Ligero malestar y La ultima copa. Doble Harold Pinter. Entrevista. Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande.   
Viernes, 19 de Marzo de 2010 07:07

 



DOBLE HAROLD PINTER
en el TEATRO ESPAÑOL

[2007-03-21]

Harold Pinter está por doble partida en el Teatro Español: Ligero malestar (A Slight Ache) y La última copa (One for the Road). Pero también está en la Sala la Guindalera con Traición (1978) la Temporada anterior lo estuvo con El Portero en el Teatro de la Abadía. Para Mario Gas – director del Teatro Español de Madrid - Harold Pinter...


DOBLE HAROLD PINTER

en el

TEATRO ESPAÑOL


FOTOS BASE: SERGIO PARRA

Harold Pinter está por doble partida en el Teatro Español: Ligero malestar (A Slight Ache) y La última copa (One for the Road). Pero también está en la Sala la Guindalera con Traición (1978) la Temporada anterior lo estuvo con El Portero en el Teatro de la Abadía. Para Mario  Gas – director del Teatro Español de Madrid -  Harold Pinter

  • Es un autor fundamental en esta época, por su capacidad de lenguaje, por su dramaturgia y su interés político y social. Es al mismo tiempo un gran literato y un hombre de su tiempo. Ahora podemos ver a un Pinter de dos épocas. Su primera época con Ligero malestar y su época de madurez con La última copa.

HAROLD PINTER

Uno de los alicientes es el recuperar al cineasta Alfonso Ungría para el teatro, como director de este doble Pinter.

  • Tengo especial satisfacción – añade Mario - de presentar a los componentes de este montaje y en especial a Ungría que con esta obra se reencuentra con el teatro, iniciado hace años siendo director del teatro Universitario. El teatro fue uno de sus primeros amores. Me gusta que vuelva al teatro. Al fin y al cabo el cine y el teatro son unos vasos comunicantes. Puedo decir que he visto este trabajo y es excelente. Es un trabajo impresionante. Ya le he dicho que vaya penando en el próximo proyecto.

EL DOBLE PINTER
EN EL INTIMISMO DE
LA SALA PEQUEÑA DEL TEATRO ESPAÑOL


C. SAMANIEGO/CHEMA MUÑOZ
UN LIGERO MALESTAR
FOTO: SERGIO PARRA
Este doble Pinter se acomoda en la Sala pequeña del teatro Español. Un ligero malestar (1958) fue escrita para la radio y encontró su versión escénica tres años después. La versión teatral obligó a retocar el texto para incluir al tercer personaje, el cual se convierte en el desencadenante del drama de los dos protagonistas. Eran años en que la crítica consideraba a Pinter como un heredero de Beckett y del llamado teatro del absurdo.


AITOR MAZO/C. SAMANIEGO
LA ÚLTIMA COPA
FOTO: SERGIO PARRA

En La última copa (1984) fue el propio Pinter quien dirigió el estreno. La escritura del texto fue rápida, una vez que conoció las torturas realizadas en Turquía a los disidentes políticos. En las palabras de Pinter se descubre la dureza y crueldad de la que es capaz el ser humano.

LOS ACTORES LA BASE DEL TEATRO DE PINTER
Y DEL TEATRO EN GENERAL

En opinión de Ungría

  • …los intérpretes son en realidad los que tienen la voz. El teatro es sobre todo texto y actores. Yo solamente muevo un poco la batuta y nada más. El presentar juntas estas dos funciones se debe a la diferencia de carácter entre las dos obras. Ligero malestar, la primera obra,  es irónica y en el preestreno hemos podido comprobar que el público se divirtió mucho. Las dos tienen, por otro lado, una temática común al tratar sobre el hombre moderno. La primera es  una ironía de humor negro y la segunda la ofrezco como pequeño puñetazo a la conciencia. Hay una cierta ilazón entre las dos obras. La primera trata sobre el miedo ante la guerra fría o la posguerra en la que vivimos…Es como un preámbulo. Eso nos lleva a La última copa que es el comienzo de la represión, la beligerancia en la sociedad antes de que lleguen las bombas. En la trastienda está Guantánamo, aunque no se habla de ello.

ALFONSO UNGRÍA

JOSÉ L. SERRANO ONSURBE (JARO)
FOTO: SERGIO PARRA

Pinter no habla directamente de Guantánamo, ya que se refiere a la Turquía de 1982.

  • Es cierto que no hay una mención especial – precisa Ungría. En el fondo, es una obra abstracta en la que habla de la represión. Se habla del Presidente del país, sin concretar. Es algo genérico.

Tratar sobre el hombre moderno es abordar la sociedad actual que Ungría define como…


ENSAYO: UNGRÍA, MUÑOZ, SAMANIEGO
FOTO: SERGIO PARRA
  • …una sociedad en la que la competencia es un valor en alza y, aún peor, un valor en sí mismo. Quien no se esfuerza en ser más audaz - ¡se potencia lo agresivo! – más ambicioso, más joven y bello/a, va a parar al pelotón de los perdedores. Término importado de USA y que es aún peor que el de endemoniado de la época medieval. Ante esta perspectiva el mundo de los sentimientos es un lastre que impide alcanzar el objetivo ambicioso: destacar, vencer, mantener lo conseguido.

UN MUNDO AMENAZANTE

El mundo que denuncia Pinter es un mundo en el que el compañero de trabajo, el vecino, y el amigo no suponen relaciones fiables. Son amenazantes y peligrosos, porque al estar cerca aparecen como ladrones de nuestro entorno.

  • Si nos descuidamos – precisa Ungría -, ellos ocuparán mi lugar en mi trabajo, en mi familia, en mi posición social, casilla, nomenclatura, organigrama. Y si esto ocurre con las personas cercanas ¿Qué decir de los desconocidos, los advenedizos o los distintos? Estos se nos presentan en seguida como enemigos potenciales, elementos a eliminar. Ya no caben las estrategias, las maniobras sociales, políticamente correctas, entre iguales. Contra el diferente, sólo cabe el enfrentamiento, la legislación especial, la guerra.

AITOR MAZO/ CHEMA MUÑOZ

LIGERO MALESTAR
FOTO: SERGIO PARRA

Para Ungría, Pinter presenta al mundo contemporáneo como un volver a la selva. Una selva poblada de calles llenas de estruendo y de furia.

  • Son calles feas y grises, todas idénticas y donde se esconden las alimañas prestas a saltar sobre nosotros mismos, tan iguales también. ¡Socorro! ¡Eres yo… y te temo! Tengo que acabar contigo… ¿conmigo? Lo haré algún día y, mientras, me prepararé, planearé, cogeré fuerzas, me protegeré ¿Dónde? En mi casa, mi gente, mi familia, mi país, mi raza, mis ideas, mi fe, mis costumbres, mi refugio, mi cubículo, mi santuario. En mi mundo.

El mundo contemporáneo de Pinter es también un mundo defensivo lleno de blindaje por todas partes, para poder estar a salvo.


AITOR MAZO/ CHEMA MUÑOZ
LA ÚLTIMA COPA
FOTO: SERGIO PARRA
  • Este blindaje es porque ahí fuera reina la violencia urbana, las drogas, el desempleo, el vicio insalubre que contamina al inocente o al descuidado que se acerque. Y, además, ¿quién puede entender subsistir así, sin querer destruirse, morir? Pregunta insensata: mejor no hacérnosla, mejor pensar que son seres inferiores, aunque acechantes y peligrosos. Lo vemos en las películas, en la televisión, en las tertulias, se dice, se cuenta, me han dicho. Rebrotan los comportamientos racistas, la intolerancia cotidiana, ese pequeño fascismo de la cola del pan, del pan de cada día.

TRES ACTORES
TRES PERSONAJES
TRES DESDOBLAMIENTOS

Cristina Samaniego es Flora en Ligero malestar y Gila en La última copa. En el arte escénico se mueve como actriz, la dirección, la coreografía de danza y pedagoga. Sus últimos trabajos han sido como actriz y coreógrafa de la Compañía la Machina con el espectáculo Me la maravillaría yo (2002-2005), dirigida por Alberto Iglesias y en el 2006 como ayudante de dirección de Mujeres a mano que dirigió Rosa Núñez.


CRISTINA SAMANIEGO
FOTOS: SERGIO PARRA
  • No conocía La última copa – confiesa Cristina. Ligero malestar me gustaba mucho y ahora con La última copa es una oportunidad estupenda para mí como actriz. Los textos de Pinter no son fáciles. Hay que rebuscar y profundizar, pero con Alfonso (Ungría) ha sido fácil. Nos ha dejado en libertad pero al mismo tiempo controlaba todo al milímetro. Me siento encantada y muy agradecida al Teatro Español por aceptar estas dos piezas que nos son fáciles, pero que son estupendas.

Chema Muñoz (Santander, 20 – VIII – 1949), de larga trayectoria teatral – un total de 30 representaciones teatrales y 28 audiovisuales -, es Edward en Ligero malestar y Víctor en La última copa. Es también él quien produce este espectáculo


CHEMA MUÑOZ
FOTOS: SERGIO PARRA
  • Quiero dar las gracias como cántabro que soy, al Palacio de Festivales de Santander y a la Caja de Cantabria por coproducir esta obra junto con el Teatro Español. Con estas obras estoy convencido que se pueden hacer grandes obras de teatro con dos ó tres sillas. Este es nuestro caso. De las dos funciones yo entendía mal Ligero malestar y por eso la escogí. Sólo haciéndola la entendí. Es una obra difícil y sólo atravesándola lleva a situaciones muy complejas. Mi voto es para este pequeño teatro de actores, sillas viejas y director.

El tercero en discordia y nunca mejor dicho, sobre todo, con respecto a La última copa es Aitor Mazo. Aitor, de larga trayectoria cinematográfica y teatral, interpreta a Nicholas.


AITOR MAZO
FOTOS: SERGIO PARRA
  • Estoy muy contento pues se puede decir que es un primer plano continuo, aunque en teatro sea un plano general. Como actor no sé si es fácil o difícil el texto de Pinter. No le falta ni una coma, ni una palabra y todo tiene una vuelta de torca. Cuenta cada frase y cuando la has dicho exclamas, por dentro: “Lo que acabo de decir”. Nunca he hecho a Pinter. Es un gozo poder aunar  de un modo muy directo un texto tan directo y los actores tan cercanos al público. Disfruto de esta oportunidad.

El personaje de Aitor Mazo, lo interpretó el propio Harold Pinter en el 2001 y  ya de aquella estaba enfermo.

ESCENAS CRUELES
EN LA ÚLTIMA COPA

La última Copa contiene escenas de gran crueldad, al mismo tiempo que obliga a las dos víctimas – Víctor y Gila – a estar completamente desnudos (tanto psíquica como físicamente), y en esta ocasión sin la defensa del proscenio, porque, en la Sala Pequeña del Teatro Español, actores y público están muy cercanos. 

Aitor Mazo – el maltratador y no es la primera vez que interpreta personajes parecidos – especifica:


LA ÚLTIMA COPA
FOTO: SERGIO PARRA
  • La obra la hemos llevado por dos niveles. Cuando se me encomendó el papel, había una nota clara por parte de la dirección:”ya tenemos al malo, ya sabemos que sabes hacer el hijo puta muy bien”. Vamos a ver que este personaje es más pequeño que la víctima. Y esto es lo importante del texto. No lo que dices sino lo que sudas. Desde su posición de poder no lo piensa, pero es más pequeño que el señor y la señora. Esta ha sido la clave fundamental para mí.

  • Hemos ido tomando conciencia – añade Cristina - , a través de pequeñas propuestas. Yo tenía información de antiguas torturas y funcionaba al dejarlas que salieran. Después el desnudo físico ayuda mucho a sentirte víctima.
  • Los primeros ensayos – precisa Aitor -, los hacíamos con una bata e iban bien, pero el día que se desnudaron, fue aterrorizador.


LA ÚLTIMA COPA
FOTO: SERGIO PARRA



LA ÚLTIMA COPA (ENSAYO)
FOTOS: SERGIO PARRA

En el caso de Chema el sentirse víctima y humillado fue más fácil:

  • Para mí fue simplísimo. Era sentarme y escuchar. Es todo tan terrible que yate va saliendo todo. No he tenido que estudiarlo mucho, la fortaleza del texto de Pinter lo da todo. Hay momentos que no se pueden entender y te ponen los pelos de punta. Sugieren más que dicen. Basta escuchar.

HAROLD PINTER 
SUBE AL TEATRO INSTITUCIONAL

Harold Pinter no es autor al que se le sube a los grandes escenarios y teatros institucionales. El que el Teatro Español – teatro público institucional, por lo tanto – lo haya coproducido es para Alfonso Ungría

  • …una satisfacción. Estoy muy feliz de volver a los escenarios – abandonados por él en pro del cine – y sobre todo al Teatro institucional que no tiene miedo a programar un texto de Pinter. Sus textos siempre se han hecho en teatros pobres.

En estos últimos años Pinter parece haberse puesto de moda y varios teatros lo han programado, pero según Ungría no es solamente una moda:

  • Cuando se recurre a Pinter es porque matemática suya es de ahora. Ya sus textos de 1950 son premonitorios y es lo que estamos viviendo ahora. El miedo al turbante, la guerra fría el fanatismo… Es un teatro que renueva conciencias.

TRAICIÓN
(SALA LA GUINDALERA)
  • Fue mi caso - desvela Chema -, cuando trabajaba en el TEI en los tiempos de Franco, en el que desarrollábamos un teatro político y un teatro también como espejo. Era más un husmear por lo nuevo que representar un mero espectáculo. Un teatro así funciona si da en el clavo, porque entonces despierta las conciencias por la línea de lo ideológico/psicológico o de los ideológico/político. El texto de Pinter es perfecto para hablar de la paranoia colectiva: el miedo al otro, lo que me van a hacer…  Yo, al llegar a Madrid, iba con toda tranquilidad al Retiro a cantar, ligar, follar si podía… Esos tiempos han cambiado muchísimo. Y, en parte, interesa políticamente.

Alfonso Ungría está de acuerdo con la visión de Chema y precisa:


A.MAZO/C.SAMANIEGO
LIGERO MALESTAR
FOTO: SERGIO PARRA
  • Lo que nunca es Pinter es didáctico, ni tampoco nosotros lo hemos querido. Un texto teatral no tiene por qué serlo. Sólo intenta despertar conciencias a través de la dramaturgia y las emociones. En Ligero malestar son dos ingleses pijos. Se dedican a matar una avispa que se posa sobre unas tazas de té. Es una escena tan estremecedora, cómica y absurda como puede ser este torturador, al enseñarse a su pequeño insecto. El trabajo actoral y dramatúrgico tienen la misma valoración.
  • La misión del texto – advierte Aitor -, es la de renovar eso que te hace más grande y mejor, en contra de un tipo de Audiovisuales y de Televisión que no te hacen mejor.

UN ESPACIO ÍNTIMO

Las dos obras se representan en la cercanía de un espacio reducido y también lo fue en Santander, al estrenarlo en la Filmoteca de Cantabria.

  • La idea original era un trabajo actoral, íntimo y pequeño – aclara Chema. La Sala Pequeña del Teatro Español es perfecta. De todos modos si hubiera que hacerla en un escenario al uso, la haríamos aunque hubiera que expansionar más la obra.

LIGERO MALESTAR
FOTO: SERGIO PARRA

Para Cristina, este espacio es también perfecto.

JUAN V. LUCIANO
AUTOR DE LA VERSIÓN

Juan V. Luciano (Alicante, 1955) es el autor de la versión. Su trabajo como versionador y traductor nace en 1991 y prácticamente ha continuado año por año. Es gran conocedor de la obra de Harold Pinter, el cual supone, siempre, un trabajo de conjuntar obras:


Juan V. Luciano
  • En la tradición teatral reciente, muchos de los tex­tos de Pinter se representen a pares y, en ocasiones, por tres de sus obras. En ocasiones, las razones han sido sólo atribuibles a la longitud de sus obras, Otras el que los espectadores no pagarían el precio de una entrada obras que no llegaría siquiera a la hora de duración. Actualmente, las razones tienen que ver más con las coincidencias argumentales o bien con la posibilidad de abordar una situación determinada desde más de un punto de vista. Esta situación ha permitido a los directores escénicos todo un ejercicio de creatividad, en tanto que la combinación de dos o más obras de Pinter arroja nuevas perspectivas no sólo sobre los textos, y su indudable actualidad, sino también sobre el discurso artístico, estéti­co, político, etc., que el director quiera mostrar a sus espectadores.

Las combinaciones más frecuentes han sido:

La colección/ El amante
Paisaje/Silencio
Un ligero malestar/ El amante

La temática de La última Copa es, según Martínez Luciano:

  • Algo que Pinter ha venido denunciando en los últimos años desde su teatro, desde su poesía, desde sus escritos más teóricos, desde sus discursos públicos y, sobre todo, desde su actitud per­sonal frente a los excesos del poder.

Según el relato de Pinter a su biógrafo y crítico teatral Michael Billington la obra nace…

  • …Tras conocer en una fiesta a dos jóvenes turcas, atrac­tivas e inteligentes, que parecían mostrarse indiferentes ante el hecho de que en su país se siguie­ra torturando a los disidentes, en lugar de estrangularlas, regresé inmediatamente, me senté y , es cierto, comencé a escribir La última copa impulsado por la ira que sentía.

LA ÚLTIMA COPA
FOTO: SERGIO PARRA

Lo mismo acaeció con Mountain Language (El lenguaje de la montaña), uno de sus textos más políticos y realistas, nacido a raíz del geno­cidio sufrido por el pueblo kurdo.


LIGERO MALESTAR
FOTO: SERGIO PARRA
 
  • En más de una ocasión – añade Martinez Luciano - el propio Pinter ha explicado la génesis de sus obras, espe­cialmente las pertenecientes al primer período de su producción dramática en el que podríamos incluir Un ligero malestar: Normalmente he comenzado a escribir mis obras de forma bastante simple. Descubro a un par de personajes en un contexto determinado, los coloco juntos y escucho lo que tienen que decir, explicaba Harold Pinter en una conferencia impartida en Bristol en 1962, al año siguiente de la reescritura de su texto.

Ese simple escuchar a dos personajes que hablan es la clave del teatro pinteriano, según Martínez Luciano:

  • Es ésa una de las características principales de su tea­tro. Es como si nosotros, los especta­dores, escucháramos junto al autor, por vez primera, lo que esos persona­jes tienen que decir. Nos convertimos así en espectadores activos, intentan­do descubrir - escribir, incluso- la vida de esos personajes, su biografía, sus antecedentes, sus recuerdos. Y cada uno de nosotros descubrirá una realidad, probablemente distinta que, conforma el presente que viven los personajes ante nuestros ojos y que explica su comportamiento.

UNA ESCENOGRAFÍA
DE PAREDES PLANAS

Gabriel Carrascal es el responsable de la escenografía. Entre una y otra obra hay un descanso para la clásica mutación tras telón, instalado para esta  ocasión.

LIGERO MALESTAR

LA ÚLTIMA COPA

  • El contenedor físico de las dos obras responde a mi traducción espacial del testo de Pinter – aclara Gabriel Carrascal -, por fuera desposeído de toda acotación innecesaria. Nada tiene que distraer al espectador de lo que oye y ve, los actores y el texto son los protagonistas absolutos. Como siempre debe suceder. Las paredes son solo superficies planas de color que se leen a primera vista, que sugieren más de lo que cuentan realmente, y que tienen por cometido orientar espacialmente al espectador.

UNGRÍA ¿CINE PARA EL TEATRO?

Alfonso Ungría lleva muchos años comprometido con el cine. La fragmentación de escenas, muy propio de Pinter y la cercanía espacial de esta representación podría ser muy bien un acercamiento cinematográfico.

  • Pinter es muy cinematográfico y ha escrito guiones. Para mí no ha sido diferente. He cuidado mucho de que los actores estuvieran siempre en ese primer plano que nos transmiten los poros, el rictus de la pena, la verdad… No creo en ese tópico de que hay actores e teatro, cine o televisión. Hay actores buenos y malos. Lo único que hay que hacer es cambiar de “chip”. Yo igualmente tengo que cambiar de ”chip” pero hago lo mismo. Me he sentido muy a gusto. El cine y el teatro son dos técnicas, pero el oficio es el mismo. Lo único que existe es la verdad y si la tienes, da lo mismo una cámara u 800 espectadores en un teatro.

LIGERO MALESTAR

LA ÚLTIMA COPA
FOTOS: SERGIO PARRA

EL MENSAJE:
EL TERROR Y SU PREÁMBULO

Con motivo de la producción de 1984 del Lyric Studio Hammersmith, dirigida por el propio Pinter y protagonizada por Alan Bates el crítico del The Spectator Giles Gordon se refería a La última copa como una de la obras más impactantes de Pinter, a pesar de su brevedad:

  • Inunda nuestras mentes de desesperación, nuestros ojos de lágrimas, el estómago de malestar y el corazón de temor: Quizá porque, como dice el propio autor, estoy convencido de que lo que pasa en mis obras podría suceder en cualquier parte, en cualquier momento, en cualquier lugar; a pesar de que los hechos pudiesen no parecer familiares a primera vista.

Para Alfonso Ungría si se quiere hablar de mensaje, no hay dos mensajes por ser dos obras. Hay un único mensaje.


A. MAZO/CH. MUÑOZ/A. UNGRÍA
C. SAMANIEGO/J.L.SERRANO (JARO)
  • Es el mismo mensaje. En Ligero Malestar es el preámbulo al terror y en La última Copa, el terror ya ha llegado y se ha instalado, porque nos lo han metido. Pueden manipularnos y hacer llegar el terror de la guerra. El problema no está en el mensaje, sino en la estética. La primera obra es muy diferente. Pertenece al teatro del absurdo que juega con la ironía, la comicidad, el humor inglés tipo Monhty Pinton o el de James  Joyce. La segunda, en cambio, está escrita desde la rabia, el cabreo. Pero el mensaje en el conjunto está claro. 


José Ramón Díaz Sande
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