Todo el tiempo del mundo. Entrevista Imprimir

TODO EL TIEMPO DEL MUNDO
EL PODER DE LA PALABRA

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 FOTO: www.madridteatro.net

Todo comenzó hace muchos años en una zapatería de señoras a donde acudía muchas tardes un niño y escuchaba historias de las clientas. El niño era Pablo Messiez, autor y director de Todo el tiempo del mundo. El dueño de esa zapatería era el señor Flores y

  • era mi abuelo. Flores es también el nombre de mi protagonista y dueño de la zapatería de ficción. Todo el material parte de una serie de anécdotas de la historia de mi abuelo y de mi familia.

La  función comenzó a gestarse hace dos años.

  • Cuando tenía escrito un primer borrador se lo propuse al equipo con el que habíamos hecho Los brillantes empeños (2014), que era la  compañía Grumelot más invitados. Tuvimos una serie de ensayos en los que pudimos poner a prueba ese material. Tuve la suerte de volver a Argentina, y fui a las fuentes más concretas de mi madre. Yo le hacía preguntas sobre mi abuelo, sobre su infancia y a partir de eso relatos, que son la materia prima de esta función, se reescribió el material y con un guión más terminado pudimos comenzar a trabajar.

LOS BUENOS ALEDAÑOS
DE LA PRODUCCIÓN

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  PABLO MESSIEZ
FOTO: www.madridteatro.net

Puesto a punto el material y presentado a la empresa Buxman, ésta le dijo "Vamos adelante". Luego se unió Kamikaze Producciones. Se pudo contar con el mismo equipo artístico de La Piedra Oscura (CLIKEAR) y La distancia (CLIKEAR): Paloma Parra (iluminación), Elisa Sanz (escenografía y vestuario) y Paula Castellano, la ayudante de Elisa.

  • El proceso de producción ha sido atípico, y es algo que celebro porque eso hace posible que el material pueda madurar, que yo lo pueda repensar y los "chicos" (Compañía Grumelot) lo puedan encarnar, y terminar de escribir con sus cuerpos y con ideas de lo que ellos vayan trayendo. También fue atípico que desde el primer día estuviera el vestuario o prueba del vestuario que proponía Elisa. Era poder trabajar como una Compañía que al teatro le viene muy bien. Eso no es lo más habitual por cuestiones de coste, comprensibles a nivel de producción, de mil cosas, que igual hay que pensar la manera de modificarlo, porque las acepta como inamovibles. Este es uno de los temas de la obra: la realidad como contribución. Si la realidad es una construcción, también tendremos algo de poder nosotros para cambiarla. Este proceso me llena de alegría, no sólo por los resultados de los que estoy muy contento, sino por confirmar que se pueden hacer las cosas de otra manera, o se puede encontrar el modo de encontrar la manera que nos de gusto. En el proceso de ensayos se pierde eso tan extraordinario como es el goce, el placer de que es eso, por lo cual uno decidió hacer esto. Parece una cosa muy rara, pero pasa muy pronto y muy rápido el que uno se olvida de por qué empezó a hacer esto, y otros factores son los que deciden por uno eligiendo desde actores, textos…Cuestiones ajenas a lo artístico terminan imponiéndose sobre lo artístico. Es una pena. Por suerte aquí no ha sido así y yo lo agradezco infinitamente y, desde ya, siempre digo que será así o no será nada

¿QUÉ ES LA HISTORIA DE UN SER HUMANO?

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IGNACIO RODRÍGUEZ
FOTO: www.madridteatro.net
 

En Todo el tiempo del mundo Pablo Messiez, sustancialmente, se pregunta

  • Si alguien tiene una experiencia de la que no hay testigos y la olvida, ¿eso ha pasado? ¿Es acaso nuestra historia algo más que una serie de relatos compartidos? Si el pasado está hecho de relatos y el futuro está hecho de deseos, ¿en qué lugar entre las palabras y las cosas está nuestro presente?

El punto de partida, como ha dicho Pablo, son los recuerdos de su familia, como podrían ser los de otra cualquiera, que terminaron por fascinarle.

  • Los crucé con la idea de relación entre lo que nombro y la existencia. La relación entre el pasado y los relatos. También la relación entre más paridad de lo que uno cree entre el pasado y el futuro. Al final todos son relatos. Lo que me digo acerca del futuro está teñido de un deseo de que sea eso, y lo que me cuento acerca del pasado totalmente reinventado por el deseo de que haya sido así. Luego, por supuesto, está ese gran misterio de que está el presente que es otra gran construcción. Básicamente está el deseo de trabajar sobre el tema del tiempo.

Toda esa elucubración en las lindes de lo "quasi" filosófico no pretende

  • dar ninguna solución, ni ninguna respuesta a nada. No es como una obra  de tesis, sino poner en relación ideas, imágenes y datos y ver qué aparece por el choque de estas cosas.
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IGNACIO RODRÍGUEZ / JOSÉ JUAN RODRÍGUEZ
FOTO: www.madridteatro.net

EL PODER DE LA PALABRA

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  IGNACIO RODRÍGUEZ / MARÍA MORALES
FOTO: www.madridteatro.net

A lo largo de la obra las historias que nos llegan son recuerdos, y como tal el elemento de transmisión es la memoria a través de las palabras y de quién lo cuenta. De este modo la pregunta inmediata es platearse cuál es la realidad, y ello nos lleva a la obra de Pirandello Así es si así os parece en la cual sólo podemos afirmar de nosotros mismos "Yo soy la que ustedes creen que soy". Para Pablo, aunque esto se puede sugerir, lo importante es

  • la palabra. Al modo que elegimos para contar algo. Es la voluntad metida en la ecuación. Yo estoy eligiendo que esto sea así. Estoy eligiendo nombrar esto de una determinada manera. Es restituir a la palabra el poder que tiene. Es algo que está en esta obra y en otras que me interesa mucho como tema, y el teatro es el soporte ideal, pues en él hacemos eso: repetir la palabra. Si hay que precisar un tema de la obra sería: el poder de la palabra y la necesidad de un vínculo responsable con la elección de las palabras.

Este análisis, Pablo lo precisa con las ideas de Paul Valery, al que admira, en cuanto que

  • hay que pensar la obra como que necesita algo y no que viene a dar algo. Estamos acostumbrados a ver obras que están muy seguras acerca de lo que vienen a contarnos. Ésta no. Ésta necesita que la gente que viene, asista a ver cómo se ponen en cuestión temas y relaciones que nos interesan para luego salir y charlar sobre lo que ha pasado en ese encuentro que es lo que deseamos que sea el teatro.
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REBECA HERNANDO / IGNACIO RODRÍGUEZ  
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MICHELE URROZ / JAVIER LARA  
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JOSÉ JUAN RODRÍGUEZ / CARLOTA GAVIÑO  
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CARLOTA GAVIÑO / MARÍA MORALES
FOTOS: www.madridteatro.net
 

NO PRETENDE SER UNA OBRA BIOGRÁFICA

Al echar mano de los recuerdos personales, puede parecer que Pablo Messiez se haya encaminado por la línea autobiográfica. No obstante precisa

  • que todas las obras que uno escribe, al final, son autobiográficas. Eso es un lugar común y en la obra se dice "que todos los lugares son ciertos", y éste lo es. Uno escribe de lo que conoce. Acá, es cierto, hay hechos concretos de la vida de mi abuelo, de mi familia, de mi madre…, pero están todos mezclados, trastocados, por lo tanto no pretende ser una obra biográfica. También se ponen de moda temas, mirar ciertas cosas. Ahora todo el mundo está hablando de autoficción, y ahora se habla de esta obra como autobiográfica, pero si la hubiéramos estrenado en la década pasada, tal vez nadie diría nada de eso, aunque haya recuerdos metidos.    

AÑORANZA HACIA EL FUTURO

Al remontarse a la figura del abuelo, el hecho de recurrir a objetos personales de la época y la familia, puede parecer que existe un añoranza o nostalgia. Pablo corrobora que

  • sí hay un gesto nostálgico, pero hacia el futuro. Hay por lo menos la voluntad de saber que la realidad es mucho más rara de lo que nos cuenta el reloj, la cronología y ciertos modos de narración.  Igual es la añoranza de algo que no existe todavía o el deseo de mover alguna cosa.
  • No es una añoranza sentimental  apoyada en el pasado - precisa el actor Juan Rodríguez - para volver a sentir algo. Es simplemente una añoranza lorquiana de que hay que recordar hacia el mañana. Es una pregunta todo el rato.

Aquí no está que cualquier tiempo pasado fue mejor - añade María Morales. Más bien lo que está por venir es lo mejor que puede pasar, creo.

  • O ¡qué coño fue el tiempo pasado! - irrumpe Pablo Messiez ¿Qué está pasando? Siempre la pregunta es la del futuro: Que será, será. En realidad mirando un poquito el pasado es tan misterioso como el futuro y el presente, ni te cuento. ¿Qué es lo que está pasando ahora? "¿Qué es todo esto?" se pregunta bastante en la función. Sería la confusión ahora mismo del pasado, el futuro y el presente. Lo que sucede es que el presente parece que es ahora mismo o que el presente no existe, como dice uno, o también "el tiempo que tiembla", que también se dice en la función. Se supone que lo que estamos percibiendo ahora como presente ya pasó. Esto que nos parece que está pasando ya pasó. Si eso no es raro... Y sin embargo decimos "yo estoy aquí", y de ahí construimos una serie de certezas y nos quedamos tan anchos, cuando todo es tan, tan, tan, raro…Es confuso y es precioso, porque a mí no me está gustando la realidad tal como…, esto que decimos que es lo que falta, darme cuenta de en realidad no es esto lo que decimos que pasa ¡Qué suerte! Entonces a ver qué otra cosa nos construimos si lo único que nos queda es construir.   

UNA PECULIAR ESTRUCTURA DRAMÁTICA

La estructura dramática sigue esta línea de mezcla de una situaciones con otras, de modo que hay saltos temporales o vueltas al tiempo son solución de continuidad. Se superponen o chocan entre sí.

  • Lo bonito de la función - añade el actor Íñigo Rodríguez - es que cuando se afirma algo, siempre viene alguien a decir que eso no fue así, o que fue de otra manera o que ese personaje no fue así. La idea como de crisis está presente todo el rato, sin seguir ninguna cronología.
  • Lo que sí es cierto - afirma la actriz Michele Urroz - que puede poner nervioso al espectador y a nosotros también, es algo que tiene que ver con la ambigüedad y la ambivalencia. El que las cosas sean una y otra a la vez. En los ensayos, alguna vez hemos dicho el elegir esto o lo otro, pero no ha sido posible, porque es esto y lo otro a la vez. Una de las partes bonitas del trabajo que nos ha afectado a todos es no definir las  cosas, no cerrar los significados y no pensar  "Es esto. Lo he encontrado ¡qué satisfacción!" Todo el rato estamos intentando permitir que sea ambiguo. y polivalente
  • Tanto es así - completa Juan Rodríguez - que, por ejemplo, yo no soy nadie. Durante el proceso de ensayos hemos ido decidiendo quién soy y un día soy una persona y otro día, otra. Ello modifica la escena hacia un lado o hacia el otro. Tiene una cota pero no está definida la identidad. Cada vez salen más identidades. Juega con la ambigüedad todo el rato.
  • Esta falta de identidad que se acaba de mencionar - precisa Pablo - se debe a que todos los personajes se presentan con su nombre, en cambio él no. Es el más ambiguo de todos.

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     Todo el tiempo del mundo. Messiez

José Ramón Díaz Sande
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