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A Rude Trilogy. J.Moreno Arenas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Jerónimo López Mozo   
Lunes, 07 de Noviembre de 2016 15:18

A RUDE TRILOGY (BEGGING YOUR PARDON) /
TRILOGÍA GROSERA (CON PERDÓN)
,
EL ATRACO, EL APARCAMIENTO, LA PLAYA
JOSÉ MORENO ARENAS 

 
  moreno arenas

Ediciones de Gestos,
Colección Textos Teatrales,
Irvine (California), 2016
.

 

JOSÉ MORENO ARENAS: DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE AMÉRICA, CON HUMOR GROSERO

No es reciente el interés de los dramaturgos españoles por darse a conocer en Estados Unidos. A principios de los años 30 del pasado siglo, unos cuantos pusieron rumbo a Hollywood atraído por las oportunidades que les brindaba la meca del cine, no para dar a conocer sus obras, que allí importaban poco, sino para ejercer de guionistas, hacedores de diálogos, adaptadores y traductores. Edgar Neville fue el primero en llegar y quien tiró de los demás: Jardiel Poncela, López Rubio, Tono de Lara y Eduardo Ugarte. Apenas trascurrido un lustro desde su llegada, dejaron de hacerse versiones españolas de las películas americanas, de modo que hicieron las maletas y represaron a España para seguir escribiendo comedias. Bastantes años después, cuando estrenar en nuestro país resultaba difícil para los autores críticos con el franquismo, el interés de algunos estudiosos norteamericanos por Buero Vallejo, Alfonso Sastre, Martín Recuerda y otros miembros de la generación realista fue notable y su teatro empezó a ser estudiado en sus universidades. Fueron invitados a visitarlas y aparecieron revistas y pequeñas editoriales que publicaban sus obras. Los del Nuevo Teatro Español también fuimos bien acogidos, pero hay que señalar que nuestra pretensión, con la excepción de José Ruibal,  que era un caso aparte, no era la de seducir a los empresarios y triunfar en los escenarios americanos, sino la más modesta de obtener un reconocimiento que en España se nos negaba. Era una alternativa a la nada. Que alguien leyera y estudiara nuestras obras y que algunas fueran publicadas mientras aquí estaban condenadas a permanecer inéditas, era más de lo podíamos esperar. Nunca se cerró esa vía abierta al exterior y nuevas generaciones de autores la transitaron. Ya no se trataba de encontrar una válvula de escape, sino de satisfacer el legítimo deseo de los dramaturgos españoles de ampliar la difusión de su teatro fuera de nuestras fronteras. El caso de José Moreno Arenas se sitúa en ese marco.

Cuando se planteó esa ampliación de horizontes, en lo que se refiere a Estados Unidos, no esperó a que vinieran a buscarlo, cosa que tarde o temprano hubiera sucedido, pues su teatro ya gozaba de reconocimiento, ni pidió a sus colegas que le avalaran ante los investigadores de aquel país. Él mismo fue su embajador y, por tanto, el encargado de presentar sus credenciales en formato de teatro breve preñado de humor, a veces negro. Consiguió que algunos de los destinatarios las leyeran y se interesaran por lo que hacía. La prestigiosa revista Estreno fue más allá y le publicó, en 2008, su pieza Te puedes quedar con el cambio, muñeca. De ahí a que le invitaran a ir a Norteamérica apenas faltaba un paso, y no tardó en darle. Sucedió al año siguiente. Más no fue solo, sino que se llevó consigo a unos cuantos cómicos duchos en la representación de sus obras, los cuales habían de encargarse de ilustrar sus ponencias con la representación de algunas de ellas. Fue un acierto. Buena prueba del éxito de la gira, fue la publicación en 2010, en la colección Textos Teatrales de la Editorial Gestos, de una veintena de pulgas dramáticas. Moreno Arenas no solo había descubierto América, sino que había iniciado su conquista.

Seis años después, la misma editorial nos ofrece un nuevo volumen que, bajo el título A Rude Trilogy (begging your pardon) / Trilogía grosera (con perdón) incluye, en edición bilingüe, las piezas El atraco, El aparcamiento y La playa, todas ellas escritas con anterioridad a 2004. No es mi propósito analizarlas, ya que han sido publicadas y representadas en España y sobre ellas han escrito los cada vez más numerosos especialistas en la obra de nuestro autor. Más me interesa tratar de explicar cómo es posible que se abra paso en un país como Estados Unidos un teatro que se inscribe en el género humorístico, en el cual, a diferencia de lo que sucede con el drama,  la tragedia o incluso determinada alta comedia, se emplean unas claves sociales y lingüísticas que no suelen ser universales. Una frase festiva celebrada con alborozo en un lugar, en otro distinto puede  ser recibida con la más absoluta indiferencia. Si esto es válido para el teatro de humor en general, en el caso del que practica Moreno Arenas lo es en mayor medida, porque sus personajes, lo que dicen y, sobre todo, cómo lo dicen responden a modelos reconocibles por sus destinatarios, pero no tanto por los receptores pertenecientes a sociedades que se mueven en otras coordenadas culturales. Como señala con acierto la  estudiosa Polly J. Hogde, tres características destacadas de nuestro autor son su dominio de la ironía, la perspicacia y la sátira. En efecto, en su teatro abundan la burla fina, el ingenio y la mordacidad, instrumentos imprescindibles para dibujar un retrato grotesco de la sociedad. Pero también es cierto, que su singular lenguaje, perfectamente reconocible por nosotros, no tiene, sin embargo, fácil trasvase a otras lenguas.

Siendo esto así, no es en su forma de expresarse dónde hay que buscar las razones de la buena acogida que está teniendo el teatro de Moreno Arenas fuera de España y, más concretamente, en Estados Unidos. No tengo ninguna duda de que obedece a su contenido. La finalidad de su escritura no es la diversión, aunque no la excluya. El humor, frecuentemente negro, es, para él, el mejor vehículo para tratar asuntos relacionados con el lado menos amable de la condición humana. Las historias que cuenta recrean sucesos que ha conocido de primera mano, llegado a sus oídos, recogidas por los medios de comunicación o, simplemente, dictadas por su imaginación. Situaciones y personajes trascienden con frecuencia lo local, porque iguales o parecidas se dan en otras latitudes. Entre los ingredientes de sus piezas están algunos tan actuales y universales como la crueldad, el racismo, la injusticia, la intolerancia, los falsos sentimientos, la incomunicación o la desmesura en la defensa de las ideas.

Eileen Doll, responsable de la selección de las piezas incluidas en el volumen y de su traducción al inglés, ha tenido muy en cuenta lo que llevo dicho. Tocante a los textos, ha elegido, entre la vasta obra de Moreno Arenas, aquellos que mejor pueden ser entendidos por sus compatriotas. Un atracador y sus víctimas; unos actores convertidos en espectadores de la violenta agresión de un espectador a un inválido, a propósito de una plaza de aparcamiento; y un bañista que muestra su insensibilidad ante el drama de los inmigrantes que el mar arroja a la playa, son personajes perfectamente reconocibles en cualquier rincón del mundo.  Más ardua ha sido, sin duda, la tarea de verterlos al inglés. Estaba claro que, aunque cada palabra en español tiene su correspondiente en la lengua inglesa, no se podía realizar una traducción literal. Hubiera resultado incomprensible y poco se hubiera conservado de su agudeza e intención cómica.  A Doll no le ha bastado, pues, con tener el diccionario de español-inglés a mano. Ha llevado a cabo una minuciosa recreación para mantener vivo el espíritu de la letra, buscando giros y equivalencias reconocibles para los lectores y espectadores norteamericanos.  Justo es decir que  ha resuelto con solvencia el reto al que se enfrentaba.

Más información

JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
Copyright©lópezmozo

 

 

 

 

 

Última actualización el Lunes, 07 de Noviembre de 2016 17:18
 
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