El lago de los cisnes. Alicia Alonso. Crítica. Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande.   
Jueves, 25 de Marzo de 2010 19:32
 
EL LAGO DE LOS CISNES.
UN BOCADO A MEDIAS
El Ballet Nacional de Cuba vuelve a Madrid. 

EL LAGO DE LOS CISNES
UN BOCADO A MEDIAS
 
 
 VIENGSAY VALDÉS Y CUERPO DE BAILE
FOTO: NANCY REYES
Hacía unos años que el Ballet Nacional de Cuba no recalaba en Madrid. Hubo años en que su cita periódica con la Comunidad de Madrid y el Teatro Albéniz era ya una costumbre. Ahora vuelve a Madrid, contratado por la iniciativa privada, en el Teatro Compac Gran Vía, al cual ya han venido varios “Lagos” de Ballets Rusos.

Lagos
hemos tenido bastantes la temporada pasada y en ésta se avecinan más: uno en el Teatro Coliseum y otro en el Teatro Madrid. Curiosamente, a pesar de ser un título tan repetido, el público siempre acude, según los programadores de los teatros.

El martes 15 de septiembre el aforo del patio de butacas estaba, prácticamente, lleno. El “Lago” y el que fuera de Alicia Alonso era el principal aval. Los aplausos acudieron en sus momentos precisos y al final, éstos se repitieron con generosidad.

Vaya por delante que escénicamente no ha contado con las condiciones ideales en cuanto al espacio adecuado, ya que el Teatro Compac Gran Vía es un escenario reducido para los Ballets. Este “handicapp” lo tienen todas las Compañías de Ballet que acuden a ese teatro. El espacio reducido coarta la grandiosidad de los decorados y obliga a reducir la plantilla e incluso modificar o ajustar movimientos coreográficos. De estas limitaciones se resiente, como otros, este Lago, pero un público, imagino, ansioso de ver ballet a un precio asequible se apunta generosamente. Esto tiene que hacer pensar a las Instituciones públicas. No obstante, tiene la ventaja de que al estar situado en la Gran Vía, se exhibe en un vistoso escaparate.

La versión que nos ofrece Alicia tiene como novedad principal el final. Los actos tercero y cuarto quedan unidos y se transforman en Acto tercero, mutación de telón corto y epílogo. Ello afecta al contenido del final, que en este caso es “y fueron felices y comieron perdices”. En la versión original la única posibilidad de realizar el amor de la pareja es en “otro lugar”. Ese otro lugar está en las profundidades del lago: un modo poético de enfocar el suicidio. Tal decisión sigue los cánones románticos en que está escrita la obra. Si profundizamos más, tal idea es más negativa: el mal vence al bien. Esta conclusión, según sus declaraciones, es la que ha querido evitar Alicia. Prefiere enviar un mensaje más optimista: el amor (el bien) vence al desamor (la maldad).

Otro apunte de esta versión es la concepción de la Reina Madre como mujer autoritaria y enérgica a la que el pueblo teme. En contraste el príncipe “como suele suceder en los cuentos de hadas, es un ser noble, bondadoso y amado por todos sus súbditos”.  Convertir a la Reina Madre en “temida dictadora”, no es nuevo. Otras versiones la presentan así. En cuanto al príncipe, es un personaje que, ya en la versión original, es un tanto extraño en su actitud. Ello ha dado pie a especular, en otras versiones, sobre una madre castrante, un complejo Edipo sin superar por parte del príncipe, una tendencia homosexual – hay una versión en esa clave – etc…

Odette
(el cisne blanco) y Odile (el cisne negro), en esta versión, lo interpreta la misma bailarina. Un recurso utilizado también por otras compañías. Viene a cuento, argumentalmente, una vez que el príncipe confunde a Odile con Odette, ya que la magia del maligno se lo hace creer. Desde el punto de vista balletístico es un desafío interpretativo para la bailarina, ya que son dos caracteres opuestos: lírico Odette y pasional Odile.

Lo que muestra el conjunto de Alicia Alonso es que posee unas primeras figuras y un cuerpo de baile familiarizados con la perfección técnica. Hay seguridad en sus movimientos y limpieza de líneas, algo que el ballet clásico exige y en sus cotas más altas es un ejercicio de virtuosismo. La sesión del martes así lo demostró, y como anécdota hay que mencionar el accidente sonoro del día del estreno, en el que no estuve presente, pero los mentideros balletísticos enseguida lo propalaron aquí y allá. Llegado a un determinado punto y con el cuerpo de baile en escena, el sonido desapareció. La gran sorpresa fue que las bailarinas siguieron la danza en perfecta sincronización, mientras el público no oía absolutamente nada. Ello demostró un alarde de la medida exacta de los tiempos. Hay quien rebaja un poco el mérito, al informar que las bailarinas oían, entre cajas, la música muy bajita. De todos modos no deja de ser un gran desafío y una buena muestra de una gran profesionalidad. Y con este accidente se demostró, una vez más, que el ser humano es más inteligente que la máquina. Si el baile no padeció, las luces se descontrolaron, ya que al estar robotizadas, perdida la configuración, se desfasaron.

Si la perfección técnica, en general, es merecedora de una genuflexión, no así, el martes 15, la parte interpretativa.  Odette/Odile fue encarnada por Anette Delgado. Es bailarina de gran precisión, técnica depurada y amplia flexibilidad. No obstante hay algo que emocionalmente no funciona. No puedo decir si es problema de la concepción interpretativa por parte de la dirección o limitación de la propia Anette, la cual construye una Odette  un tanto acartonada y alejada del lirismo y encanto que parece pedir el personaje. Es cierto que Odette y sus doncellas han sido hechizadas y su reino destruido, lo cual les lleva a un cierto dramatismo. Esta es la emoción que muestra Anette/Odette durante todo su encuentro con el príncipe. Su relación con él es demasiado distante e inexplicablemente dramática, muy alejado de un sentimiento más amoroso y lírico. Del mismo excesivo dramatismo y esquematismo se contagiaron las bailarinas del cuerpo de baile en los conjuntos blancos. No sé si la preocupación de la ejecución técnica le lleva a ese cierto hieratismo. Más comunicativa y llena de vida se muestra Anette al encarnar  el personaje de Odile.

Joel Carreño
, ese día 15, interpretó al Príncipe Siegfried. Desde que vi por vez primera El Lago de los cisnes en la Scala de Milán hace muchos años, tuve la impresión de que, balletísticamente, es un ballet para mujeres y para la “prima ballerina”. Cada vez que lo vuelvo a ver tengo la misma impresión. El príncipe casi se reduce a sostener a Odette/Odile. Tiene mucho de pantomima y algunos comedidos solos, que, ya que son pocos, piden el virtuosismo. Joel Carreño, limpio y preciso en sus composiciones y movimientos es sólo discreto en sus virtuosistas saltos. No sé si es temor al espacio reducido del escenario o limitación de su anatomía. Me quedo ahí.

Quien brilló con fuerza y simpatía fue Yonah Acosta como bufón. Es cierto que el papel no es comparable, en su compromiso, al de los protagonistas pero da un toque de vida a la narración.

Otro problema distinto es la concepción del desarrollo del propio espectáculo, que, personalmente, me resulta un tanto trasnochado. Desde hace varios años el ballet ha optado por mostrar su línea argumental sin interrupciones. Si los espectadores aplauden o la música los acalla o bien hay una pequeña pausa, los intérpretes no salen de sus personajes para saludar a los entusiastas espectadores. Ese cortar y saludar era uno de los juegos y, en el fondo, una interacción con el público que preanun
ciaba las técnicas brechtianas de extrañamiento. Hoy resulta un tanto “demodeé”. La versión de Alicia cuenta con este “cortar y pegar”, pues claramente la música cesa en los momentos oportunos para propiciar el aplauso. Cuestión de gustos, pero que convierte El lago, argumentalmente, en otra cosa: un homenaje a los bailarines, más que el deseo de contarnos una historia. Tal concepción es más propia de una Gala de Estrellas.

También hay ciertos desconciertos a nivel escénico, tal vez provocados por la reducción de espacio o de plantilla en el cuerpo de baile. Me refiero al Tercer Acto: estamos en la Corte y en la seducción del Príncipe por parte de Odile. Sin venir a cuento – a no ser para ofrecer la transparencia en la que Odette aparece – se baja un telón al fondo y la corte ha desaparecido. En escena quedan Odile, el Príncipe y Von Rothbart. ¿Por qué este artificio argumental?

Algo similar sucede con el final. En declaraciones de Alicia, en ese epílogo en el que el bien vence al mal, Odettese convierte en princesa y los cisnes en doncellas, así como los escombros del palacio derruido recuperan su forma. Desde el principio, en el lago, nos extraña que, en el suelo, entre el ramaje de un árbol hay unas pequeñas ruinas. Tendrá su explicación al final: en ese deshacer el hechizo surge el castillo de Odette. Sin embargo lo que pasa sobre el escenario es algo muy dudoso: el árbol, aprovechando un telón corto de muro ante el que se desespera el Príncipe, sube a las alturas y queda el lago. Del tal castillo ni rastro. ¿Limitaciones del escenario o concepción original?

Otra cosa que deja que desear es el vestuario del final. Al convertir a los cisnes en doncellas y a Odette en princesa, Alicia se ha sentido obligada a cambiar el vestuario de los tu-tús. Una conversión en litigio con el tiempo. Todas ellas aparecen con un sobrevestido corto sobre el tu-tú y unas mangas, de dudosa estética. Preferible dejarlas como están.

Este reencuentro con El Lago de Alicia es un bocado a medias. Al alarde de perfección técnica, base de todo ballet clásico, le falta un cierto soplo de vida en muchos momentos y le sobran ciertas pausas programadas para que estalle el aplauso.  
 
 
Título: El lago de los cisnes
Coreografía: Alicia Alonso, sobre la original de Marius Petipa y Lev Ivánov
Música: Piotr Ilich Chaikovski
Escenografía: Ricardo Reymena .
Vestuario: Francis Montesinos y Julio Castaño
Luces: Ruddy Artiles.
Producción del Ballet Nacional de Cuba y Teatres de la Generalitat Valenciana
I ACTO
Wolfgang, el tutor: Ernesto Díaz(9, 11, 12M, 12N, 15, 17, 18y19M)/ Pedro Santos(lOy16)/Raúl Mazorra(13, 19Ny20)
Pas de six: Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Ivis Díaz, Raúl Mazorra, Serafín Castro y amar Morales (9 y 15) / Ivette González, Analuda Prado, Elizobeth Sosa, Alfredo Ibáñez, Ernesto Díaz y Roberto Vega (10 Y 16) / Marlen Fuerte, Lissi Báez, Amaya Rodríguez, Alfredo Ibáñez, Jaciel Gómez y Roberto Vega (11) / Amanda Fuentes, Lissi Báez, Ivis Díaz, Raúl Mazorra, Yonah Acosta y amar Morales (12M) / Marlen Fuerte, Lissi Báez, Amaya Rodríguez, Alfredo Ibáñez, Jaciel Gómez y Yadil Suárez (12N Y 17) / Ivette González, Analuda Prado, Elizobeth Sosa, Ernesto Díaz, Pedro Santos y Roberto Vega (13 Y 19N) / Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Ivis Díaz, Raúl Mazorra, Serafín Castro y amar Morales (15) / Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Ivi s Díaz, Raúl Mazorra, Yonah Acosta yOmar Morales (18) / Amanda Fuentes, Lissi Báez, Ivis Díaz, Raúl Mazorra, Serafín Castro y amar Morales (19M) / Marlén Fuerte, Analuda Prado, Amaya Rodríguez, Alfredo Ibáñez, Jaciel Gómez y Yadil Suárez (20)
Bufón: Yonah Acosta (9 f 11, 12N, 15, 17 y 19M) / Raúl Mazorra (10 y 16) / Sarafín Castro (12M, 13, 18, 19N Y 20)
Príncipe Siegfried: Elier Bourzac (9, 12N, 17 Y 20) / Joel Carreño (10, 13, 15 Y 19M) / Javier Torres (11 y 16) / ErnestoÁlvarez (12My 19N) / Alejandro Virelles (18)
Pas de trois: Yolanda Correa, Sadaise Arencibia y Alejandro Virelles (9) / Marlen Fuerte, Amaya Rodríguez y Yadil Suárez (1 O Y 16) /Viengsay Valdés, Yanela Piñera y Elier Bourzac (11 y 15) / Regina Hernández, Jessie Domínguez y Yadil Suárez (12M) /Yanela Piñero, Sadaise Arencibia y Alejandro Virelles (12N) / Marlen Fuerte, Amaya Rodriguez y Javier Torres (13) / Marlen Fuerte, Amaya Rodríguez y Alejandro Virelles (19N) / Yanela Piñera, Sadaise Arencibia y Javier Torres (17) / Regina Hernández, Lissi Báez y Ernesto Álvarez (18) / Regina Hernández, Jessie Domínguez y Ernesto Álvarez (19M) / Yolanda Correa, Yanela Piñera y Alejandro Virelles (20)
ReinaMadre: lvetteGonzález(9,11, 12N, 15,17 y 19M)/Ariadna Suárez(10, 12M, 13,16, 18, 19N y 20)
Campesina: Maureen Gil (9, 11, 12N, 15, 17 Y 19M) / Amanda Fuentes (10, 13, 16 Y 19N) / Adiene Garda (12M,18 y 20)
Campesinos, pajes, damas de corte: Cuerpo de baile.
II ACTO
Odette: Viengsay Valdés (9, 12N, 17 Y 20) / Anette Delgado (10, 13, 15 Y 19M / Sadaise Arencibia (11 Y 16) / Yolanda Correa (12M, 18 Y 19N)
Príncipe Siegfried: Elier Bourzoc (9, 12N, 17 Y 20) / Joel Carreño (10, 13, 15 Y 19N) / Javier Torres (11 y 16) / Ernesto Álvarez (12M y 19N) / Alejandro Virelles (18)
Von Rothbart, el hechicero: Jaciel Gómez (9,10, 12N, 16, 19N Y 20) /Yadil Suárez (11,15 Y 18) / Alfredo Ibáñez (12M, 13, 17 y 19M)
Dos cisnes: Ivis Díaz y Yanela Piñera (9, 10, 12M, 13, 15, 18 Y 19M Y N) I Amaya Rodríguez y Marlen Fuerte (11, 12N,16,17, y 20)
Cuatro cisnes: Adiene Gorda, Amando Fuentes, Maureen Gil y Mercedes Piedra Cisnes: Cuerpo de baile.
 
III ACTO
Príncipe Siegfried / Reina madre / Bufón
Odile: Viengsay Valdés (9, 12N, 17 Y 20) / Anette Delgado (10, 13, 15 Y 19M) / Sadaise Arencibia (11 y 16) / Yolanda Correa (12M, 18 Y 19N)
VonRothbart: JavierTorres(9, 13, 15, 17y20)/ Alfredo lbáñez (10,18y19M)/ LeandroPérez (11, 12M y N, 16y 19N)
Maestro de ceremonias: Ernesto Diaz (9, 11, 12N, 16, 19N Y 20) / David Martínez (10,13,15,17, 18 Y 19M) / Alfredo Ibáñez (12M) 1
Princesas: Lissi Báez, Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Odaray Prats, Marlen Fuerte e Ivi s Díaz (9, 11 Y 15) / Lissi Báez, Mercedes Piedra, Elizabeth Sosa, Analuda Prado, Amaya Rodríguez e Ivette González (10 Y 19N) / Regina Hernández, Mercedes Piedra, Elizabeth Sosa, Analuda Prado, Marlen Fuerte e Ivette González (12M) / Lissi Báez, Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Odaray Prats, Amaya Rodríguez y Ginett Moncho (12N) / Lissi Báez, Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Odaray Prats, Marlen Fuerte y Ginett Moncho (17) / Regina Hernández, Mercedes Piedra, Elizabeth Sosa, Analuda Prado, Amaya Rodríguez e Ivette González (13 Y 18) / Regina Hernández, Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Odaray Prats, Marlen Fuerte e Ivi s Díaz (16) / Lissi Báez, Mercedes Piedra, Elizabeth Sosa, Analuda Prado, Marlén Fuerte e Ivis Díaz (19M) / Lissi Báez, Amanda Fuentes, Jessie Domínguez, Odaray Prats, Amaya Rodríguez e Ivette González (20)
Solistas de la danza napolitana: Maureen Gil y Javier Sánchez (9, 11, 12N, 15 Y 20) / Adiene Garda y Yonah Acosta (10 Y 18) / Adiene Garda y Javier Sánchez (12M, 13 Y 19N) / Maureen Gil y Yonah Acosta (16 Y 1 7)
Danza española: Yolanda Correa y Ernesto Álvarez (9 y 13) / Yanela Piñera y Alejandro Virelles (10 Y 12M) / Anette Delgado y Joel Carreño (11 y 20) / Sadaise Arencibia y Javier Torres (12N) / Sadaise Arencibia y Alejandro Virelles (15 Y 17) / Anette Delgado y Ernesto Álvarez (16) / Yanela Piñera y Javier Torres (18 Y 19N) / Sadaise Arencibia y Elier Bourzac (19M)
Solistas de czardas: Yanela Piñera y Alfredo Ibáñez (9, 11, 12N, 16 Y 20) / Jessie Domínguez y Ernesto Díaz (10, 12M, 13, 18 Y 19M) /Yanela Piñera y Ernesto Díaz (15 y 17) /Jessie Domínguez y Alfredo Ibáñez (19N)
Mazurca: Ariadna Suórez, Victoria Prada, Carolina Garda, Jorge Villazón, Jaciel Gómez y Yadil Suórez (9, 11, 12N, 15 Y 19M) / Marlen Fuerte, Victoria Prada, Carolina Garda, Jorge Villazón, Jaciel Gómez y Yadil Suárez (10, 13, 18, 19N Y 20) / Amaya Rodríguez, Victoria Prada, Carolina Garda, Jorge Villazón, Jaciel Gómez y Yadil Suárez (12M,16,y17)
Cuerpo de baile.
Epílogo
Odette / Príncipe Siegfried / Von Rothbart / Cisnes
Dirección: Alicia Alonso
Estreno en Madrid: Teatro Compac Gran Vía, 9 – IX - 2009
 
VIENGSAY VALDÉS / ELIER BOURZAC
FOTO: D' VÁZQUEZ
 
 SADAISE ARENCIBIA / JAVIER TORRES
FOTO: NANCY REYES
FOTO: NANCY REYES
VIENGSAY VALDÉS
FOTO: NANCY REYES

 


José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Viernes, 23 de Septiembre de 2011 10:12