Sueños. Quevedo. Crítica Imprimir
Escrito por Jerónimo López Mozo   
Lunes, 01 de Mayo de 2017 20:45

SUEÑOS
AUTO SACRAMENTAL PROFANO

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   LUCÍA QUINTANA / JUAN ECHANOVE
FOTO: www.madridteatro.net

La lectura de los escritos de Quevedo es una gozada, por lo que dice y por cómo lo dice. El poeta despejó de unos cuantos plumazos certeros la carcasa barroca y dorada que lucía   la   España   del   XVII   y   la   dejó   en   la   más   absoluta desnudez,   con   sus   vergüenzas   a   la   intemperie.   Otros escritores que vinieron luego demostraron con prosa igual de corrosiva y el mejor humor español, que es el negro, que el país no había cambiado. Algunos, como Valle, lo hicieron desde   la   tribuna   del   teatro,   la   misma   que   ha   elegido Gerardo   Vera   para   recordarnos   que   todo   sigue   igual. Aunque para mostrar el presente no faltan obras actuales, recurrir a las del pasado es perfectamente lícito y tiene la virtud de recordarnos que la podredumbre actual no es un fenómeno coyuntural, sino crónico.

No cabe poner graves reparos al trabajo de Vera. Lo ha abordado   con   notable   entusiasmo   y   una   fe   ciega   en   el resultado. Con la complicidad y entrega de muchos de sus colaboradores  habituales,  ha echado   toda  la  carne  en el asador para poner en pie un espectáculo concebido para ser   grande.   Encabeza   el   reparto   Juan   Echanove,   quien representa a un anciano Quevedo en trance de soltar las débiles amarras que le unen a la vida. Los achaques del personaje, herencia de los excesos de una juventud disoluta y los inevitables de  una mente extraviada empeñada en poner orden en el caos de su memoria, no le impiden al actor hacer gala, con subrayados propios de actor de vieja escuela, de una voz potente y clara. Tampoco, en lo físico, mudar con naturalidad, cada vez que la acción lo requiere, su lamentable aspecto de enfermo postrado por el dolor y el frío en el de un ser dotado de una inusual energía. Ferrán Vilajosana   y   Lucía   Quintana   interpretan   a   los   personajes que   asisten   al   escritor   en   su   último   refugio   terrenal,   un hospital de enfermos o un asilo. Aquel es un joven doctor que   le   admira   como   escritor   y   pasa   por   alto   las   burlas vertidas   contra   los   que   ejercen   la   medicina.   Ella,   la enfermera   cariñosa   y   bella   que   dice   llamarse   Aminta, nombre al que respondía la amante napolitana por la que, en su juventud,  Quevedo bebía  los vientos.  Esa buscada coincidencia permite al poeta evocar aquella figura lejana y, a   la   actriz,   asumir   su   papel.   Un   regalo   que   no desaprovecha.   Antonia   Paso,   en   funciones   de   portera   y fregona   del   establecimiento,   completa   el   censo   de personajes vivos que acompañan la agonía del protagonista y   se   suma,   junto   a   Vilajosana,   al   resto  del   reparto   para recrear a los personajes que aparecen en los sueños y a los seres reales que, amigos o enemigos, se cruzaron en su azarosa vida. Así, mientras Vilajosana pasa a ser la Carne, ella deviene en Envidia.   Markos Marín se desdobla en el Duque de Osuna, su mentor, y en Don Enrique de Villena, al que la Historia le recuerda más como nigromante que por sus conocimientos de teología, astronomía y otras ciencias; Oscar de la Fuente lo hace en Cardenal censor y en Diablo; María Ribera, en una Muerte llena de vida y en doña Fábula; Chema   Ruiz,   en   Judas,   Hombre   y   Negro;   Abel   Vitón,   en Principessa,  Viejo y  Dinero;  y,   en  fin, Eugenio  Villota,  en Montalbán, Mundo y Desengaño. En general, están mejor cuando  declaman  los  textos   de   Quevedo que cuando se convierten en espectros al servicio de coreografías que tratan de convertir los sueños en imágenes.

En cuanto a la escenografía,   firmada   por el propio director y Alejandro Andújar, remite a un infierno blanco y gélido definido por pantallas móviles que pronto pasan, de definir el espacio de la acción, a  ser soporte de imágenes complementarias o ampliadas de lo que sucede en vivo. El video de Álvaro Luna es excelente, pero distrae  de  lo  que  verdaderamente importa,  que  es  el   texto. Y no solo eso. En ocasiones, eclipsa el trabajo de los actores. Es lo que sucede cuando los espectadores apartan la vista de lo que hace el protagonista para dirigirla a la imagen virtual de su rostro proyectada en la pantalla.

Con   todo,   el   mayor   escollo   de   tan   ambicioso   e ilusionante   proyecto   ha   sido   la   dificultad   de   convertir   la formidable prosa de Quevedo en materia dramática. José Luis Collado, ducho en la tarea de adaptar textos narrativos para el teatro, no le ha salvado. No ha sido por incapacidad suya, pues tiene acreditado de sobra el talento para llevar a buen   puerto   tamañas   empresas,   sino   por   lo   inútil   del empeño.  No   hay   teatralidad   en   esos   discursos   que   van describiendo con picante y mordaz humor ácido el rosario de abusos, vicios y engaños que son el pan nuestro de cada día en todos los oficios y estados del mundo. De poco le ha servido añadir a los   fragmentos   seleccionados   algunos apuntes   biográficos   y   otros   textos   del   autor,   entre   ellos varios conocidos sonetos amorosos, partes de  La hora de todos y la Fortuna con seso y la epístola censoria escrita al Conde Duque de Olivares. Tampoco, que unos personajes releven a otros en la declamación de algunos parlamentos ni   las   frases   añadidas   para   engarzar   escenas   que   no derivan unas de otras. Es inútil: estamos ante una serie de situaciones aisladas contenidas en un argumento mínimo.

El resultado es un espectáculo que tiene mucho de retablo cuyos   nichos   albergan   sucesos   distintos   o   de   auto sacramental profano, aunque también se hable de Dios.

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   JUAN ECHANOVE / MARTA RIBERA
FOTO: JAVIER NAVAL

Título:Sueños ( a partir de Los Sueños de Francisco de Quevedo)
Versión libre:José Luis Collado
Dramaturgia:Gerardo Vera
Video escena:Álvaro Luna
Montaje musical:Luis Delgado
Movimiento Escénico:Eduardo Torroja
Escenografía:Alejandro Andújar / Gerardo Vera
Vestuario:Alejandro Andújar
Iluminación:Juan Gómez-Cornejo
Coproducción:CNTC /  La llave maestra / Traspasos Kultur
Intérpretes (Por orden alfabético):Juan Echanove (Quevedo), Óscar de la Fuente (Diablo/Cardenal),  Markos Marín (Osuna/Villena),  Antonia Paso (Portera/Envidia), Lucía Quintana (Aminta/Enfermera), Marta Ribera (Muerte/Doña Fábula),  Chema Ruiz (Judas/Hombre/Negro),  Ferran Vilajosana (Doctor/Carne),  Eugenio Villota (Montalbán/Mundo/Desengaño), Abel Vitón (Principessa /Viejo/Dinero)
Dirección:Gerardo Vera
Duración de la obra:1 hora y 50 minutos
Estreno en Madrid:Teatro de la Comedia (Sala principal), 7 - IV -2017
                                                        

Más información
    Sueños. Quevedo. Vera - Collado
    Sueños. Quevedo. Entrevista

JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
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Última actualización el Lunes, 01 de Mayo de 2017 21:20