Zarzuelas y Revistas. Francisco Alonso. Crítica. Imprimir
Escrito por José Ramón Díaz Sande   
Domingo, 03 de Enero de 2010 18:29

ZARZUELAS Y REVISTAS
Francisco Alonso

Desde que José Tamayo inventara la fórmula de Antología de la Zarzuela – invento a  pues un hilván de diversos fragmentos ya lo ofrecían las compañías de repertorio en ciertas celebraciones, como he advertido en otro momento -, una vez fallecido él, la fórmula ha vuelto a tener vigencia. Lo que Tamayo añadía a ese hilván es la puestaen escena, más allá del elegante cortinaje  de un escenario. La Antología, pretendía ofrecer al espectador una vistosa pincelada de lo que es la Zarzuela, a partir de la concepción como gran espectáculo que concibió con su mítica Doña Francisquita en el Teatro de la Zarzuela : decorados, puesta en escena, vestuario, voces, coros en número abundante, ballet… Con la Antología pintaba un gran fresco o, si se me permite, un “collage” del mundo de la zarzuela. Obviamente se escogían los números más brillantes a todos los niveles. La dificultad era trazar el hilván sin que se notara los pespuntes. Se comenzó por un recorrido histórico de la Zarzuela, desde sus orígenes calderonianos; se pasó a temáticas como lo fue la Antología de Zarzuela Andaluza y de ahí todo lo que se quiera. Una de las ventajas del invento, era que podía exportarse, pues el canto, la música y baile, como lenguajes, burlaron la condena de la torre de Babel. 

Zarzuelas y Revistas vuelve a la fórmula de Antología, pero, su autor, Ángel Fernández Montesinos – muy avezado en el mundo del teatro de todo tipo y por ende el musical –, ya advierte que no se trata de la de Tamayo, en cuanto a su grandiosidad, porque eso ya está hecho. Ángel se conoce al dedillo al mundo de las Antologías y, en su momento, ya montó dos versiones de Antología de la Revista. La temporada pasada, por estas fechas veraniegas, acudió al Teatro Fernán Gómez con un  espectáculo: El género chico. En el fondo era una Antología, pero con otra perspectiva y, según él, una fórmula nueva de concebirla, cuyo inventor es él. Este verano vuelve a cocinar la misma receta, que bautiza como Zarzuelas y Revistas, pero sólo las compuestas por Francisco Alonso.  

Los ingredientes de esta nueva fórmula son: orquesta de cámara, cantantes solistas varios que forman también el coro, ballet de número reducido – en este caso cuatro bailarinas -, y un espacio escénico común con dos grandes pantallas para ilustraciones visuales. En el centro  y, tras un telón de gasa, la orquesta. Todo ello se barniza con una pátina de “elegancia y clase” a todos los niveles.

En esta ocasión el hilván son las músicas de Francisco Alonso porque se trata de un homenaje, puesto que celebramos el aniversario de su muerte. Su vertiente musical, con más de 200 obras,  transcurrió por la línea de la zarzuela – bel cantista –, la opereta y la revista.  De todo ese ingente y variopinto mundo musical, Ángel Fernández Montesinos quiere hablarnos. Alonso tentó la ópera en Curro el de Lora, obra que el público no celebró y olvidó. En este montaje se alude visualmente y textualmente a esta obra, así como a La Zapaterita, Manuelita Rosas y otras que, en dos horas de espectáculo no han tenido cabida y esperarán mejor ocasión.

 

Además de las melodías de Alonso como hilo conductor, existe también un recorrido de las costumbres de laépoca, que se logran a través de la siempre espléndida  voz en off de Francisco Valladares y por algunas intervenciones de personajes, que quieren ser tipos del momento. Las sucesivas ilustraciones visuales sobre pantalla, un buen acierto, proporcionan información del título y terminan por ser una exposición del cartelismo de la época.

 

El homenaje a Alonso lleva de la mano a otro homenaje: el de Celia Gámez. La revista musical Las Leandras – de la cual se toman Dúo del gomoso, Pichi y Los nardos – obliga a ello por ser emblemática tanto para Alonso como para la propia Celia.

 

En toda selección siempre se echará de menos este fragmento u otro. Es inevitable. El criterio en esta ocasión acampa por lo poco conocido – el zorcico Maitechu mía, Coplas de Ronda, La Cautiva -; lo brillante – pasacalles y el coro final de La parranda -, y lo más divulgado. A nivel de montaje se ha preferido una alternancia de estilos entre el género de la zarzuela y el de la revista, con lo cual se consigue una variedad.

Todo el espectáculo se ve con agrado y el público manifiesta su fervor en algunos momentos. A nivel de voces no es muy justo destacar unas más que otras, pues es casi una labor coral, y existe una dificultad: a través del programa de mano no se puede especificar – salvo los tenores y barítonos – quién es quién. Con todo, y con temor a equivocarme - reconociéndolas a través de las fotos del mencionado programa - cabría destacar a Raquel Esteve, Hevila Cardeña y Licia Escribano. Llama la atención sus voces limpias y seguras, lo cual no quiere decir que el resto no estén también a una altura similar. A Lorenzo Moncloa ya lo había oído en otras ocasiones y sorprendió su debut en el West Side Story español. No así a su hermano Marco Moncloa, barítono de excelente y matizada voz. El barítono Antonio Torres, se alterna con Marco. Es un chorro de potente y poderosa voz, necesitada de matices y fraseos más suaves.

De la revista siempre se ha dicho que importa menos la voz que el cuerpo de la vedette. Aquí los números de revista son interpretados por voces líricas – por lo tanto voz hay más que de sobra - y curiosamente las voces, sobre todos las femeninas,  surgen un tanto empobrecidas en algunos momentos, máxime en la tesitura baja. No comprendo cuál es la causa. A nivel musical, ellas, resultan más brillantes en los números de zarzuela.

 

Está claro que no se ha pretendido reproducir aquel estilo de antaño y las plumas se reducen a boas de sencillo plumaje y a vistosos y elegantes trajes de discretas lentejuelas, pero se tiene la sensación de que falta el espíritu de la revista. Sucede algo parecido con Pichi. Tradicionalmente, desde Celia hasta Esperanza Roy, el Pichi – personaje chulesco y explota corazones que choca con la mentalidad actual por lo de  - "soy un flagelador" y "atizándola candela" – lo encarnaba una  mujer, multiplicado, en algunas versiones, de clónicos Pichis, también mujeres: las famosas vicetiples. Aquí lo encarna un hombre: Lorenzo Moncloa, y ellas son acosadoras mujeres. Se recurre a un tratamiento, digamos, más realista. Algo de lo que siempre huyó la revista. Lorenzo da la talla interpretativa y vocal, y parece gustar al público. Está claro que no se ha querido el Pichi de siempre. Reconociendo la buena factura del número, prefiero el de siempre. O al menos ¿por qué no hacer las dos versiones? Algo similar sucede con el número de Los Nardos. Se ambienta en los años 30 y se recurre al vestuario de esa época. No resulta muy vistoso y pierde fuerza plástica. En cambio, en otras ocasiones más cercanas a la comedia musical, como es Tres días para quererte, 24 horas mintiendo, el número se empluma con las boas, cuando no desentonaría un vestuario más realista, si es que de realismo se puede hablar en el teatro musical. 

Todo esto viene a cuento, porque él espectáculo parece rememorar un pasado de géneros. Quien no los haya conocido en su época, no se da mucha idea de lo que aquel mundo fue, algo que Ángel creó magistralmente en la Antología de la Revista. Recuerdo que en aquel espectáculo el vestuario tenía la virtud de reproducir la época con un gran poder de evocación si recurrir al realismo.

 

El ritmo del espectáculo se salva suficientemente. Digo suficientemente, porque, aunque se ve que se ha pretendido así, personalmente, hubiera preferido otro modo de transcurrir en las transiciones musicales. Está claro que se busca el merecido aplauso a cada número o intérprete. Es decir hay una especie de chin-púm y un estatismo en los intérpretes para recoger el merecido aplauso, pero ello hace decaer el ritmo y nos da la sensación de números sueltos.  Vemos como salen y entran los ntérpretes, creando pausas innecesarias, a la que se añade el 1, 2, 3 de la batuta musical. ¿Por qué no haber mantenido en cada parte la continuidad de melodías como se hace, en este mismo espectáculo, en los números de revista y en alguna de las zarzuelas? Soy consciente de que ello supone un trabajo musical de unir las melodías y una búsqueda de puesta en escena para la transición fluida en las entradas y salidas, pero es el secreto del “continuum” y del ritmo.

 


TEATRO FERNÁN GÓMEZ
Directora: Mora Apreda
Sala II
Aforo: 316
Pz/ de Colón, s/n
28001 - Madrid
Metro: Colón, Serrano
Bus: 5/14/27/45/21/53/150/1/9/19/51/74
RENFE: cercanías.
Entradas: Caixa Catalunya en
www.telentrada.com y
Tf. 902 10 12 12
Tel-reservas grupos: 91 480 03 33 37
Email: Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

En cambio, uno de los grandes aciertos es compartir la partitura entre varios intérpretes: el Gomoso, la Parranda, etc… Aporta variedad y da una gran fluidez del que carece parte del espectáculo, en otros momentos.

 

Destacar el número final del Canto a Murcia. Aparte de que, de por sí, es una partitura brillante, la interpretación, a todos los niveles, también lo es y el público se emociona. Me sobran las ramas de los naranjos. Pedro Moreno ha tenido el buen gusto de estilizar el traje regional y evitar el “clonismo”, muy usado en una época de estética simétrica.

El resto del vestuario sigue la tónica de personalizar a cada personaje evitando así la monotonía. Centrado, fundamentalmente, en la moda de los años 30, no siempre resulta favorecedor para las, antiguamente, llamadas vicetiples. Le falta ese toque esperpéntico de la revista que convierte al realismo en evocador, en números como el de los nardos de Las leandras. En cambio funciona bien en el gomoso.

 

Asistí el día del estreno y el segundo día, ya que me interesaba que unos extranjeros conociesen el género. Los foráneos no tenían ni idea de zarzuelas, ni revistas. Lo que me sorprendió es que del estreno al segundo día, se producía un salto cualitativo en todos los intérpretes, con respecto a la seguridad y dominio. Ello me confirma una vez más que no es conveniente que la prensa crítica acuda el día del estreno, sobre todo cuando no ha habido preestrenos. Y con respecto a la recepción por la parte extranjera, caí en la cuenta de que la zarzuela y revista tiene mucho de connotación cultural. Muchas alusiones a la historia y costumbres de nuestro país o algo tan metido en nosotros como el Banderita, que lo mismo acompaña a piernas de vedette que a piernas de soldado, lo leían de forma diferente. Sin querer, los que ya tenemos edad en este país, cargamos de muchas intenciones, en nuestro interior, unas añejas partituras. Tal vez esta lectura de los extranjeros, es la misma que tiene nuestra generación. De ahí que, cuantos más esfuerzos se hagan en “aggiornar” nuestro teatro musical, más podrá llegar a una nueva generación. Por eso mismo, es bueno que nuevos directores sin preverbales de lo que fue la zarzuela o la revista arremetan con ella.

 

El día del estreno el público llenaba el teatro, pero, ya se sabe, todo eran invitaciones. El segundo día, un sábado, también estaba lleno y los aplausos fueron generosos durante el espectáculo y al final.

Título: Zarzuelas y Revistas, Una selección de la mejor música del Maestro Alonso

Iluminación: José Juan Fernández

Figurines: Pedro Moreno 

Coreografía: Manuel Segovia

Arreglos musicales: Montserrat Font Marco

Ayudante de vestuario: Lutgardo Fernández

Audiovisuales: Manuel Segovia

Diseño y desarrollo web: Agustín de la Cruz

Fotografía: Javier Naval

Adjunto a la dirección: Alejandro Fernández

Eléctrico: Jaime Martín

Proyecciones: Israel Menéndez

Maquinaria: Federico Machi

Regidora: Judit Vicente

Sastrería: Pilar Cabrea/ Iván Olivares                                        

Asesoría jurídica: Veras y Enríquez

Realización vestuario: Cornejo, S.A.

Realización de escenografía: Aranos, C.B

Utilería: Ana Cecilia

Posticería: Esther Martín

Proyecciones: Panorama

Estudio Grabación: Nipper, S.L.

Producción: María Dolores Font-Carlos Manuel Díaz

Orquesta de Cámara: Víctor Arriola Concertino), AmadorGoñi/Emilio Sánchez/Elena emyaneco (Violines), Rafael Domínguez/Rafael     Martínez (Violoncello), Jesús Lorente (Flauta),     Juan Carlos Felipe/Jesús Osca (Clarinetes), Veselin Todorov (Trompeta), Sergio Infante/Rubén Torres (Percusión), Luis Muñoz (Archimaga)

Compañía Lírica Dolores Marco

Intérpretes:

Sopranos: Lucia Escribano, Hevila Cardeña, Susana Casas, Raquel Esteve, Roma Portoles

Mezzos: Teresa Martínez, Amelia Font, Kathleen Berger, Eva Font Marco

Tenores: Luis Alberto Giner, Lorenzo Moncloa, Carlos Pardo, Carlos Crooke

Barítonos: Marco Moncloa, Antonio Torres, José  Miguel Baena, José Luis Mosquera, Simón Drago

Ballet:

Dirección musical: Montserrat Font Marco

Dirección: Ángel Fernández Montesinos

Duración: 120 mino (aprox. con intermedio)

Estreno en Madrid: Teatro Fernán Gómez, 10 – VII - 2009

Noemi Orgaz, Rebeca Jiménez, Ángela     Gairal, Saray Estremer


TEATRO FERNÁN GÓMEZ
Directora: Mora Apreda
Sala II
Aforo: 316
Pz/ de Colón, s/n
28001 - Madrid
Metro: Colón, Serrano
Bus: 5/14/27/45/21/53/150/1/9/19/51/74
RENFE: cercanías.
Entradas: Caixa Catalunya en
www.telentrada.com y
Tf. 902 10 12 12
Tel-reservas grupos: 91 480 03 33 37
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Última actualización el Sábado, 03 de Julio de 2010 05:50