El Policía de las ratas. Bolaño-Rigola. Crítica Imprimir
Escrito por Jerónimo López Mozo   
Martes, 04 de Febrero de 2014 14:59

EL POLICÍA DE LAS RATAS
ROBERTO BOLAÑO EN VOZ ALTA

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ANDREU BENITO / JOAN CARRERAS
FOTO: www.madridteatro.ne

Ante una obra narrativa, ¿qué es más gratificante, leerla uno mismo o que alguien se la lea? Aunque aparentemente no existan diferencias, no es lo mismo. El que presta su voz es un intermediario entre el escritor y el destinatario de su obra y, aunque trate de evitarlo, está lejos de ser un elemento neutro. Su tono, el énfasis que realza la importancia de determinadas frases o las pausas influyen en la percepción del receptor. De eso trataba, en parte, El lector por horas, de Sanchis Sinisterra. Si además se arropa la lectura en voz alta con el gesto, el recitador se convierte en actor que interpreta un papel. Estamos, pues, ante una lectura contaminada, lo cual no es bueno ni malo. Simplemente conviene saberlo. También, que el acto íntimo en que consiste la lectura de un libro deja de serlo para situarse en el territorio de la representación tan pronto como el número de oyentes crezca. Esta reflexión surge a propósito del traslado al escenario que Àlex Rigola ha hecho del relato de Roberto Bolaño El policía de las ratas. No se trata de la versión teatral de una obra narrativa, pues el texto no ha sido modificado, sino de un trabajo de dramaturgia, que es cosa bien distinta. No estamos ante un fenómeno nuevo. Existen muchos precedentes. Entre nosotros, tienen especial relevancia los trabajos del citado Sanchis Sinisterra sobre la intertextualidad y la ruptura de las fronteras entre los géneros narrativo y dramático, uno de cuyos ejemplos más recordados es La noche de Molly Bloom, dramaturgia sobre el último capítulo de Ulises, de James Joyce.

El interés de Àlex Rigola por Roberto Bolaño no es nuevo. Suya es la versión teatral de 2666. Atrapado por la singularidad y extraordinaria calidad de su lenguaje poético, su empeño es provocar en los espectadores las mismas sensaciones que él  siente cuando lee sus textos. Para ello ha elegido, en esta ocasión, El policía de las ratas, un relato de apenas diez páginas que cuenta una historia protagonizada por estos habitantes de las cloacas, trasunto de las que tienen lugar en las esas alcantarillas a cielo abierto que son las calles por las que pululamos los seres humanos. Escrita en clave de thrilher o de novela negra, hay dos cadáveres: el de una gigantesca rata con un corte en la garganta y el de un ratón bebé, que, luego sabremos, fue secuestrado y dejado morir de hambre o frío. Lo que se nos cuenta es la investigación del suceso emprendida por un policía curioso e incómodo al que asaltan algunas dudas. Si el asesino fuera un depredador –piensa en algún caimán ciego, una serpiente o una comadreja -, ¿cómo se explica que, consumado el crimen, no haya devorado los cuerpos? Las pesquisas le conducen a la conclusión de que el culpable no mata para asegurarse la subsistencia, sino movido por el placer de hacerlo o guiado por el odio. Se trata, pues, de un congénere. Como sucede en este tipo de relatos, su labor de sabueso se ve obstaculizada por el recelo de los mandamases, que, en esta ocasión, se niegan a admitir la realidad intuida por el policía y deciden correr un tupido velo sobre el caso. Sim embargo, su tenacidad le permite encontrar más ratas que han corrido la misma suerte y, al cabo, descubrir y dar muerte al asesino en serie que las ha provocado. El hecho de que el policía sea sobrino de Josefina la Cantora, la rata creada por Kafka para protagonizar uno de sus relatos, y que haya heredado de ella alguna de los rasgos que distinguen a los artistas, introduce en el argumento reflexiones inquietantes sobre una sociedad organizada en torno a la rutina, al pensamiento único o unidimensional y a la obediencia, en la que no hay sitio para los que razonan por su cuenta y, saliéndose de la norma, reman contra corriente.   

Rigurosamente fiel al texto de Bolaño, sin más licencia que la de concentrar en uno de los dos actores las voces de varios personajes, la puesta en escena de Àlex Rigola es minimalista, tanto que no sería exagerado calificarla de lectura escenificada. Minimalista es la escenografía de Max Glaenzel y Raquel Bonillo, que se limita a situar sobre un suelo blanco un par de micrófonos delante de sendos sillones negros, el cadáver de una enorme rata cubierto, al principio, por una manta de aluminio y un gotero del que pende una bolsa de sangre. Minimalista es el espacio acústico, pues ninguna música, salvo unas postreras notas de piano, acompaña las palabras o subraya la escasa acción. En efecto, pocas veces los actores prescinden de los micrófonos y abandonan sus asientos. Joan Carreras interpreta a Pepe el Tira, el correoso policía de vaga y honda tristeza. Andreu Benito, al forense, al comisario, a la rata reina, a la madre de la rata bebé, al anciano maestro  y, en fin, al asesino. Desgranan sus discursos con lentitud y tono circunspecto, sin adornos, buscando un marcado ritmo poético, llenando de contenido cada palabra y cada silencio. Bajo la batuta de Rigola, rinden homenaje al verbo del escritor chileno. Volviendo al comentario que abre esta página, la pregunta sobre este tipo de propuestas escénicas sigue en pie y la respuesta, al menos para el crítico, en el aire, aunque reconoce que, en este respetuoso y sobrio trabajo, permanece intacta la esencia de la escritura de Bolaño, lo que no es poco. Muchos de sus lectores habituales se sentirán satisfechos y no pocos de los que no lo son darán el paso de acercarse a su obra.  

Título: El policía de las ratas
Autor: Roberto Bolaño
Adaptación: Álex Rigola
Escenografía: Max Glaenzel, Raquel Bonillo
Vestuario: Berta Riera
Iluminación: August Vialdomat
Ayudante de dirección: Jordi Puig "Kai"
Producción: Teatre Lliure y Heartbreak Hotel
Colaboración: Teatro de La Abadía, Festival Temporada Alta de Girona, La Biennale di Venezia y Trànsit Projectes
Intérpretes: Andreu Benito, Joan Carreras
Dirección: Álex Rigola
Duración aproximada: 1 hora
Estreno en Madrid: Teatro de la Abadía (Sala José Luis Alonso), 29 - I - 2014  

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JOAN CARRERAS / ANDREU BENITO
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JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
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