tratamiento del espacio escénico, imponente y pretencioso, no libera al conjunto de cierta rigidez en la que los efectos de iluminación resultan demasiado evidentes.


Eduardo Pérez – Rasilla
Copyright©pérezrasilla


SALA OLIMPIA
PZ. DE LAVAPIÉS, S/N
28012 – MADRID
METRO: LAVAPIÉS

 

Última actualización el Jueves, 29 de Abril de 2010 16:11