Celebración. CDN. 2010. Entrevista Imprimir
Escrito por José R. Díaz Sande   
Lunes, 06 de Diciembre de 2010 19:20
 

CELEBRACIÓN

LAS HISTORIAS DE LOS QUE COMEN CERCA DE MÍ

EN UN RESTAURANTE 

Harold Pinter, autor mítico en los años 60.


CELEBRACIÓN

LAS HISTORIAS DE LOS QUE OCMEN CERCA DE MÍ

EN UN RESTAURANTE

 
     HAROLD PINTER                                                                                                                                                       CARLOS FDZ. DE CASTRO

Harold Pinter fue un autor mítico en los años 60. Se hizo mucho y después dejó de representarse. 

  • Después de Franco y con la llegada de la democracia, nació un pudor sobre no hacer teatro político. Parecía que no tenía sentido. Ahora se ha recuperado ya sin esa prevención – justifica Carlos Fernández de Castro, director de Celebración.
 
 FOTO: DAVID RUANO

Harold Pinter (Londres, 10 de octubre de 1930), tras su primera época como actor, en la que ya comenzó a escribir relatos y poesía, se decidió por la escritura teatral tras contemplar una situación que le impresionó: dos hombres en una habitación. Uno de ellos preparaba comida para otro. Lo llamativo no era la preparación de la comida, sino la relación entre ambos. El cocinero no paraba de hablar y el otro no emitía una sola palabra. De ahí surgió su primera obra de teatro: The room (La habitación, 1957). A partir de ahí surgió una serie de obras teatrales. Una nueva etapa la marcó cuando comenzó a escribir – sin perder el teatro – guiones para radio y televisión. Vendría una  tercera época: la traslación de algunos de sus textos teatrales al cine y de ahí a ser, también, adaptador de novelas de otros autores para el cine. Otra de las facetas fue la de director de sus obras, que dejó para dirigir la de otros autores.

 

Una de las características, que se refleja en sus obras, es el inconformismo y su doctrina pacificista  que ya empezó a sus 18 años cuando fue llamado a filas. Adujo ser objetor de conciencia  y le constó un juicio. Todo terminó en una multa, pero arraigó en él su conciencia pacifista.

 

Margaret Thatcher – la dama de hierro – no fue de su agrado y, en aquellos tiempos, se intensificó su actividad política. Unido a grupos de izquierdas combatió las ideas políticas de la “dama”, lo cual se reflejó en varias de sus obras. El activismo político le hizo disminuir su producción teatral, y en esta época  se sitúa Celebración (1999) que, junto a otros textos, se compromete con la realidad.
 

FOTO: DAVID RUANO

El teatro de Harol Pinter deambula por Samuel Beccket – al que admira desde que lo descubrió en 1949 -, Eugene Ionesco o Jean Genet.  Entre unos y otros gestaban un nuevo tipo de teatro y cada uno aporta nuevas visiones. Una de las características de Pinter es partir de situaciones cotidianas que avanzan hacia el absurdo. Celebración sucede en un restaurante de lujo. La conversación de los comensales de dos mesas se tiñen de elementos desconcertantes.

 

IR A UN RESTAURANTE

FOTO: DAVID RUANO

Celebración llega a la Sala Francisco de Nieva, del Teatro Valle Inclán (Centro Dramático Nacional), que ha sido transformada para los protagonistas como para los espectadores en un restaurante de lujo. Por eso los espectadores también ocupan las mesas del mencionado local. Es una propuesta personal del director Carlos Fernández de Castro que, según Gerardo Vera 

  • Ya le tocaba estar en el Centro Dramático Nacional, pues es un hombre muy unido al Centro anteriormente con Lluis Pasqual, José Luis Alonso, Fabía Puigserberg. Mi relación con Carlos proviene de la época heroica contra la política que llevábamos los grupos de teatro independiente: Ditirambo Teatro, Estudio de Madrid, Adefesio Teatro. Celebración de Pinter es un texto que incluye la ironía, una mirada lúcida al mundo pero más agria y corrosiva. Por eso está entre el realismo y la farsa. Carlos ha hecho una propuesta muy personal y arriesgada. Lo que está claro es que no deja indiferente.

 
 FOTO: DAVID RUANO

El CDN ofreció a Carlos Fernández de Castro el texto Celebración. 

  • Lo leí y me gustó por lo cercano, actual y crítico – comenta Carlos. Es de 1999, y  a pesar de que Pinter ve a la sociedad burguesa como vacía y refleja aquella sociedad, también refleja la de hoy. El éxito fue inmediato. Otra de las cosas que me decidió fue el ver la Sala Francisco Nieva, pues es una historia que no se puede contar desde un teatro a la italiana, pues me parecía que no llegaría. El escenógrafo y arquitecto Carles Cugat ha conseguido crear un restaurante. Una escenografía muy bonita y que funciona muy bien y la historia sucede en la vida y en la cercanía de de las mesas de un restaurante. Es muy sencilla. Hay un circuito cerrado de televisión con dos cámaras y dos enromes pantallas que proyectan las cosas más interesantes que suceden en escena. De este modo nos acercamos al mundo del cine, en el cual Pinter estuvo muy presente y podemos trabajar con los primeros planos. 

Así que todo el escenario es un restaurante y las mesas las ocupan los actores y el público. 

FOTO. DAVID RUANO
  • Me interesaba la cercanía – prosigue Carlos de los trenes de cercanías en que  te enteras de las conversaciones de los otros y de lo que se dice por los teléfonos móviles y las mesas de los restaurantes que sabes lo que les pasa a los de la mesa de al lado. A este respecto me contaron una anécdota muy curiosa sucedida en un tren de cercanías. Una chica iba hablando por el móvil con su pareja. Todos los viajeros estaban tan interesados en la conversación, que cuando ella dijo que se quedaba sin batería y tenía que colgar, uno de los viajeros le ofreció su batería para que siguiera hablando. Pues ese interés en los espectadores es lo que he buscado.

 

Según Carlos, Harold Pinter es 

  • un autor absolutamente crítico con el tiempo en que vive. Le interesa la búsqueda de la verdad, aunque diferencia claramente si se realiza dentro del juego teatral o del juego de la sociedad. Pinter dice: “se puede hablar de la existencia de una verdad y una mentira teatrales, con las que se puede jugar. Pero en la vida real tienes que saber siempre qué es verdad y qué es mentira”. Presentamos una verdad teatral en la que ha participado un equipo extraordinario de actores, colaboradores y técnicos. De la verdad social son los espectadores los que tienen que participar. En Celebración es la obra en que más se nota esto. No es sólo una crítica a la superficialidad de la sociedad  sino que incide en aspectos más concretos. Por ejemplo hemos pasado una huelga general que no es ni huelga ni es general. Se pactan los servicios y los sindicatos no hacen huelga, sino que van a trabajar. Los políticos se difaman entre ellos y sin embargo cada uno defiende la verdad. Utilizan el poder en su propio beneficio y si son condenados, no devuelven lo robado, se les reduce la pena por buena conducta. Hay familias sin trabajo y sin casa porque el mismo banco que les dio grandes facilidades para comprar, ahora les embarga por falta de pago. Y no pasa nada, todo forma parte del juego social. 

Este juego social sobre los acontecimientos reales de la vida, según Carlos Fernández de Castro comienza ya con la educación de los hijos. 

 
 FOTO: DAVID RUANO
  • No se les enseña a pensar, sólo a cumplir un programa para convertirse en una estadística, futuros padres ocupados y sin tiempo para tonterías. Son fiel reflejo de nosotros mismos y así la parte sentimental, afectiva y sensible de nuestros hijos no se desarrolla. Como se desarrolló la nuestra. No practicamos la libertad, ni les enseñamos a ser libres, respetando la libertad de los demás, eso y la solidaridad, creo yo, es lo mejor por lo que podríamos luchar. Y así, como dice Pinter, si no lo remediamos, estamos perdiendo la dignidad como seres humanos.

En Celebración son una serie de matrimonios de hoy 

  •  

    Están condicionados por el juego social, por ejemplo los matrimonios de un colectivo no se divorcian si no lo permite la sociedad.  Pinter lo que pone son problemas y problemas y no intenta dar la solución. En esta obra hay muchas preguntas que no tienen respuesta,  porque a estos personajes no les importa nada lo que le pasa al otro. Por eso muchas cuestiones quedan en el aire.  Al personaje Pinter nunca le dice lo que tiene que hacer. Es el personaje quien tiene que elegir lo que debe hacer. Nuestra locura es la búsqueda de la verdad y la verdad absoluta nunca se obtiene. Por eso sus finales son abiertos y cíclicos, ya que no se acaba nunca.

LOS ENIGMÁTICOS PERSONAJES DE PINTER

 

Gabriel Garbisu es, en Celebración,  Mateo y advierte que cuando se lee a Pinter

FOTO: DAVID RUANO
  • Te das cuenta que de la historia argumental no obtienes información de tu personaje t ello te crea cierta dificultad. Vas dando tumbos de izquierda a derecha y te obliga a tomar continuas decisiones. Otros autores te dan mucha información. En Pinter casi todo está en lo que no se dice y una frase te lleva a encontrar otras cosas. Como actor te obliga a trabajar de forma diferente. Pinter posee la cualidad de ser un poeta y cuando escribe esto se nota, como se notan los textos de Shakespeare. Es un placer. Te das cuenta de que elige las palabras adecuadas y el tiempo. Los textos se encabalgan como en la poesía para que tengan sentido. 

A este respecto Sergio Otegui (Alberto) destaca una cualidad en los personajes de Pinter. 

  • Los personajes hablan porque el silencio es más peligroso. Tienes que decir algo. Los personajes hablan para ganar la lucha de pareja y, a veces, es un escape para no decir lo que tendría que hacer.

Para Lola Baldrich (Julia) vienen a ser dardos que se disparan 

  • Los lanzamos desde la más  absoluta verdad. Cada palabra tiene una intención.

  • Lo cual obliga mucho, porque en Pinter no hay nada casual – añade Carlos Fernández.

María José del Valle (Cuca) destaca el mundo inconsciente de los personajes

  • Al final descubres un mundo inconsciente y te das cuenta de cómo se hizo. Al principio en las primeras lecturas es desconcertante. Te haces afín a él al pasarlo por tu cuerpo. Este texto es más naturalista que otros. Somos dos matrimonios, un matrimonio y un camarero: personas solas que tienen problemas.

USUN YOON, LA REVELACIÓN COMO ACTRIZ

PARA MUCHOS  ESPECTADORES.

 

Una de las actrices que pueden sorprender es la presencia de Usun Yoon (Corea del Sur). La hemos conocido en el programa televisivo El intermedio del Gran Wyoming. En él es una humorística reportera que dice ser de Utrera y que, a la audiencia, ha caído bien. Sorprende, pero lo que la mayoría del respetable no sabe es que se formó como actriz en el Teatro Popular La Barraca (202-2005), cuando vino a España. Su pasado anterior se resuelve entre libros: Ciencias políticas, asuntos exteriores y lingüística en Pusan University of Foreign Studies (Pusa Corea del Sur, 1994 – 1996); deportista de élte (competición) en natación y tiro con arco. Llegada a España obtuvo el Certificado de Castellano en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona. Ha desarrollado su carrera como actriz con intervenciones en varios programas televisivos y en el cine. 

  • Cuando leí la obra – declara Usun -, me sentí satisfecha del mensaje de Pinter.  Al ir haciéndolo cada día, durante los ensayos, descubres la falsedad que hay tras las cosas en la vida cotidiana y que no nos hacen feliz.

La elección de Usun Yoon, por parte de Carlos Fernández está dentro de la filosofía de la elección de los actores:


 
 USU YOON
FOTO: DAVID RUANO
  • Busco primero a personas con todas las consecuencias. En este mundo del arte se cofunde la fama con el trabajo. Me interesan personas que sufran, luchen y vivan y que sean profesionales. Los que están en este reparto pertenecen a una generación extraordinaria, la que ahora tienen entre 40 y cuarenta y cinco años: gran trabajo, relación estupenda con ellos y han luchado mucho. Con ellos me interesaba la relación y la colaboración mutua. Usun Yoon está en esta línea. En los actores intento escarbar lo que no aparece a primera vista, pero está ahí. Con Usun no me he equivocado. Cuando leí la obra, constantemente se me venía a la cabeza ella interpretando el personaje de Sonia, la gerente del restaurante. Sonia sufre como todos los demás, pero está al margen. Al ver a Usun en televisión, me di cuenta  que no era una reportera más, sino que había construido un personaje.

Usun Yoon al ser elegida para televisión se asustó. Ella era actriz y no sabía cómo abordar ese trabajo. Después se inventó ese personaje que ha caído tan bien. Para Carlos, Sonia se acerca al de televisión. 

  • He visto que tiene una gran preparación y conoce muy bien la obra de Pinter – corrobora Carlos. Con todos los ensayos han sido maravillosos y ha habido buenísimas discusiones, ya que todos opinaban.

UN CAMARERO MUY ESPECIAL

UNA PIANISTA, UN CANTANTE Y UN NUEVO CAMARERO

 

MIGUEL RELLÁN
 
 CRISTINA PRESMANES / JOSELO ESBRÍ
FOTOS: DAVID RUANO

En el reparto aparece Miguel Rellán como Camarero 1. 

  • Es un personaje que me preocupaba, pues es muy especial. Pinter pone un camarero joven,  pero tiene que ser una persona con peso, es decir que sepa lo que le pasa al mundo, con recuerdos de su abuelo y con vivencias personales.  Y eso no le pasa a un jovencito. Al subirle la edad, pensé en Miguel porque s un gran profesional y muy amigo. Me entiendo bien y me río mucho con él.

Al llevar la obra la restaurante se han añadido tres personajes: una pianista (Cristina Presmanes), un cantante (Joselo Esbrí) y un camarero 2 (Rodrigo Mendiola). Cristina se ha encargado también de la selección musical. 

  • Al principio – desvela Cristina  -, intentaba ver dónde meter la música. Ahora veo que acompaño algo  y surge según la tensión. Me siento dentro de la obra. Lo mismo sucede con el canto que está integrado en la obra. Arranca en el segundo plato. 
  • El cantante y el pianista los he introducido – añade Carlos -, porque estamos en un restaurante de lujo, en el que si se canta una canción todo el mundo la escucha y aplaude. Hemos recuperado canciones de los años 80 y 90: Sergio Dalma, Alaska etc…

EL PÚBLICO OCUPA LAS MESAS VACÍAS

FOTO. DAVID RUANO

La interacción con el público se marca especialmente porque los espectadores también están sentados ante otras mesitas. No hay filas de butacas.  De todos modos en el caso de que el público interviniera, aunque no está previsto en principio Carlos declara: 

  • Si interviene todo está controlado.

Carles Cugat subraya ese aspecto del público entre los comensales actores. 

  •  

    Con respecto a la escenografía dejamos de lado el realismo que no está de moda. Es un restaurante de diseño y con aspecto teatral. El realismo es en cuanto que el público es igual que los personajes: unos comensales más. Los personajes, pues, no están alejados. Somos como ellos.

 


José Ramón Díaz Sande
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Última actualización el Lunes, 21 de Febrero de 2011 08:24