Los iluminados. Derek Ahonen. Crítica Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande   
Martes, 07 de Mayo de 2013 14:51

LOS ILUMINADOS
MAGISTRALES INTÉRPRETES PARA
PERSONAJES FASCINANTES
 
 
 MÓNICA DORTA / PEDRO ÁNGEL ROCA / MARINA CRUZ /
JORGE MURIEL
FOTO: VIDEO PROMOCIÓN
Los iluminados es una agradable sorpresa, en la cartelera teatral madrileña, que llega a la Sala Pequeña del Teatro Español, por lo que tiene de alternativo, aunque el concepto de "Alternativa", en realidad, posee unas connotaciones muy específicas: teatro experimental, representaciones fuera de los circuitos comerciales o institucionales etc.. Lo que ha sucedido en estos últimos tiempos es que, al menos, el Teatro Público (Institucional) ha optado por textos más allá de lo convencional. Esto es bueno para el crecimiento del teatro.
 
Los iluminados no se puede decir que se mueva en las coordenadas alternativas expuestas anteriormente. Se parte de un texto del dramaturgo Derek Ahonen que es, autor-residente y director artístico adjunto de la bien considerada  compañía teatral Amoralists Theatre Company de Nueva York. Ha escrito numerosas obras (1). Actualmente es considerado uno de los jóvenes dramaturgos americanos contemporáneos más prometedores y con éxito de crítica y público. The Pied Pipers Of The Lower East Side, en castellano Los Iluminados, ha sido su mayor éxito. En 2012 fue nombrado por www.Nytheatre.com “Persona del año”. Sus obras han sido publicadas y traducidas al español, sueco y búlgaro entre otras lenguas. Los Iluminados es  el primer texto suyo que se monta en castellano.
 
Por todo esto, este montaje sobrepasa las fronteras de lo "alternativo", aunque sí la obra propone una nueva alternativa a la vida que se nos está ofreciendo en lo que respecta a la temática y a la plástica del desnudo, libre de sublimaciones lumínicas. La sorpresa más agradable no es solamente por el impactante texto o el desenfado físico, sino el que se presente en el Teatro Español, que como teatro público guarda ciertas formas. Tal gesto colabora el que ciertas temáticas y puestas en escena reservadas a públicos minoritarios, recluidos en Salas Alternativas, puedan acercarse a público más amplios.
 
La temática que Derek Ahonen trata en Los iluminados supone toda una nueva filosofía de la vida, desplegada en un piso compartido por dos chicas y dos chicos, con visos de comuna en todo. Absolutamente todo se comparte, incluido el sexo, para desarrollar una vida llena de utopía en el que se resaltan los auténticos valores del ser humano, aquellos que ha ido destruyendo una civilización mal entendida, y que, por desgracia, la soporta nuestro mundo europeo actual.
 
Tales comunas, llenas de idealismo, se han prodigado en el siglo pasado, cuando los jóvenes descubrieron los atropellos de una sociedad burguesa, capitalista y marcada por convencionales normas, que terminaron por agobiar las entrañas más auténticas del ser humano y de sus emociones.
 
Amor (Mónica Dorta), Amanecer (Marina Cruz), David (Jorge Muriel) y Velarde (Pedro Ángel Roca) son los cuatro seres que intentan vivir sin trabas en todos los aspectos. Han constatado la desintegración del sistema y buscan, a través de un idealismo, otra forma más pura de vida. La tragedia es que, a pesar de sus buenas intenciones, descubrirán que el sistema está también dentro de ellos. Entre los nombres, Amor y Amanecer poseen una gran carga simbólica. Amor es la veterana del grupo, la inspiradora de la nueva filosofía, basada en el amor y en la no represión de emociones y otras manifestaciones. Amanecer es la jovencita, llena de ingenuidad, a pesar de su maltratado pasado por su propia familia, y pone, en principio, un punto de esperanza hacia el nuevo mundo.
 
Tales reflexiones van enmarcadas en una historia. Joaquín (Javier Albalá), el dueño del piso y del restaurante que le permite regentar gratis a la "tribu", es una especie de mecenas, podrido de dinero, que tiene a bien el que los cuatro jóvenes tengan espacio para desarrollar su filosofía y sus buenos sentimientos de dar de comer, con el restaurante, a los mas necesitados. Un nuevo elemento que responde al nombre de Juan (Mariano Estudillo) viene a perturbar la "desarmónica" armonía del grupo. Hermano pequeño de David, representa la burguesía capitalista, incluyendo todos los caprichos de su clase, incluso el sentirse "progre", mediante un lenguaje procaz y una desmitificación teórica del sexo. Es sólo fachada, ya que cuando el grupo, más comprometido, en la práctica, con la desmitificación total, le pide que se incorpore a la libertad y promiscuidad sexual, comienza a recular y experimentar cierto temor.
 
A partir de este momento quedan claras dos posturas ante la vida: una aparentemente más auténtica como es la de la comuna, cargando con todos los riesgos, y otra más convencional como es la de Juan, cuyo "proguerío" se queda en la teoría.  Ello desembocará en un adoctrinamiento por parte de los cuatros amigos, llevando la voz cantante Amor. Hay una tercera postura, la del mecenas Joaquín, un oportunista que retrata nuestra sociedad de consumo, desacralizando lo más sagrado en pro del aspecto económico, único valor del que vive.
 
Paralelamente a este debate, asistimos a las historias personales de cada uno y el por qué han desembocado en la búsqueda de nuevos caminos, que le permitan una vida más humana y sin represiones egoístas. Al final no todo va a ser un camino de rosas, que no conviene desvelar.
 
En la línea vivencial de cada uno de los personajes resultan entrañables, sobre todo Amanecer y Velarde. Dos seres desvalidos con una ingenuidad a flor de piel. Amanecer (Marina Cruz) es la juventud apaleada, pero que no le ha hecho perder la esperanza y no ha creado venganza en su interior. Velarde (Pedro Ángel Roca) es enternecedor en su desequilibrio emocional que le lleva a plantearse el sentido de la vida. Es un personaje muy bien compuesto y por el que sentimos más ternura y compasión debido a su descontrolada sinceridad y emotividad.
 
Si todos los personajes están muy bien construidos, no lo es menos el valor interpretativo de todo el grupo. Este aspecto es lo que más llama la atención, así como la puesta en escena en la que el movimiento y ritmo es pieza fundamental, bien concebidos por Julián Fuentes Reta, el director.
 
En este caso, más que en otros, la afirmación de injusticia el destacar un actor más que otro, es obligatoria. Todos ellos hacen creíbles su personajes. Marina Cruz sabe comunicar su ingenuidad y belleza espiritual. Monica Dorta, es la mujer reposada y segura, una gran "mater", a la que ayuda su corpulencia y saber estar con aplomo. Jorge Muriel compone un Davidl, cuyo dramático final convence. Después está Pedro Ángel Roca con su contradictorio y enternecedor Velarde, que nos remite a tantas emociones, y que sabe muy bien sacarlas adelante. Mariano Estudillo, nos sorprende con un Juan muy convincente en su físico de adolescente y expresiones que emite con naturalidad. El personaje que nos queda más fuera de tono es el de Joaquín, interpretado por Javier Albalá. No se llega a empatizar con él, posiblemente por el mismo personaje.
 
Otra de las virtudes es la capacidad, en todos, de escucha, hasta el punto de que nos hacen creer que la situación se va improvisando. Escuchar en el actor no suele ser fácil, y esto se denuncia mucho cuando se trabaja con aficionados. Aquí al contemplar los rostros, se destaca su sobriedad y su interés ante lo desconocido.
 
Pese a todas estas virtudes, el texto posee su "tendón de Aquiles", aunque soportable. Hacia la segunda parte existe una parte muy discursiva y de adoctrinamiento de Amor y el grupo hacia Juan. Se pierde toda la vívida dramatización que posee el resto de la puesta en escena. Julián Fuentes Reta, el director, creo que es consciente de esto, y procura darle movimiento  a lo que es un discurso, interesante a nivel de ideas, pero débil como dramatización. Para no perder el movimiento que ha insuflado en la puesta en escena, con acierto, Ana Eva Cruellas, permite que Juan de vueltas en bicicleta alrededor del grupo. Palía un poco la dificultad, pero no deja de resultar un escollo en la marcha dramática del texto.
 
Los Iluminados es un buen texto, con unos personajes fascinantes, que encuentra una interpretación magistral.  Dura 2 horas y 40 minutos, intermedio incluido. No se nota. Buena señal.

MARINA CRUZ / MARIANO ESTUDILLO / JORGE MURIEL / JAVIER ALBALÁ
PEDRO ÁNGEL ROCA / JULIÁN FUENTES RETA / MÓNICA DORTA
FOTO: JAVIER NAVAL
(CLIKEAR)
 
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(1)
The Cheater's Club (2013) The Bad and the Better(2012), Pink Knees on Pale Skin(2011), Happy in the Poorhouse(2010), The Pied Pipers of the Lower East Side(2010), Amerissiah(2010), Pokin' the Bears in a Zoo(2008), Bring Us the Head of Your Daughter(2008), y While Chasing the Fantastic(2007).
 
Título: Los iluminados (The Pied Pipers of the Lower East Side)
Autor:Derek Ahonen
Traducción: Jorge Muriel y Julián Fuentes Reta
Diseño de iluminación : Jesús Almendro
Diseño de sonido: Iñaki Rubio
Movimiento escénico: Ana Eva Cruellas
Entrenamiento actoral: Consuelo Trujillo
Fotos y diseño de cartel: Javier Naval
Ayudante de dirección: Pilar Gómez
Intérpretes: Jorge Muriel (David), Mónica Dorta (Amor), Pedro Ángel Roca (Velarde), Mariano Estudillo (Juan), Marina Cruz (Amanecer), Javier Albalá (Joaquín)
Director: Julián Fuentes Reta
Duración: 2 horas y 40 minutos (incluido intermedio)
Estreno en Madrid: Teatro Español (Sala Pequeña), 19 - IV -2013
 

 MARIANO ESTUDILLO / PEDRO ÁNGEL ROCA/
JORGE MURIEL / MARINA CRUZ / MÓNICA DORTA
FOTO: JAVIER NAVAL

 

JAVIER ALBALÁ
FOTO: VIDEO PROMOCIÓN

 

 

 


José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Miércoles, 08 de Mayo de 2013 17:52