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RESEÑA 1996 NUM 278 - PP. 27 |
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EL FLORIDO PENSIL LA EDUCACION FRANQUISTA
En 1996 Tanttaka Teatroa, nos sorprendía agradablemente con El Florido Pensil. Título de Andrés Sopeña, que dramatizaba el historial educativo de unos niños españoles de postguerra. El lugar escénico, la escuela y su desarrollo temporal, las diversas asignaturas y su entorno familiar: el cine, la radio, el tebeo y las mentalidades de sus propios familiares y profesores ante el acontecer diario. Recuperamos la crítica aparecida en la revista Reseña en aquel momento.
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FOTO: J. ALCÁNTARA |
Tanttaka Teatroa, inaugura el ciclo Argentaria con El Florido Pensil. Título de Andrés Sopeña, que dramatiza el historial educativo de unos niños españoles de postguerra. El lugar escénico, la escuela y su desarrollo temporal, las diversas asignaturas y su entorno familiar: el cine, la radio, el tebeo y las mentalidades de sus propios familiares y profesores ante el acontecer diario.
Indudablemente es una mirada crítica de un régimen que tenía muy claro dónde estaba el bien y el mal, con quien estaba Dios y cual era nuestra vocación de españoles - unidades de destino en lo universal - hacia Europa y demás seres materialistas que comenzaban a perder el norte. Una historia que todavía colea en el recuerdo y que por lo reiterativo del tema, en principio, harta un poco. No obstante el espectáculo además de crítico está hecho sin amargura y en clave de humor, lo cual no quita su grado de acidez. Nos divertimos gracias al inteligente choque de conflictos narrativos y a la simpática interpretación de unos actores maduros - posibles participantes reales de aquella historia - que desempeñan caricaturescamente los diversos papeles, sobre una base constante: la de ser niños de la escuela, representantes de las diversas clases sociales y mentalidades familiares.
Uno, que es hijo de esa época, no reconoce siempre las situaciones. Es como si estuvieran mezclados acontecimientos de la preguerra con la postguerra en costumbres y culturas. También es verdad que la vida española variaba de las grandes capitales alas pequeñas ciudades y pueblos en donde el mando se adjudicaba al maestro, al cura, al farmacéutico y al guardia civil de turno. Así como también había un desfase entre institutos públicos y colegios privados. De todos modos, el discurso es válido, porque lo mejor que tiene esta dramatización es que se trata de un gran fresco en el cual queda reflejada la cultura de unos años, su educación y política estériles.
La interpretación a cargo de actores adultos, esperpentizados como niños, sigue el esquema eficaz que utilizó Fellini en aquel entrañable Amarcord. Toda la representación, llena de sonrisa y carcajada, asusta al oír las últimas frases emitidas por los últimos políticos del régimen, resumen de toda una ideología que pretendía seguir en la brecha hasta el final de los tiempos.
El florida pensil que amenazaba al comienzo con ser una retahila de tópicos críticos contra el franquismo, se convierte rápidamente en una inteligente y aguda crítica sonriente, que sólo tiene alguna destemplanza exagerada y partidista.
Título: El Florido Pensil Autor: Andres Sopeña Adaptación: Tanttaka Teatroa. Iuminación: Txema González. Producción: Tanttaka Teatroa Intérpretes: Zoriam Egileor, Enrique Díaz de Rada, Rafael Martín Morante, Paco Sagarzazu, Juan Viadas. Dirección: Fernando Bernués /Mireia Gabilondo Estreno en Madrid: Circulo de Bellas Artes, 16-X-96.
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