Contactar

 

La Estrella de Sevilla. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Lunes, 19 de Octubre de 2015 08:57

LA ESTRELLA DE SEVILLA
BELLEZA Y REFLEXIÓN

 

  ESTRELLA 18 B copia 
  ANTONIO CAMPOS / MONCHO SÁNCHEZ-DIEZMA / PABLO GÓMEZ-PANDO / MANUEL MONTEAGUDO / MANUEL RODRÍGUEZ / REBECA TORRES / ALICIA  MORUNO
FOTO: www.madridteatro.net

Al Teatro Fernán Gómez ha llegado desde Sevilla, La Estrella de Sevilla, un espectáculo con grandes aciertos a todos los niveles, que hace honor al título. Quienes se encargan de dar vida a esta historia son los componentes del Teatro Clásico de Sevilla, dirigidos por Alfonso Zurro, que, en más de una ocasión, han aterrizado, también, en el mismo Teatro.  La temporada anterior estuvieron con El Buscón de Quevedo e Historia de un cuadro, en el IV Centenario del fallecimiento de El Greco.

La Estrella de Sevilla es un texto atribuido a Lope de Vega, pero que algunos estudiosos adjudican a Andrés de Claramonte y Corroy (1), como también le adjudican El burlador de Sevilla, atribuido a Tirso de Molina. Curiosamente estos dos títulos han coincidido en Madrid : La Estrella en el Fernán Gómez y El Burlador de Sevilla  en el Teatro Español.

Dejando de lado la controversia de la verdadera autoría, la realidad de La Estrella de Sevilla es que, en opinión de filólogos, y, en concreto, de Alfonso Zurro, que ha trabajado sobre la dramaturgia, este texto ha pasado por muchas manos con un corto y pego de situaciones, personajes y versos. Incluso el título La Estrella de Sevilla, es cambiado en alguna edición por Sancho Ortiz de las Roelas - nombre del galán -, en la que se indica que es arreglada - hoy diríamos versionada - por D. Cándido María Trigueros. Tales tejes y manejes literarios era el pan nuestro cotidiano de aquellos corrales, pues vivían pendientes de la censura, el número de comediantes, presupuestos y demás avatares que rodean el mundo del teatro. Hoy vivimos situaciones similares y las denominamos: adaptaciones, versiones, dramaturgias...,las cuales van más allá de la simple traducción.

Alfonso Zurro ha creado una versión para 7 actores, aunque dos de ellos doblan, en la que ido a lo esencial del texto, tanto en temáticas, que son varias, como en parlamentos. Es un buen trabajo, ya que la historia no se pierde en vericuetos o en recitaciones virtuosistas sino que va llevando al espectador en un creciente interés tanto de tipo argumental - la historia narrativa en sí misma - como de contenido. Hay algo más, el lógico peinado de los versos logra la fácil comprensión, a lo cual ayuda una adecuada y musical recitación por parte de los actores.    

La Estrella de Sevilla o Sancho Ortiz de las Roelas, son dos títulos adecuados, ya que tanto Estrella como su amado Sancho, son dos figuras capaces de la honestidad y el sacrificio. Ambas resumen el grave conflicto que desencadena el hambre sexual del Rey Don Sancho, cuyo bocado inmediato y deseado es Estrella.

Este torpe deseo en el Rey da lugar a un tema central en la obra: el abuso de poder. Estrella será suya "sí o sí", para eso es el Rey. Esta pasión resulta más censurable, porque no se trata de una lícita pasión, el enamoramiento sincero, sino más bien es un capricho sexual, que se acabaría con la posesión, propio de las relaciones donjuanescas. Hay un agravante. Don Juan tiene que seducirlas, conquistarlas. El Rey Don Sancho no necesita de tales preliminares, ya que al ser el Rey nada se le puede negar.

Esta anécdota de cama no se queda ahí. Si fuera así sería una de tantas historias y, probablemente, la leyenda sevillana, de donde procede, se reducía a tal anécdota. Lope de Vega - o quien quiera que dramatizara esta leyenda - ha sabido sacarle más jugo, y ha pasado de lo particular a lo universal, ampliando la temática de lo que supone "yo mando, yo ordeno", cuando se ejerce abusivamente. El conflicto contagia a todos los personajes y se desencadena una serie de enfrentamientos, tanto de orden social como moral. Socialmente se plantea el enfrentamiento de un pueblo, la ciudad de Sevilla, ante las arbitrarias determinaciones del Monarca. Si éste tiene jurisdición nacional, los alcaides la tienen local. A nivel moral, Sancho Ortiz de las Roelas  se enfrenta a un dilema: obedecer la ley humana (la promesa hecha al Rey) o lo que le indica su propia naturaleza, que parece ser más honesta y justa. Es el eterno tema: ¿hay que obedecer las leyes injustas? Por otro lado la obsesión del Rey por conquistar a Estrella, y emplear la fuerza si es necesaria, ¿no recuerda la violencia de género, a la que la sociedad actual es más sensible? No quedan fuera la traición, la tortura y el asesinato legal, provenientes del Rey. Como puede verse las denuncias que Lope plantea en su época, a pesar de que la ambienta en el siglo XIII, son los suficientemente impactantes. Denuncias no ausentes en nuestro siglo XXI. Por ello el espectador actual no tiene que quebrarse mucho la cabeza para encontrar paralelismos. Abuso de poder, conflicto con la ley, violencia y corrupción, bajo una forma u otra no son simples fantasmagorías o seres de otra época.

Tales truculencias a las que hay que añadir torturas y ahorcamiento, podría pensarse en una puesta en escena con algo de "gore". Acertadamente Alfonso Zurro no cae en la trampa y aplica el lenguaje teatral puro en tales escenas, combinándolo inteligentemente con cierta dosis de naturalismo en la interpretación de los actores. En este contexto un gran acierto es la tortura de Sancho Ortiz, mediante la varas-lanza o el ahorcamiento que evita la soga y utiliza un recurso teatral, a no  desvelar, de gran efecto y poesía. La horca se transforma en "podium" de denuncia.

Y ya que he mencionado las varas, símil de lanzas en algunos momentos, éstas son las protagonistas de la bella y minimalista escenografía de Curt Allen con un poder altamente connotativo. Tales varas tendrán la capacidad de crear los distintos espacios, al hincarlas sobre el enrejado suelo, de manos de los propios actores, en  diversas ubicaciones. Ahora es puerta, ahora es prisión, ahora instrumento de tortura, sala de palacio o patíbulo. Esta concepción proporciona una ágil ritmo en las transiciones - los clásicos, ya se sabe, pasaban de un espacio a otro con una simple anotación: calle, plaza, reja.... y se quedaban tan frescos, pues los Corrales no se habían complicado la vida con las posteriores grandiosas escenografías, émulas del realismo -, así como obliga al espectador a ejercitar la imaginación. Para ello el secreto está en utilizar el minimalismo simbólico, cargado de significado, y aquí se cumple. A ello se une la iluminación que crea eficazmente las diversas atmósferas espaciales y anímicas. 

Acierto también en el vestuario ideado, también, por Curt Allen. Se ha buscado la esencia de época con un toque de modernidad, que no quiere decir toque contemporáneo. Se han estilizado las hechuras clásicas, un tanto balletísticas, entre las que llama la atención el vestuario masculino, el cual, además de bello, resulta ágil y sugerente. Colores propensos a tonos oscuros centran bien la tragedia, que es La Estrella de Sevilla.

Resueltos los problemas escénicos, la madre del cordero de los clásicos es el verso, que llegue con musicalidad - para eso los clásicos se han molestado en utilizarlo -  y la intelección. Esto último viene garantizado, en este caso, por una versión limpia y clara. Lo primero es labor de los actores, y éstos cumplen bien su cometido. Nos hacen llegar los versos con claridad y credibilidad, tanto en su musicalidad como en sus tonos. Hay una dirección conjunta que proporciona unidad a toda la recitación del verso. Rebeca Torres, como Estrella, compone su personaje con emoción y aplomo, y con tintes dramáticos sin caer en el melodrama. Su enamorado Don Sancho Ortiz, que encarna Pablo Gómez-Pando, nos da bien un desconcertado ser que lucha entre su conciencia y su deber, así como por su amor. Manuel Monteagudo es el Rey Don Sancho, un desvergonzado y egoísta personaje, al que Monteagudo sabe proporcionarle una humanidad verosímil, alejándolo del primitivo cliché malvado. Moncho Sánchez-Diezma, Antonio Campos, Alicia Moruno y Manuel Rodríguez, en intervenciones menores muestran igual calidad que los protagonistas.

Se consigue un trabajo actoral coral de gran precisión tanto en los desplazamientos, creando líneas muy bien medidas, como en los agrupamientos de escucha - los actores siempre están en escena -, logrando un buen equilibrio. Ellos son los que irán desplazando las varas-lanzas, sin que caer en tiempos muertos, sino que todo fluye dentro de la propia narración.

Durante toda la representación el público está expectante para romper al final en una salva de aplausos. Un bello espectáculo que da pie a la reflexión.

___________________

(1)

Andrés de Claramonte y Corroy

Se sabe poco de este actor y dramaturgo que vivió entre 1560 y 1626. Nacido en Murcia murió en Madrid. Como actor perteneció a grandes compañías teatrales como las de Baltasar Pinedo, Antonio Granados y Alonso Olmedo. Como dramaturgo escribió dramas épicos, en los que eran protagonistas los efectos escénicos.  Títulos suyos son: El valiente negro en Flandes, que trata sobre el racismo; El Gran rey de los desiertos, San Onofre, de temática similar a El condenado por desconfiado, El honrado con su sangre, Deste agua no beberé, Dineros son calidad, La infelice Dorotea, Púsoseme el sol, saliome la luna. Las dos columnas de Carlos, que es una dramatización de la vida de San Carlos Borromeo.

Como libro para conocer su tiempo en el área de autores, actores y dramaturgos es interesante su Letanía moral (1613), ya que se trata de una serie de elogios poéticos sobre todos ellos. No falta el elogio a su propia persona que firma su esposa Beatriz de Castro y Virués.

En la historia de la literatura dramática no se le ha tenido muy en cuenta y Marcelino Menéndez y Pelayo, más bien lo despreció. Últimamente ha sido revalorizado por la crítica, y lo más sorprendente es la afirmación de algunos filólogos que piensan que La Estrella de Sevilla, de siempre de Lope de Vega, y El Burlador de Sevilla, de siempre de Tirso de Molina, hay que adjudicárselas a Claramonte.

Con respecto a El Burlador, éste posee dos antecedentes: Tan largo me lo fiais (1617) y Deste agua no beberé (1617), ambas atribuidas a Claramonte.

  estrella sevilla 1 b 
   PABLO GÓMEZ- PANDO / REBECA TORRES
FOTO: www.madridteatro.net

Título: La Estrella de Sevilla
Autor: Lope de Vega
Versión y Dramaturgia: Alfonso Zurro
Diseño de vestuario y escenografía: Curt Allen Wilmer
Diseño de iluminación: Florencio Ortiz
Espacio sonoro: Jasio Velasco
Distribución y comunicación: Noelia Diez
Producción: Juan Antonio Motilla y Noelia Diez
Intérpretes: Rebeca Torres (Estrella), Manuel Monteagudo (Rey Don Sancho),  Moncho Sánchez-Diezma (Busto Tavera), Pablo Gómez-Pando (Don Sancho Ortiz),Antonio Campos (Don Arias), Manuel Rodríguez (Corifeo/Alcalde),  Alicia Moruno (Natilde)
Dirección: Alfonso Zurro
Duración: 90 min.
Estreno en Madrid: Teatro Fernán Gómez (Sala Guirau), 7 - X - 2015

 


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande

 


TEATRO FERNÁN GÓMEZ
Sala Guirau
Aforo: 316
Pz/ de Colón, s/n
28001 - Madrid
Metro: Colón, Serrano
Bus: 5/14/27/45/21/53/150/1/9/19/51/74
RENFE: cercanías.

 

 

Última actualización el Lunes, 19 de Octubre de 2015 09:33
 
Adobe Creative Suite 6 Design & Web Premium || Microsoft Windows 7 Home Premium || Adobe Creative Suite 4 Master Collection MAC || Parallels Desktop 7 MAC || Autodesk AutoCAD 2010 || Navicat Premium 9 || Microsoft Office 2011 Home & Business MAC || Adobe Photoshop Elements 10 || Adobe Acrobat X Pro || Adobe Photoshop Lightroom 5 || Sony Vegas Pro 9 || Adobe Creative Suite 5 Web Premium