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LAS TRES HERMANAS deconstructing Chéjov de JOSE SANCHIS SINISTERRA
dirección RAIMON MOLINS
intérpretes
PATRICIA MENDOZA
MIREIA TRIAS
MARTA DOMINGO
producción
SALA ATRIUM (Barcelona)
en el
TEATRO FERNÁN GÓMEZ
(SALA JARDIEL PONCELA)
de
MADRID
Del 2 al 25 de febrero de 2018
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El Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa presenta Las tres hermanas, deconstructing Chéjov, de José Sanchis Sinisterra, con la dirección de Raimon Molins y la producción de Sala Atrium.
La Sala Atrium está metida en un proyecto artístico, y cada espectáculo es un paso más a dar vida a un proyecto.
- En aquel momento teníamos mucha relación con Sanchis Sinisterra- aclara Raimon Molins -, y queríamos algo para la Compañía que la formaban Patricia Mendoza (Irina), Mireia Trias (Masha), Marta Domingo (Olga), aunque Marta se incorporó después. Le pregunté: "¿Tienes algo?" Me dijo: " Tengo un ejercicio de los años setenta u ochenta que empieza con la escenita de Las tres hermanas". Dijo otras obras y yo escogí Las tres hermanas, pero añadí que siguiera con toda la obra, reduciéndola a tres actrices.
- Es interesante - añade Mireia -, porque en una hora y cuarto se pasa por toda la obra de Las tres hermanas de Chéjov, se entiende perfectamente todo lo que pasa y, al mismo tiempo, se entienden otras cosas que nacen del juego dramatúrgico que ha hecho Sanchis.
ESCRITURA POR ENTREGAS
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MARTA DOMINGO / PATRICIA MENDOZA / MIREIA TRIAS FOTO: www.madridteatro.net |
La escritura del texto por parte de Sanchis, referente a la entrega del material, recuerda la de aquellos autores dramáticos que a pocos días del estreno aún no estaba terminado el famoso tercer acto que daba fin a la comedia
- Se puso a escribirla y nos iba pasando actos - precisa Raimon. Nosotros ensayábamos mientras él iba escribiendo, hasta que terminó el último acto, el cuarto, la semana antes de estrenar. Todo eso desde Madrid, pero también estaba en Hispanoamérica. Escribía desde lugares dispares y distintos. Creo que le salió un espectáculo dramatúrgico y escénico espectacular. El 85% del texto es de la obra original de Chéjov. Se ha dedicado a dar punta a aquellos temas recurrentes en la obra de Chéjov pero relacionados con el mundo contemporáneo, sobre todo con nuestra sociedad más solitaria, más cobarde y que menos quiere saber lo que pasa o más segura quiere estar, y siempre con mito que, en este caso, se llama Moscú.
EL TIEMPO QUE PASA
El trabajo de Sanchis para esta obra viene guiado por lo que estaba haciendo en aquel momento.
- Trabajaba con sistémicos, entonces, sobre todo, el primer acto es un primer acto donde la repetición forma parte de la dramaturgia. De este modo entramos en un bucle espacio-tiempo que ya existe en la obra de Chéjov. Nosotros ampliamos este bucle con todos los relojes - en la escenografía sobre la pared de fondo hay una serie de relojes tradicionales con péndulo de pared y de pie - que van marcando este paso del tiempo: a veces queda apagado, otras va para atrás, de repente va 12 horas para adelante. Hay todo un juego con el paso del tiempo en el ser humano, con su inmortalidad y su fragilidad.
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PATRICIA MENDOZA / MIREIA TRIAS / MARTA DOMINGO FOTO: SALA ATRIUM |
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Raimon recalca que
- hay mucho amor, que ya está en Chéjov, pero con Sanchis todavía más, lo cual le da una capa irónica, pero con una verdad terrible detrás, aunque ligera al mismo tiempo. Es una obra para todo el público, y lo que hace es servir un Chéjov contemporáneo, sin olvidar la raíz y la tradición más chejoviana que todos podemos tener en la cabeza.
TODOS LOS PERSONAJES
EN TRES ACTRICES
Paricia Mendoza, que encarna a Irina, subraya que es un Chéjov y salen todos los personajes del original, lo que sucede es que
- los hacemos nosotras. Nos desdoblamos. Somos Irina, Masha y Olga, pero salimos y entramos en otros personajes a una velocidad de vértigo. Con un pequeño gesto nos convertimos en esos seres que acompañan a estas tres hermanas con la vida de irse a Moscú, un sueño que nunca llega, y por lo tanto esa vida comienza a ser aburrida. Estos personajes nos dan un poco de vidilla.
- A esos personajes - añade Raimon - los vemos a través de sus ojos. Siempre está el filtro de las tres. Al mismo tiempo, y ésta es la paradoja de Sanchis, no son personajes sino que al final son actrices. A veces salen las actrices y se para la acción, o entran las acotaciones. Es un puzzle, un juego contemporáneo sobre Chéjov.
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MARTA DOMINGO / PATRICIA MENDOZA |
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MIREIA TRIAS FOTOS: www.madridteatro.net |
El hecho de que pasemos por distintos personajes - clarifica Mireia Trias -, para mí lo hace aún más psicológico en cuanto que estamos siguiendo la mente de estas tres hermanas. En este sentido no están muy perturbados los personajes de Irina, Masha y Olga. Están muy presentes todo el rato, incluso cuando hacen de otros. Es más cómo ven este mundo y el bucle en el que están, que es muy contemporáneo como es el querer cambiar tu vida, pero el tiempo pasa y, al final, no ha cambiado nada, hace que no sea simplemente modernizarlo.
EL NOSTÁLGICO PASADO
Y EL DESENCANTADO PRESENTE
La obra, estructurada en cuatro actos, está escrita en el año 1900 y representada por primera vez en 1901.
Nos adentramos en una familia insatisfecha y frustrada con su existencia. El año se consume entre las obligaciones de un presente desencantado, la irónica revisión de la nostalgia del pasado y la frágil esperanza de un futuro cada vez más alejado de sus sueños. Irina, Masha y Olga son cultas y refinadas formadas en el Moscú urbano, pero desde hace once años viven en una pequeña aldea de provincias. Moscú es el principal elemento simbólico de la obra: las tres hermanas siempre lo están idealizando y soñando volver a él, porque identifican la ciudad con su felicidad y con la vida perfecta. No obstante el plan retornar a Moscú nunca se materializa y sus sueños no se cumplen. El derrumbe de sus ilusiones es uno de los ejes principales de esta obra que Chéjov cualifica de drama y que tiene algo de reportaje familiar.
- Lo que teníamos muy claro desde el principio, - aclara Raimon - es que cuando vean el escenario y a nosotros, vean al Chéjov que tenemos en la cabeza, al clásico, al tradicional, y cómo, a través de esa imagen tradicional podemos llegar al contemporáneo. No al revés como sería coger una imagen contemporánea y meter Chéjov, sino ver cómo los propios personajes son contemporáneos aunque no quieran. No deja de ser la imagen chejoviana que tenemos, porque, al final, son los seres humanos que está detrás de la piel del vestuario los que hablan. Da igual si van vestido con camiseta o con un vestido. Es más, para nosotros el desafío, en aquel momento, era ver cómo el prejuicio de una estética, de una tradición no es cárcel para una contemporaneización del discurso que hay detrás. Esta obra de principios del s. XX, y había la misma crisis que estamos encontrando ahora. Una crisis que es un ciclo. Crisis económica, moral…Nosotros la hicimos en plena crisis económica. Había también una crisis de clase y de organización, de estructura política, social, de riqueza. El puente es clarísimo. Lo que nos está diciendo Chéjov es que todavía nos lo estamos diciendo hoy. Queríamos ver la voz del ayer en hoy, y no convertir la voz del ayer en la de hoy.
¿ESCAMOTEAR LA ESCENA?
UN MOMENTO MUY ESPECIAL,
SOBRE TODO DE CARA
A LA RECEPCIÓN DEL PÚBLICO.
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MARTA DOMINGO / PATRICIA MENDOZA / MIREIA TRIAS FOTO: www.madridteatro.net |
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Llama la atención en la puesta en escena, el casi ocultamiento a los espectadores del personaje de Irina, en el largo diálogo con Olga.No es un capricho ni dificultades de espacio. Tal tratamiento, según Raimón es
- pedirle al público algo que tiene que ver con la imagen. Es tan grande el drama que no hace falta enseñarlo. Con el sugerir auditivamente un mundo y una atmósfera, sugeríamos otro modo de trabajar el significado de la escena sin necesidad de verlo. Esto forma parte de lo contemporáneo, por decirlo de alguna forma. En este espectáculo hay una gimnasia inconsciente por parte del público que la tenemos muy trabajada y que está , ya, en la dramaturgia de Sanchis, y es que el público pone mucho de su imaginación, pero, además, de su físico sin darse cuenta.
Marta Domingo, intérprete de Olga que se ha incorporado al proyecto como sustitución de la anterior actriz, ha tenido la oportunidad de ver el espectáculo como espectadora, aclara a este respecto
- Era mucho más interesante no verlo o ver esas siluetas halando. Se creaba un clima muy "chulo". Se hacía un silencio…, y era sólo escuchar. Es como dice Raimon, una obra que llama a la organicidad del público, sobre todo en los espacios pequeños. Resulta, para mí, un momento muy especial, sobre todo de cara a la recepción del público.
- También es verdad que en toda apuesta contundente habrá quien entrará más y quien no entrará tanto.- concluye Raimon.Para los que conocen la obra original, resulta una reescritura sorprendente, poliédrica y llena de musicalidad, un ejercicio de funambulista que conecta la época del autor ruso con nuestro mundo de hoy, mientras que el espectador que aún no está familiarizado con ella descubrirá a las tres hermanas desde el latido íntimo de las protagonistas.
FUNCIÓN
De martes a sábado: 20:30 h.
Domingos: 19:30 h
Encuentro con el público
15 de febrero (al término de la función).
PRECIO
16 €
Martes y Miércoles: 14€
Amigos TFG: 12€ (8 localidades por función)
Grupos (+ de 10): 12€.
Campaña escolar: 10€
Tarifa reducida
13€ (Todos los días)
Carné joven, mayores de 65, familia numerosa, desempleados, discapacitados y Carné de bibliotecas municipales de Madrid.
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RAIMON MOLINS / MARTA DOMINGO / PATRICIA MENDOZA / MIEIA TRIAS FOTO: www.madridteatro.net |
Título: Las tres hermanas, deconstructing Chéjov
Autor: José Sanchis Sinisterra
Dirección: Raimon Molins
Diseño de luces: Raimon Rius
Escenografía: Mireia Trias
Vestuario: Gloria Viguer
Diseño gráfico: Joan Bacardí y Ariadna Fígols
Fotografía: Cristina Sánchez
Técnico de sala: Andrés Conesa
Producción: Atrium Producciones
Compañía Sala Atrium (Barcelona)
Intérpretes: Patricia Mendoza (Irina), Mireia Trias (Masha), Marta Domingo (Olga)
Duración: 80 minutos (aprox)
Estreno en Madrid: Teatro Fernán Gómez (Sala Jardiel Poncela), 2 - II -2018
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