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El pintor de las batallas. Reverte. Entrevista PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Martes, 11 de Abril de 2017 11:30

EL PINTOR DE LAS BATALLAS
PURGA PERSONAL DE RECUERDOS

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 FOTO: www.madridteatro.net

El pintor de las batallas la califica Arturo Pérez Reverte, su autor, como una novela

  • muy especial para mí. Muy singular. Está hecha con mi memoria y todo lo que ocurre en ella es real o casi real. Hay dos libros básicos en mi vida que son Territorio Comanche, una visión más superficial de la vida del reportero. Fue un libro divertido y un ajuste de cuentas con la profesión: la guerra, las chicas, el alcohol, los trucos, las trampas….   El pintor de las batallas  es otra cosa.Es la novela más dura, más cruel, más amarga y más personal que he escrito nunca, y no volveré a escribir ninguna novela como ésta. Es un ejercicio de introspección, de recuerdo, de memoria. Muy doloroso, a veces, muy intenso, una especie de purga personal, de recuerdos y de cosas. Le tengo especial afecto, porque, en el fondo, es un ajuste de cuentas conmigo mismo.

UNA MOCHILA LLENA DE FANTASMAS

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  ARTURO PÉREZ REVERTE
FOTO: www.madridteatro.net

Arturo Pérez Reverte vivió 21 años como reportero de guerra, una vida

  • mirando el reloj porque tenía que transmitir. Eso era ser un buen profesional. Por eso lo hacía y por eso me mandaban, pero esa eficacia fría ejecución de mi trabajo se hacía a costa de otras cosas. A costa de dejar muchos muertos en las cunetas. Gente ante la que no paré para ayudar, porque llegaba tarde a la transmisión. Gente a la que no pude ayudar, aunque quise ayudar. Gente a la que ayudé y a pesar de ello, no pude hacer nada por ellos. Esto te va dejando una sensación de que eres un buen reportero, porque en la guerra hay que ser de una forma determinada. Era un buen reportero, pero, al mismo tiempo, iba acumulando en la mochila imágenes, fantasmas, chicos muertos, muchas cosas…, y además actuaciones mías. Yo no estoy a gusto conmigo mismo como ser humano, sí lo he estado como reportero. Yo no estaba allí para hacer de enfermera o de médico sin fronteras, sino para contar lo que pasa, y para llegar al telediario y poder transmitirlo hay que dejar de lado muchísimos sentimientos, y ceñirte al trabajo que estás haciendo. Tras 20 años eso te deja una mochila llena de fantasmas raros que después, de noche,  se crean en la cabeza. Estás durmiendo y oyes un tubo de escape de un coche, un gato que maúlla y está oyendo a un niño que  gime, a uno que cae el cola del pan…Cuando dejé el periodismo y me dediqué a leer y a escribir que es lo que hago ahora, no podía evitar que esos días y noches vinieran como fantasmas. Yo tenía que tranquilizarme y no envejecer con ese huevo en mis sentimientos o en mi conciencia, como se quiera llamar. De forma egoísta, me planteé: vamos a ver por qué ocurrió todo esto. ¿Por qué actuabas como actuabas? ¿Por qué hacías todo esto? ¿No podías hacer otra cosa de lo que hiciste? No es una justificación, es una explicación, porque es una novela durísima con el protagonista, es decir conmigo. Es de una dureza implacable hacia el protagonista que soy yo. ¿Por qué soy yo? No es una justificación sino para comprender la realidad. Me ayudó, porque ¡"claro, es que era inevitable!" Era así. Fuiste un mero transeunte por un territorio de reglas muy crueles. Tú no eres culpable del niño que se te murió en los brazos y no llegaste a tiempo al hospital. Tú sólo res parte de todo eso.  Ahí está en el libro. Por lo tanto fue un ajuste de cuentas conmigo mismo. Necesito vivir sin esos fantasmas y me familiarizo con ellos contando la historia. Quería comprender las reglas de la guerra. ¿Por qué un mortero en su curva de caída produce todo eso? Podría ser otra desgracia y la novela sería la misma, lo que sucede es que yo lo que viví fue la guerra.   Al escribir la novela lo comprendí. No es tanto buscar perdón. Ahora no volvería a hacer la mismas cosas si el caso se presentara… O sí, no sé. Las reglas son inevitables, pues están ahí Hay dos tipos de personas en la vida: los que conocen las reglas y los que las ignoran. El que  las conoce afronta la vida con mayor entereza, con mayor lucidez. El dolor, la soledad, la alegría, el gozo… ¡Son las reglas! Quien no las conoce reacciona: "¿Pero cómo es eso? ¿Qué se ha muerto fulano? ¡Qué horror! ¿Ha habido un tsunami? ¡Qué terrible! Ha habido una bomba ¡Qué horror". Horror no. Son las reglas. El mundo funciona así. Vivimos en un capullito de seda aislado de la realidad. Cuando el mundo golpea cierras la puerta, sin luz, sin agua, sin comida y verás la que se lía entre gente civilizada. Son las reglas y eso es El pintor de batallas. Por eso cuando Antonio Álamo me dijo que iba a hacerla y con quién, yo iba preocupado, no por él, pues conozco su capacidad, sino por mí mismo. Cómo me iba a ver mis recuerdos, mi memoria en boca de otros.
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JORDI REBELLÓN / ALBERTO JIMÉNEZ
FOTO: www.madridteatro.net 
 

El que Antonio Álamo la haya abordado, en parte era un alivio porque Arturo lo conocía de hace tiempo y sabía que  estaba en buenas manos.

  • Cuando por fin la vi…, de hecho no quise ver el texto teatral. Me lo mandó y dije "¡Estupendo, tira pa'lante!" No lo había leído. No quise leerlo. No es que me diese miedo, pero era algo demasiado personal y esperé a ver el resultado teatral. Me senté  y me quedé asombrado, porque estos tíos han elegido aquello que explica la historia como debe ser. Han elegido aquellas páginas, aquellos momentos, aquellos pasajes, aquellas situaciones que mejor definen lo que yo quería contar. Si yo hubiera querido hacer teatro y hubiera sido capaz de hacer teatro, que no lo soy y por eso no lo hago, lo habría hecho así..

JORDI REBELLÓN Y ALBERTO JIMÉNEZ
SON MIS PERSONAJES

Jordi Rebellón y Alberto Jiménez dan vida a los personajes de la novela, y ante ellos Arturo se descubre:

  • La actuación de Jordi y Alberto fue extraordinaria. Lo han hecho de una manera excelente. Son mis personajes. Un problema que surge cuando tus personajes se encarnan en cine o en series, es que no siempre reconoces a tus personajes en los actores. A veces hacen creaciones propias estupendas, pero no es el tuyo. Se alejan de ti. Ellos al revés: lo emparentaron de una manera fascinante. Los reconozco. Me reconozco en sus palabras, me reconozco en sus gestos. Reconozco mi texto en ellos, y eso es a lo que cualquier autor puede y debe aspirar. Por eso estoy aquí (en la rueda de prensa), sino me hubiera quitado de en medio y hubiera dicho:"Hacerla y ya está". Estoy aquí porque merece la pena apoyarlos, porque el trabajo es magnífico. Yo estaba impresionado y decía:¡"Qué bueno es esto!" Llegué a olvidar que era mío. Era bueno porque estaba en boca y gestos de ellos. Ellos lo hicieron bueno. Es una deuda que tengo con los tres - actores y director - y con toda la gente que ha trabajado en la obra.

ANTONIO ÁLAMO: UNA OBRA PROFUNDAMENTE
ÉTICA Y MUY ANTIBELICISTA 

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   ANTONIO ÁLAMO
FOTO: www.madridteatro.net

La última dirección de Antonio Álamo que ha venido a Madrid ha sido Fuenteovejuna (CLIKEAR) por la etnia gitana del poblado chabolista El Vacie (Sevilla). Manifiesta su halago y agradecimiento por las palabras de Arturo.

  • Estoy apabullado. Muchas  veces me preguntan si es difícil hacer la dramaturgia de El Pintor de batallas. Lo cierto es que cuando uno tiene un texto tan grande como éste, uno vuela. He tenido la suerte de vérmelas literariamente con grandes escritores a la hora de hacer dramaturgias: Shakespeare, Cervantes, Arturo, Dalton Trumbo,… Autores tanto clásico como contemporáneos, que ya son clásicos.  Cuando uno adapta una novela, lo primero que intenta es hacer la ficción de que uno hubiera escrito esas palabras. Hacerla suya completamente. Si además es un proyecto que uno ha elegido, como es el caso de El Pintor de Batallas, un texto que admiro, siempre voy a remar a favor de lo que el autor ha querido contar, o de lo que yo creo que el autor ha querido contar, o lo que el autor me está transmitiendo.

En el caso de El pintor de batallas, Antonio se lanzó a escribir la adaptación sin contar con el permiso de Arturo, sin saber si daría el permiso.            

  • Hice una primera versión, se la envié a Arturo y me dije que le había gustado muchísimo,… - no la había leído -, yo ya empecé a sospechar algo extraño cuando después de una sesión de trabajo que hicimos Jordi, Alberto  y yo. Hicimos una serie de lecturas, intercambiamos impresiones, vimos dónde estaban las fortalezas y debilidades de la versión. Me vi obligado a hacer una serie de 30 ó 40 modificaciones. Con muchísimo apuro llame a Arturo para decirle que esa versión tan maravillosa que había leído no era tan maravillosa y había que hacerle unos retoques. Empecé a leerle esa lista. Me cortó y me dijo:"Haz lo que te dé la gana, confío en ti. Tienes patente de corso".  A partir de ahí fue un superalivio porque, incluso durante los ensayos, vimos cosas que había que limar. Por eso la sesión de ensayos ha sido fascinante. Hemos pisado mucho el escenario como es necesario, pero, al mismo tiempo, también hemos debatido mucho: de lo que estos personajes estaban contando, lo que significaba la obra, porque es una obra profundamente ética, muy antibelicista, aunque toda la obra de Arturo lo es desde su primera novela, El húsar, que es impresionante, pues le deja a uno absolutamente sobrecogido. Sin embargo El pintor de batallas, condensa de una forma muy especial todo su mundo literario o alguno de sus grandes temas.

EL PINTOR DE LAS BATALLAS,
UN INMENSO MURAL

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ALBERTO JIMÉNEZ / JORDI REBELLÓN
FOTO: www.madridteatro.net 
 

Antonio Álamo subraya el equipo con que ha contado, que califica de "superequipazo". Dos ingredientes a destacar son la música de Marc Álvarez y el mural del pintor murciano con proyección internacional  Ángel Haro.  

  • La pintura que Arturo plantea en El Pintor de batallas, creo que es imposible. Con Ángel discutimos mucho cómo armar ese inmenso mural. En la novela cabe todo: la filosofía, la poesía, la narración, la historia, la descripción, la erudición. De Arturo siempre aprendes algo. Ese conocimiento en El Pintor de batallas puede ser un poco apabullante. Luego intentamos armar ese "puzzle" que nos proponía y nos resultaba imposible. Entonces tendimos claves más contemporáneas, que, creo, tiene mucho más que ver con el carácter del personaje Faulques, el pintor y fotógrafo de guerra. Si lo convertíamos en un pintor de gestos más, tenía que estar más emparentado con los expresionismos que con esa enorme erudición histórica  que se muestra en la novela. Esa fue una de las pequeñas reinterpretaciones que hacemos.     

El trabajo con los actores, Antonio lo recuerda como una

  • gran emoción y continuo debate durante los ensayos, para encontrar las claves. Una de las claves que encontramos fue la del boxeo. Toda la obra está pensada como si fuera un combate a quince asaltos, incluidos los descansos, como los combates de antes.     

JORDI REBELLÓN ES FAULQUES.
UN LUJO QUE A UN ACTOR LE LLEGUE
UN TEXTO COMO ÉSTE  PARA INTERPRETAR.

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  JORDI REBELLÓN
FOTO: www.madridteatro.net

Jordi Rebellón interpreta a Faulques, el pintor y fotógrafo. Su rostro es muy conocido por encarnar a Rodolfo Vilches, el doctor de la serie televisiva Hospital Central. Tiene bastante recorrido en cine, teatro y televisión. Como actor se formó en la Escuela de Actores de Barcelona, y considera que su herramienta de trabajo siempre es

  • el texto. Soy un mal lector de textos, de primeras. Cuando me ofrecen una obra de teatro o una serie de televisión y me dicen "léetela tranquilamente y ya nos dirás algo". No puedo tener un texto en casa pensando que me lo voy a leer el fin de semana o l semana siguiente. Lo devoro enseguida porque es mi herramienta de trabajo. Como soy un mal lector, pues si es una comedia no le veo la gracia, a un drama no veo por dónde pillarlo… Necesito leerlo tres o cuatro veces, además leo muy rápido. Con El pintor de batallas, me pasó que me la leí una vez y dije "sí, la hago", porque es muy difícil, para un actor, que te llegue un texto como éste para interpretar, porque es maravilloso No había leído la novela. Después de decir que "Sí", me fui a la editorial y adquirí el libro. Me pareció mucho más maravillosa que la versión que escribió Antonio, que es fantástica. Es un lujo que a un actor le llegue un texto como éste  para interpretar.

Jordi se cataloga como un actor visceral, intuitivo y no de método. Ello hace que el trabajo

  • intenso de los ensayos, la capacidad de realizar este texto ,que para mí no ha sido fácil, es lo que enriquece el trabajo del actor y lo bonito del teatro es construir los personajes, entender la historia y luego interpretarlos. Que luego venga un señor como Arturo Pérez Reverte, autor de la novela, y diga las alabanzas que ha dicho, nosotros estamos encantados y maravillados. En nuestro estreno en Valladolid, la mayor preocupación era lo que iba a decir Arturo Pérez Reverte. Cuando nos enteramos que no se había leído la versión, dijimos "¡Manda huevos!"  Estuvimos encantados de que viniera y le pareciera bien la interpretación.

Faulkes es un personaje complejo, testigo aparentemente indiferente de la crueldad y la maldad humana, encaramado en una torre en la que pinta un mural con los recuerdos de su vida profesional en guerras y desastres.

Al otro personaje, el superviviente Ivo Markovic, lo interpreta Alberto Jiménez, que Jordi califica de

  • un actor como la copa de un pino, y es un lujazo estar con él en el escenario, así como contar en la dirección con Antonio Álamo y todo el equipo. Hay un tercer personaje del que se habla y aparece en la novela, pero no en la versión teatral: la pintura de Ángel Haro. Esa pintura no sería lo miso si no estuviera. Tiene un proceso que  va descubriéndose poco a poco y que el público casi ni lo percibe. Sin esa pintura el fondo del escenario no sería lo mismo.

ALBERTO JIMÉNEZ ES IVO MARKOVIC.
EL HORROR Y LA ESPERANZA DEL SER HUMANO

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ALBERTO JIMÉNEZ
FOTO: www.madridteatro.net
 

El superviviente es Ivo Markovic, que retrata Faulques durante el asedio de Vukovar. Alberto Jiménez, su intérprete es hombre de escenario más que de ruedas de prensa, pero confiesa que

  • que estoy muy agradecido de vivir esta experiencia, porque es trabajo y arte. Además porque una de mis películas favoritas es Apocaplyspis Now, y hace esta obra es como hacer un viaje al corazón de las tinieblas. Venimos de hacer muchas funciones y ya tengo experiencia de ese viaje con el público. Está siendo algo, por un lado muy desgarrador por todo lo que se pone de manifiesto en esta historia…Sí quiero alguna vez  entrar en debate con Arturo Pérez Reverte, para decirle que ha escrito esta obra buscando la esperanza de un mundo mejor. Conseguir que los seres humanos todavía tenemos la capacidad de poder cambiar las cosas. Cuando los actores tenemos la suerte de vivir un personaje, llegamos a tener el conocimiento de cosas que el propio actor que ha escrito ese personaje, ni siquiera es muy consciente de lo que ha vivenciado con él. En el caso de mi personaje Markovic, está arrasado por una historia personal, causada por una fotografía que le hizo Faulques, pero a pesar  de esa tragedia que ha vivido, llega a ese molino, donde está recluido Faulques intentando pintar el horror de la guerra, con ansias de venganza, pero, también, con una necesidad  de buscar respuestas que justifiquen y le hagan entender el por qué y el para qué de ese horror que le ha tocado vivir. Creo que  eso es algo que tiene que ver con la esperanza, de lo contrario hubiera venido al molino otro personaje y le hubiera pegado un tiro y luego otro. No lo ha escrito así. Son dos personajes que durante hora y media se confrontan, y hacemos todo un viaje, toda una reflexión, todo un mundo de pensamientos sobre el horror de la naturaleza humana, pero también sobre la esperanza de la naturaleza humana. Así lo veo yo cuando voy a entrar en el escenario.       

JORDI Y ALBERTO ME CONMOVIERON
CON MIS RECUERDOS

A esta reflexión de Alberto, Arturo Pérez Reverte añade que

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      ALBERTO JIMÉNEZ / JORDI REBELLÓN
    FOTO: www.madridteatro.net
    el ser humano que es capaz de lo peor, también es capaz de dialogar. La razón y la lucidez acera a los enemigos que nada tienen que ver entre sí. La esperanza es que no hay más esperanza que la de dos seres humanos hablando y mirándose a los ojos. Hay una parte que encara muy bien
    Alberto, y es que casi todos los hombres y mujeres que inspiraron esa novela, están muertos. El otoño al que se refiere la novela y la obra de teatro es el de todos aquellos chicos con los que yo estuve viviendo muchas semanas, cuando, por fin, los sirios cercaron la ciudad y la tomaron, pues los mataron  a todos: heridos y prisioneros. No hubo ninguno que sobreviviera. Únicamente los que escaparon antes y con los que salimos nosotros. El último grupo que se escapó fue Marc, mi cámara, ellos y yo. Los demás todos murieron. Ahora mientras hablaba Alberto, recordaba su personaje y me sentía bien porque fueron amigos míos. Compartí con ellos la vida, los cigarrillos, las confidencias, las conversaciones, los miedos, las noches oscuras y me contaban sus cosas. Ahora todos están muertos. Yo no soy muy sentimental ni muy romántico, pero realmente hay un acto de justicia poética, que es que Alberto los hace vivir otra vez. Cuando lo oigo a él, ya no lo veo a él. Esta es la magia de estar con buenos actores. Veo las voces, a los chicos y a toda aquella gente. Para mí, también, es un viaje al corazón de la memoria, de las tinieblas, de la tristeza y de un montón de cosas. Eso se consigue con buenos actores. Que un texto que es mío y lo conozco, me haga ver cosas  que no he sentido. Que un texto mío, al cabo de tantos años, venga a conmoverme, es que es uno de ellos. Alberto consiguió ser uno de ellos. Jordi consiguió ser el hombre que los miraba. Para mí es algo…En realidad ellos están sacando mi memoria. Es mi yo más duro…Es de mis libros el que menos se ha vendido, aunque se ha vendido bien, porque es el más difícil de leer de todos. El más amargo y más crudo. Jordi y Alberto me conmovieron con mis recuerdos. Es muy difícil explicarlo, pero creía que mencionarlo era de justicia, y esto se lo debo a ellos. Esa conmoción, ese estremecimiento personal que me lleva no a las lágrimas, pero sí a la memoria. Los oigo hablar, fumar, caminar, combatir, a alguno lo veo morir y desangrarse. A toros no porque los mataron cuando yo ya no estaba. Por eso este momento para mí es especialmente importante.        

FAULQUES Y MARCOVIC
UN SOLO PERSONAJE

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  JORDI REBELLÓN
FOTO: www.madridteatro.net

Se trata de una obra a dos en continuo conflicto, lo cual lleva consigo un cierto duelo interpretativo a nivel actoral. Por parte de Jordi tal conflicto es relativo ya que

  • mi modo de trabajar como actor es en equipo. Hay un director, y en este caso un compañero, y hay un texto, el cual no es fácil. Hay que analizarlo. Está lleno de expresiones, algunas para mí desconocidas, y que tengo que entender que queden en pie, pero sobre todo es una labor de ensayos, de pisar escenario, de sentarse en una mesa y analizar el texto. Hablar con el director, hablar con el compañero y llegar a acuerdos. Es un proceso largo y duro, pero es lo que más me gusta: crear unos personajes, entender la historia, contarla y que el público la entienda. Si luego al autor le gusta, pues imagínate…En este caso ha sido un lujazo haber llegado a acuerdos y entendimientos, que, a veces, no ocurren. El que piense que esto es un trabajo individual está muy equivocado. El teatro, cine y televisión es un trabajo de equipo. No es como el de un escritor que se sienta en su casa a escribir y es un trabajo muy solitario. Aquí si no hay equipo, no funciona.   
  • A mí Antonio no me conocía - añade Alberto Jiménez -, y Antonio nos dijo:"necesito un día quedar con vosotros para leer la obra, escucharos y ver si es posible".  Al final Jordi y yo concluimos que Faulques  y Marcovic son un solo personaje. El que los dos tuviéramos esa misma sensación desconcertó a Antonio. Luego, a la hora de interpretarlos nos tenemos que mirar mucho a los ojos, porque somos un solo. No estoy contando mi historia, sino también la historia de Faulques y él está contando mi historia. Es la historia del ser humano. A partir de ahí tenemos que tener una complicidad. Yo estoy conociendo cosas de la sensibilidad de Jordi, por la propuesta de Antonio, que con otro personaje no sé si las percibiría. 

Arturo Pérez Reverte subraya dos rasgos de Jordi y Alberto desde el punto de vista de la interpretación.

  • Uno es la ternura del personaje de Alberto, al que la vida ha machado de una manera atroz. Sin embargo conserva la ternura. Hay momentos en que da ganas de subir al escenario. Abrazarte y consolarte. Pasarte la mano por la cabeza. En cuanto al personaje de Jordi, todo el tiempo hasta el final es egoísta. Esa lucidez que la vida le ha dado, esa claridad de ideas sobre la vida, ese despojo de sentimiento que su trabajo le hadado en la vida lo ha endurecido y lo ha hecho frío y egoísta. Ese contraste entre la ternura emotiva y la fría lucidez del pintor es lo que genera ese intercambio de ambos. Ese proceso de diálogo me parece muy interesante. Esa aproximación y cesión mutua o esa simbiosis es lo más interesante. Faulques no cae bien porque es un depredador visual, lúcido y egoísta porque  sabe que la vida es un follón, pero se hacen amigos.     

La obra transita por temas universales: la crueldad, la maldad, la conciencia humana, el recuerdo, la supervivencia, el factor azar en el desarrollo de las vidas, el amor, el caos, las convenciones sociales, la indiferencia, los fantasmas interiores… Enfrenta al hombre indiferente (Faulques) y al rostro de la derrota (Markovic), aunque Antonio Álamo precisa que

  • poco a poco vamos cayendo en la certeza de que no hay tantas diferencias entre héroes y verdugos. ¿De verdad seguimos creyendo que es posible mantenernos como meros espectadores? ¿Sólo somos responsables de lo que hacemos ? ¿Todos somos culpables? ¿Sirve algo recordar?

ANTONIO, JORDI Y ALBERTO HAN CONSEGUIDO
PONER SOBRE EL ESCENARIO UNA HISTORIA
QUE NADA TENÍA QUE VER CON EL CINE O EL TEATRO

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ALBERTO JIMÉNEZ
FOTO: www.madridteatro.net
 

Viendo la temática se podría pensar en la posibilidad  cinematográfica, de hecho novelas de Pérez Reverte han sido trasladados al cine. Ésta ha llegado al escenario. No obstante Arturo declara que cuando escribe no piensa en la posibilidad de ambos medios.

  • y menos esta historia que no tiene nada de cinematográfica, ni de escenario. El milagro es que Antonio y ellos han conseguido poner sobre el escenario una historia que nada tenía que ver con esos medios. Han conseguido lo imposible. Es una obra tan compleja, tan densa, tan llena de intensidades, de crueldades, soledades, amarguras, de realidades, de reglas del mundo cruel en el que vivimos  que jamás imaginé que esto fuera trasplantable a ninguna sitio que no fura al texto de una novela. De ahí mi sorpresa al ver que aquello se desarrollaba de una manera absolutamente coherente y absolutamente mágica. De hecho es un texto muy íntimo y pensé que era un texto para minorías.  Lo sigue siendo aunque se vendió muy bien. Jamás pensé quesería una obra de teatro.  De hecho cuando me propusieron hacer una obra de teatro, dije que no, pero a Antonio lo respeto, lo quiero  y lo aprecio mucho.

Varias novelas de Arturo han sido trasladadas al cine y aunque está contento de ellas no tienen la excelencia de esta versión teatral.

  • Nunca me he sentido tan satisfecho como viendo esta obra en el teatro, y hay películas que me han gustado mucho. Viggo Mortensen es un artista estupendo y es en realidad Alatriste, pero El Pintor de las batallas en teatro es diferente. Quizás porque es mi vida. y hay un punto personal.

LAS PINTURAS  DE GUERRA EN EL LIENZO
DE EL PINTOR DE LAS BATALLAS

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  ARTURO PÉREZ REVERTE
FOTO: www.madridteatro.net

En la realidad Faulques era un fotógrafo, mientras que al pasar a la novela es fotógrafo y pintor. Tal añadido es porque  en esta concepción están reflejadas todas las pinturas de guerra, según Arturo.

  • desde los vasos troyanos hasta lo más reciente. Conozco muy bien la pintura, el arte lo conozco bien por cuestiones personales y tengo alguna novela sobre eso.  Conozco la pintura de guerra muy bien y viví en ese mundo. Hay una idea básica en la novela y que está en la obra: la fotografía ya no es suficiente. La fotografía ha dejado de tener la fuerza que tenía. El Arte sigue siendo el mecanismo principal para desvelar las grandes realidades de la vida, del mundo. Las reglas del universo. Faulques, es un fotógrafo que toda la vida ha querido hacer una fotografía que resuma la guerra y no lo ha conseguido. Con la lucidez de los años comprende que la pintura, principalmente el arte, puede buscar esa foto imposible que él no pudo hacer. Entonces se pone a pintar un gran fresco en una torre junto al mar, para pintar la foto que nunca pudo hacer: el hombre que resume todas las guerras y al ser humano en todas las guerras. Ahí están todos los pintores de guerra. Los estudié y los plasmé. Yo viví en la guerra 21 años. He visto muchas fotos de guerra. También he pasado muchísimo tiempo viendo el arte y la literatura que refleja la guerra. Saqué mis propias conclusiones. Ahí está la mirada que mis observaciones me dejaron, pero a través del arte. Además sigo pensando que ni la mejor foto de guerra, y he visto muchísimas en mi vida, refleja lo que es la guerra de verdad. Por el contrario hay cuadro como el Paolo Ucello que  sí se acercan a ello. Por eso escribí este libro.

Esta idea del fresco que está en la novela ha ayudado a la parte visual escénica. Antonio Álamo va más allá al precisar que la historia de El Pintor de las batallas es también

  • la historia de la construcción de un mural. Desde el punto de vista estético lo llevamos a la contra. No lo llevamos por donde lo lleva la novela.
  • El cuadro se ve crecer. Se va transformando a medida que el personaje va recordando.
  • Hay una dramaturgia muy clara, también de la pintura. Trabajar y discutir con Ángel Haro ha sido muy apasionante, para ver qué tipo de referencias podíamos manejar. Referencias a toda la historia  de pinturas de batallas.      

NO SOY UNA ONG,
NO HE PRETENDIDO HOMENAJEAR A NADIE.
NO QUIERO MEJORAR EL MUNDO,
PORQUE SÉ QUE EL MUNDO NO ES MEJORABLE

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El escribir la novela sobre las atrocidades vistas en la guerra, según Arturo, no está ligado a un concepto de redención o de homenaje, ya que

  • yo no soy una ONG. No pretendo homenajear a nadie. Tampoco lo es la obra, aunque, evidentemente, tiene una lectura, como ha dicho Antonio, antibelicista. El nudo del asunto no es eso. El mundo es un lugar peligroso poblado por seres peligrosos, que se llaman seres humanos, y hay unas reglas del caos, de la guerra, de la muerte, de la barbarie, de la crueldad que están ahí. Entonces la pintura, el arte, te permite acercarte a ellos y entender las reglas. Acercarte al tablero y ver por qué el peón come, la reina mata, por qué el rey…El arte te lo permite entender mejor, como método de aproximación a las reglas del juego. Nunca he pretendido homenajear a nadie. Otra cosa es como consecuencia recuerde a mis amigos etc…, pero mi intención no es positiva. No quiero mejorar el mundo, porque sé que el mundo no es mejorable. No he querido, en ningún momento, hacer a la gente más feliz, ni homenajear a los muertos, ni a las pobres mujeres violadas. No. He querido contar mi memoria de 20 años, imágenes atroces, y, al mismo tiempo, elecciones extraídas de esas imágenes. Con eso han hecho la obra de teatro. Después uno puede usarlo para lo que quiera: un homenaje o cualquier cosa. Tiene muchas lecturas posibles. Es lo bueno que tiene una cosa así, pero la intención básica es de escribir, contar una historia que intente explicar el mundo.            

CADA UNO DEBE HACER AQUELLO PARA LO QUE VALE.
YO CUENTO HISTORIAS BIEN Y FUNCIONAN BIEN

Arturo Pérez Reverte es prolífico en novelas, pero no ha escrito ninguna obra de teatro, ni lo piensa hacer porque "no sé".

  • No tengo la técnica. Creo que cada uno debe hacer aquello para lo que vale. Yo cuento historias bien y funcionan bien. Es lo que hago. Ese es mi trabajo. Igual que cuando era reportero, pues hacía bien mi trabajo. Era un buen reportero y soy un razonable novelista. El teatro no es mi territorio. El teatro es una cosa muy seria. He leído muchísimo teatro, como todo lector, pero tiene unas reglas y una actitud técnica de la que yo carezco. Es como hacer guiones de cine. Yo no los hago. Hago historias que a lo mejor, después, hacen guiones de cine. Cuento historias a mi manera. Nunca jamás he querido hacer teatro porque no me siento capacitado. Hay gente con talento capaz de hacerlo y mejorar mi trabajo en ese medio.  

Más información
     El pintor de las batallas. Reverte-Álamo

José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande

 

 

 

 

 

Última actualización el Martes, 11 de Abril de 2017 16:50
 
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