La cena de los idiotas. Reseña 1999. Cine. Imprimir
Escrito por Francisco Moreno.   
Jueves, 15 de Abril de 2010 11:37
LA CENA DE LOS IDIOTAS
[2007-10-26]

En 1999 se estrenaba La cena de los idiotas. Fue un boom y posteriormente en España se estrenó la versión teatral, que se mantuvo en cartel durante mucho tiempo. Allí nación un personaje François Pignon, nombre que el autor repetiría para su protagonista en Salir del Armario (Le Placard)

 


RESEÑA, 1999
NUM. 302, pp. 14

LA CENA DE LOS IDIOTAS

En 1999 se estrenaba La cena de los idiotas. Fue un boom y posteriormente en España se estrenó la versión teatral, que se mantuvo en cartel durante mucho tiempo.

Allí nación un personaje François Pignon, nombre que el autor repetiría para su protagonista en Salir del Armario (Le Placard)


Título: La cena de los idiotas (Le diner de cons)
Guión: Francis Veber
Música: Vladimir Cosma
Fotografía: Luciano Tovoli
Montaje: Georges Klotz
Producción: Gaumont
Intérpretes: Jacques Villeret (François Pignon),
Tierry Lhermitte (Pierre Brochant), Francis Huster (Leblanc), Daniel Prévost (Cheval), Alexandra Vandernoot (Christine), Catherine Frot, Edgar Givry, Christian Pereira
Dirección: Francis Veber
País: Francia, 1997
Género: Comedia
Duración:
1 hora 16 minutos

Esta adaptación de su propia pieza teatral hecha por el dramaturgo, guionista y director Francis Veber, responde punto por punto a lo escrito por Francisco Benavent, a propósito del estreno de la injustamente olvidada y muy estimulante cinta de aventuras El jaguar. Esto es, se trata de una comedia sumamente entretenida, hecha con absoluta dignidad, con sentido del gag  y de los personajes, y que busca y consigue la risa a través de una situación seria. Como en casi todas sus mejores obras, los protagonistas son también una par de tipos mal avenidos, de carácter contrapuesto, embarcados a su pesar en un lío que va creciendo sin parar. De hecho, el punto de partida, una cena - competición organizada por miembros de la crème  parisina, con premio final a quien sea capaz de aportar el mayor idiota, es abandonada enseguida para centrarse en las vicisitudes de la pareja protagonista y un corto número de personajes que van relevándose en la acción.
 


LA CENA DE LOS IDIOTAS
La obra no tiene, pese a su enunciado, un especial afán moralizante o satírico. Cualquiera puede  dar por sentado que unos individuos que organizan por diversión una búsqueda de idiotas, son los primeros en merecer dicho epíteto, así que para qué insistir en ello. Veber prefiere enredar una trama tan sencilla como eficaz, con las sorpresas en el lugar justo, y el tema de los maridos abandonados como motivación principal. Quiere divertir con ello y lo consigue; primero fue en los escenarios parisinos y ahora en el cine.

 

Otra cuestión es que La cena de los idiotas  haya establecido durante el 98 un récord taquillero en el país vecino (por supuesto ya ha llamado la atención de la industria norteamericana, y Spielberg, nada menos, ha comprado los derechos para producir la correspondiente versión), muchos millones por encima de cualquier otro título, si exceptuamos ese éxito mundial que es Titanic. Eso ya es más difícil de explicar, salvo que acudamos a la comparación con el fenómeno Torrente, que sería el equivalente español. Aún más si tenemos en cuenta que el actor Jacques Villeret, sobre quien recae el mayor peso de la función, es para los franceses un tipo tan divertido como Santiago Segura para los españoles, por más que aquí no le veamos tanta gracia (menos todavía en la versión doblada, claro está). Una canción del genial George Brassens en los títulos de crédito, que viene al pelo argumental, completa un rato de muy agradable entretenimiento.


Francisco Moreno
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Última actualización el Jueves, 13 de Mayo de 2010 16:21