Arlequino es el Zanni por excelencia Imprimir
Escrito por Darío Fo.   
Jueves, 15 de Abril de 2010 15:08

 


Arlequino
es el Zanni por excelencia


ARGELINO, SERVIDO DE DOS AMOS (TEATRO LA ABADÍA, 2008)

Ante todo conviene recordar el origen histórico y social del Zanni. Zanni es el apodo que daban los venecianos, en el siglo XV, a los campesinos del valle del Po y, en particular, a los de los valles de Bérgamo. Zanni deriva del nombre Gianni, Giovanni, y está ligado a un momento determinante de la historia de Venecia. Allí, en efecto, a principios del siglo XVI, ocurrió un hecho extraordinario: el nacimiento del capitalismo moderno.

Muy pocos saben que el capitalismo nació en Italia –cuando menciono esta obviedad histórica el público, sobre todo en el extranjero, se queda estupefacto –, gracias a los bancos, símbolo de nuestra civilización renacentista, estandarte de la alta burguesía, alta en el sentido de valor, sin ironías.


DARÍO FO


ARLEQUINO, SERVIDOR DE DOS AMOS
(VERSIÓN DE GIORGIO STREHELER)
FERRUCIO SOLERI/ GIANFRANCO MAURI
(TEATRO DE LA ZARZUELA, MADRID)
El Magnífico, origen de la máscara grotesca del noble venido a menos, era un banquero. Las familias más  importantes de Florencia son familias de banqueros: no es casual que quien se  apropió definitivamente del título de descubridor de las Américas fuera un Vespucio,  vástago de una familia de banqueros, quienes, al subvencionar la segunda, tercera y cuarta expedición de Colón, enviaron al hijo Amerigo para que controlase que el genovés no se quedara con nada. Resulta sintomático que América – la del Norte – lleve el nombre de un banquero.

Gracias a la genialidad de los banqueros de entonces, en Venecia inventaron la maona. Era el paquete de acciones comerciales ofrecidas en venta a los ciudadanos, y – por primera vez en la historia de la humanidad – ya no son los reyes, los príncipes, los duques quienes organizan las guerras, sino los bancos, que naturalmente involucran a todos los ciudadanos pudientes y arrojados. Cada ciudadano se convierte en participante y, sobre todo, en provocador de guerras. Guerras de colonización, claro. En efecto, por aquel entonces Venecia consigue multiplicar exageradamente sus territorios, cuyos propietarios siguen siendo sus ciudadanos, miembros de las Repúblicas de Génova y Venecia que, a causa de la enorme cantidad de tierras adquiridas, se ven obligados a emigrar a Turquía, Oriente Medio, Oriente Bajo, Oriente Alto, Grecia, Irán, Irak, Siria, Líbano, etc.
ARLEQUINO, SERVIDOR DE DOS AMOS
(VERSIÓN DE GIORGIO STREHELER)
(PICCOLO DE MILÁN, 1947)


ARLEQUINO, SERVIDOR DE DOS AMOS
(VERSIÓN DE GIORGIO STREHELER)
(PICCOLO DE MILÁN, 1947)
Esta gente logró que se desarrollara también la economía de su tierra materna gracias al restablecimiento de la esclavitud. Los géneros alimentarios llegaban a los mercados de toda Italia a mitad de precio, lo que llevó a la ruina a los campesinos, los Zanni sobre todo. Como ya no conseguían vender sus productos, tuvieron que abandonar sus tierras y emigrar en gran número a Venecia y Génova: diez mil, se calcula, llegaron en tres años a la laguna, un éxodo increíble, si se piensa en la escasa   población de la época: diez mil varones y diez mil hembras obligadas a seguir a sus Zanni.

Veinte mil personas invaden una ciudad de poco más de cien mil habitantes, como era entonces Venecia. Es lógico que los pobres desgraciados se convirtieran en personajes importantes que perturban el clima de un ambiente. Provocan resentimiento y desprecio, y en seguida son víctimas de burlas y mofas, como suele ocurrir. Se vuelven los chivos expiatorios de cualquier malhumor, como toda minoría indefensa que se respete: hablan mal la lengua de la ciudad, son desastrosos, tienen una gazuza desesperada y se mueren de hambre, sus mujeres aceptan los trabajos más humildes, hasta de putas – el de criada es un mercado ya saturado.


DARIO FO
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Última actualización el Viernes, 20 de Marzo de 2015 21:24