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Escuadra hacia la muerte.Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por Jerónimo López Mozo   
Domingo, 16 de Octubre de 2016 17:13

ESCUADRA HACIA LA MUERTE
LAS GUERRAS INTERIORES DEL SER HUMANO

  ESCUADRA 7 b 
  FOTO: PEDRO CHAMIZO

Escuadra hacia la muertese estrenó en 1953 en el Teatro María Guerrero, el mismo en el que ahora se ofrecerán más de cuarenta representaciones. Entonces solo fueron tres, en principio más de lo que cabía esperar tratándose de la obra de un autor que empezaba su andadura en el mundo del teatro. Pudieron ser bastante más si tenemos en cuenta la buena acogida que tuvo por parte de la crítica. La de ABC, que era la más influyente, se apresuró a saludar la llegada de un nuevo autor a la nómina de los que gozaban de general reconocimiento. Pero algo impidió que las expectativas se cumplieran. Las autoridades militares entendieron que el joven dramaturgo Alfonso Sastre, a la sazón cumpliendo el servicio militar, ofrecía una pésima imagen del Ejército, lo que motivo su prohibición por parte de la censura. Una censura que, si no la había vetado antes del estreno, era porque sus miembros habían interpretado que se trataba de una loa a la disciplina castrense. Cosas así pasaban con cierta frecuencia.

No alcancé a ver aquella función, pero cuando, pasados algunos años, leí el texto entendí, como otros muchos, que estaba ante una obra realista que, en esencia, era un alegato contra la guerra. Lecturas posteriores me hicieron verla desde otra perspectiva. Para empezar, seguía considerándola realista, pero con no pocas reservas. En cuanto al asunto, cada vez me parecía que la situación de un cabo y cinco soldados enviados al sacrificio para purgar sus poco edificantes conductas tenía que ver, más que con la guerra, con la condición humana. En efecto, el asesinato del cabo autoritario por parte de cuatro de ellos, les hace libres, pero al poder disponer de sus vidas, se desencadena un conflicto existencial que genera muchas preguntas sin respuesta. Cada uno afronta de forma distinta la nueva situación, pero, de algún modo, todos se saben atrapados en un círculo del que no pueden salir, conscientes de que, con su crimen, no han conseguido evitar la ejecución de su condena a muerte, sino solo aplazarla. Caben otras interpretaciones, incluidas las que el propio Sastre ha ido ofreciendo a lo largo de los años, señal de que estamos ante una obra compleja, como lo son otras muchas del mismo autor.

Se ha dicho que después de aquel fugaz paso por el escenario del María Guerrero, la obra solo ha sido representada por grupos de aficionados o universitarios, los cuales no han dejado ninguna huella. Eso explica que Paco Azorín, responsable de esta puesta en escena, considere que su estreno ha venido a ser la cuarta vez que se representa. Sin embargo, no es así. Justo es recordar que en diciembre de 1989, bajo la dirección de Antonio Malonda, la compañía Teatro Madrid, integrada por excelentes profesionales, la estrenó en el Real Coliseo Carlos III de El Escorial, si la memoria no me falla con la presencia del autor. Es cierto que el espectáculo, fiel al espíritu y la letra del texto sastriano, no tuvo larga vida, pero a mí me sirvió para reafirmarme en la interpretación que yo había hecho de su significado.

Paco Azorín ha querido recuperar esta obra primeriza y emblemática de Sastre porque está convencido, no solo de su vigencia, sino de que, en su opinión, contiene un mensaje de esperanza. Frente a la miseria moral, la incertidumbre y el miedo a lo desconocido que nos domina, vislumbra un nuevo Renacimiento. No sé si Sastre comparte la confianza en un futuro luminoso  defendida en el programa de mano ni si, en consonancia con ella, estaría conforme con que la pieza bien hubiera podido titularse Escuadra hacia la vida. Tengo mis dudas. Más bien creo que ese optimismo no está en la obra de Sastre, sino en alguno de los poemas de Bertolt Brecht intercalados entre los cuadros, en especial en el titulado “A los hombres del futuro”, en el cual anuncia un tiempo en el que el hombre será amigo del hombre. De lo que sí estoy seguro es de que Azorín ha puesto toda la carne en el asador en su operación rescate. Su revisión del texto original se ha limitado a despojarle de las arrugas que le han salido con el paso del tiempo, pero en la puesta en escena ha ido mucho más lejos.

Ha trasladado la acción de la casa de un guardabosques situada en una explanada que se extiende hasta un denso fondo de árboles a un bunker cuasi futurista, que remite a un tiempo distinto al imaginado por Sastre, aunque ambos se sitúen en el marco de una hipotética Tercera Guerra Mundial. No ha escatimado medios en su diseño y construcción, que se inscribe en la estética de otras imponentes escenografías concebidas por él. El protagonismo de este espacio claustrofóbico es tal que parece ser la causa de la angustia de los personajes y no el laberinto existencial por el que deambulan en busca de una salida inexistente. Era innecesario añadir muros físicos a los invisibles levantados por el miedo, la incertidumbre y la desesperanza. No lo hicieron Beckett ni Sartre, autores con los que el Sastre de Escuadra hacia la muerte tiene algunas cosas en común. En Esperando a Godot, publicada en 1952, aquél se limitó a poner un árbol al borde de un camino y, en A puerta cerrada, estrenada en 1944, el escritor francés Jean-Paul Sartre representó el infierno bajo la apariencia de una habitación de hotel.

El resultado es que la escenografía, los intermitentes haces de luz y la continua proyección de escenas filmadas y rótulos luminosos en grandes pantallas, más que arropar el texto, lo ahogan. En medio de semejante aparato tecnológico, las palabras se abren paso con dificultad, algo que parece quedar implícitamente reconocido cuando, en determinados momentos de gran intensidad dramática, los actores son llevados hasta el proscenio para proyectarlas desnudas sobre la sala. Solo entonces sus personajes son creíbles. Fuera de ellos, cuesta trabajo identificarlos con los forzosamente conflictivos integrantes de un pelotón de castigo, en especial al cabo Goban, al que, como responsable de la disciplina del grupo, se le supone una enorme dureza en el ejercicio del mando.

  ESCUADRA 17 b
  FOTO: PEDRO CHAMIZO

Título: Escuadra hacia la muerte
Autor: Alfonso Sastre
Versión: Paco Azorín
Escenografía: Paco Azorín
Iluminación: Pedro Yagüe
Vestuario: Juan Sebastián Domínguez
Espacio sonoro y vídeo: Pedro Chamizo
Movimiento: Carlos Martos
Asesor musical: Isaac M. Pulet
Ayudante dirección: Alex Larumbe
Diseño cartel: BYG / Isidro Ferrer
Fotos: Pedro Chamizo
Coproducción: Centro Dramático Nacional y Metaproducciones
Colabora Instituto Etxepare, Teatre-Auditori de Sant Cugat
Intérpretes: (por orden alfabético) Jan Cornet (Luis), Iván Hermes (Andrés),  Carlos Martos (Javier),  Agus Ruiz (Adolfo),  Unax Ugalde (Pedro),  Julián Villagrán (Cabo Goban)
Dirección: Paco Azorín
Duración: 1 hora y 30 minutos (aprox.)
Estreno en Madrid: Teatro María Guerrero (CDN), 7 - X - 2016

 


JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
Copyright©lópezmozo

 


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Director: Ernesto Caballero
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Bus: 5,14,27,37,45,52,150
RENFE: Recoletos
Parking: Marqués de la Ensenada,
Pz de Colón, Pza del Rey.
Tf. :91 310 29 49
Día del Espectador: miércoles (50%)
Descuentos: Grupos. Tercrera Edad, Carnet Joven
Atención al abonado: 91 310 94 32
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Última actualización el Domingo, 16 de Octubre de 2016 17:46
 
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