Yo Claudio. Crítica Imprimir
Escrito por Jerónimo López Mozo   
Miércoles, 17 de Febrero de 2010 10:37

 



YO, CLAUDIO, EL EMPERADOR REPUBLICANO
[2004-09-27]
 ¿Para poner en pie un espectáculo sobre el emperador Claudio era necesario basarse en la novela de Robert Graves?

 YO, CLAUDIO

EL EMPERADOR REPUBLICANO


Héctor Alterio

Título: Yo, Claudio.
Autor: Robert Graves.
Versión teatral: José Luis Alonso de Santos.
Dirección: José Carlos Plaza.
Escenografía: Francisco Leal y José Carlos Plaza.
Vestuario: Pedro Moreno.
Iluminación: Francisco Leal.
Videoproyecciones y diseño multimedia: Ideogamma.
Intérpretes: Héctor Alterio, Encarna Paso, Carlos Martínez-Abarca, Israel Frías, Javier Ruiz de Alegría, Alberto Berzal, Alicia Agut, Pepe González, Arantxa Aranguren, Isabel Pintor, Paco Casares, Pilar Bayona y Luis Rallo.
Estreno en Madrid: Teatro Albéniz,
21-IX-2004.

 



Héctor Alterio y Encarna Paso

¿Para poner en pie un espectáculo sobre el emperador Claudio era necesario basarse en la novela de Robert Graves? Para reflexionar sobre el poder y la corrupción a través de este singular personaje, que, a pesar de sus miedos, indicios, tal vez equivocados, de retraso mental y defectos físicos, fue nombrado emperador por azar y, desde su alto puesto, quiso traer la República a Roma ¿no se pudo acudir a las fuentes históricas originales, las mismas que usó el novelista? ¿No hubiera sido mejor que José Luis Alonso de Santos, el adaptador, del que nos consta que es gran conocedor de la historia de Roma, hubiera escrito una obra original en lugar de verse obligado a seguir los pasos señalados por el escritor británico, a pesar, o quizás por ello, de que, como él mismo admite, las dificultades para reducir a la duración normal de una función tan voluminosa obra le han obligado a alejarse, en ocasiones, del modelo impuesto? Esa libertad de la que no ha dispuesto, lastra la teatralidad de un espectáculo que fatiga a pesar del evidente interés de su discurso y de la inserción de alguna escena en la que la danza y el juego erótico intentan aliviarla.

La puesta en escena de José Carlos Plaza no logra superar las dificultades del texto, ni las que se derivan del paso a un escenario cerrado de un espectáculo concebido para ser representado en espacios abiertos como el del teatro romano de Mérida. No es únicamente el recurso al uso de micrófonos, que distorsionan las voces, ya tan habitual incluso en locales de poco aforo y buena acústica. Se trata, principalmente, de la escenografía. El elemento más importante es una gigantesca pantalla en la que aparecen imágenes correspondientes al arte romano, otras que subrayan el carácter sangriento de de la época, pero, sobre todo, el rostro de Claudio, gigantesco, a la manera de un primer plano cinematográfico. Lo que la pantalla muestra es lo que el actor que le interpreta está haciendo en ese preciso momento en escena. El video, ese invento que tan útil está siendo para el teatro, recoge la actuación del protagonista y, de forma simultanea, proyecta un fragmento –en este caso su rostro- sobre la pantalla. El crítico intuye que la idea de Plaza o de su escenógrafo responde a la necesidad de que los espectadores del teatro representado al aire libre, tan alejados del escenario, puedan ver los gestos de los personajes, práctica que es habitual en los conciertos musicales que se celebran ante audiencias masivas. Lo que aquí sucede es que el público, al poder escoger entre la imagen virtual y la real, se inclina por aquella, lo que no resulta sorprendente, pues ella sola llena el escenario, mientras que ésta aparece empequeñecida, un tanto ridícula, como si se tratara de un efecto óptico.

Entre lo más positivo, está el trabajo de los actores, de gran calidad, aunque el de Héctor Alterio, por su condición de protagonista absoluto, su capacidad para asumir con éxito una tarea agotadora y sus notables dotes histriónicas, eclipse el de los demás. Él es el eje del espectáculo y para él fueron los aplausos más encendidos.

 


Jerónimo López Mozo
copyrigth©lópezmozo

 

 


TEATRO ALBÉNIZ
Teatro de la Comunidad de Madrid
Dirección: Cristina Santolaria
C/ de la Paz, 11
28012 - Madrid
Tf. 91 531 83 11
Metro: Sol
Autobuses: 3,515,50,51,52,53,150
http://www.teatroentradas.com

 

Última actualización el Viernes, 26 de Marzo de 2010 11:41