ARTE DE LAS PUTAS PEQUEÑO DE CAMERÓN
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JOSÉ LUIS ESTEBAN FOTO: www.madridteatro.net |
De fecha incierta en su composición - principios del 1770 (?) - el poeta, prosista y dramaturgo Nicolás Fernández de Moratín, escribió un poema didáctico - ya había escrito otro en 1764, La Diana o el arte de la caza - que tituló Arte de las putas o Arte de putear, en tono burlesco, y que pasó de mano en mano como manuscrito, siendo publicado por vez primera en 1898, más de 100 años después de su fallecimiento. José Luis Esteban, un experto en esto de bucear y teatralizar los clásicos - El Buscón, El licenciado vidriera - ha realizado un trabajo de investigación y dramaturgia muy notable, al trasladar este poema burlesco al teatro. Ha contado con otros materiales y con textos propios para ir más allá del propio poema, y como él mismo ha calificado, ha proyectado una lectura nueva, no quedándose sólo en el gracejo o picardía de la situación y de las descripciones puteísticas. Escribe una historia de amor, cuyo protagonista es el propio chulo de Dorisa, la prostituta en cuestión, bautizado como Esteban Cañabate.
El poema está escrito en endecasílabos que José Luis entremezcla hábilmente con fragmentos nuevos de prosa. Digo hábilmente, porque la transición entre poesía y prosa, sucede con naturalidad y sólo se denuncia, agradablemente, por la cadencia musical del propio verso, sin que resulte un choque de dos estilos literarios. Ello se debe a una buena capacidad artística de José Luis en el momento de la interpretación.
En estos últimos años, en el que el monólogo ha cobrado un protagonismo y hemos visto múltiples formas de atacarlo, el del Arte de las putas ha buscado una buena cantidad de objetos con el fin de visualizar lo más posible las diversas situaciones.
De entrada, el espacio escénico es brillante y con una gran connotación. Visos de cierto tono burlesco le añaden la sal y pimienta propia de un burdel o de un Sex-shop. Dorisa, el eterno amor de Esteban Cañabate, está dispersa por todo el escenario: en una esquina sus esbeltas piernas y caderas que sirven de atril a un contador electrónico, que irá pautando las diversas escenas y sirven de juego irónico para pautar el ticket de los clientes al burdel; el torso, cabeza tocada con pamela y cuello con boa de plumas, reclamo de la sensualidad; brazo y mano en el otro extremo y la multiplicación de los torsos de otras mujeres - multiplicación de la misma Dorisa (?). Tal dispersión, como si fuera el cuerpo hecho pedazos de Jack el destripador, sugiere diversas lecturas que, imagino, van más allá de un capricho estético. Va desde la obligada generosidad a ser mujeres promiscuas por oficio, a la esquizofrenia de sus propias vidas por tener que soportar multitud de relaciones.
Todos esos objetos le sirven a Esteban Cañabate (José Luis) para apoyar visualmente todo el poema. Desde que la semiología de la imagen se hizo consciente de su poder, el mundo de los objetos y de los espacios se ha aprovechado para apoyar emociones, sensaciones y textos, y así visualizar lo puramente literario. Esto que, en principio es un acierto, termina siendo en este montaje una pequeña rémora. No parece que sea muy determinante, al menos como está tratado, pues resulta demasiado artificioso en el uso de esos objetos, ya que se marca demasiado el ir a buscarlos, eliminando cierta fluidez y naturalidad que pide el monólogo. José Luis Esteban posee en su "verbo" suficiente impacto y matices como para no necesitar de esos apoyos visuales. De los más artificiosos es el de la fregona. Se entiende lo que quiere representar la fregona, pero entorpece más que ayuda a la fluidez y ritmo. Creo que habría que revisar su uso y el modo de ir hacia ellos. Tendrían que entrar en la narración como los objetos que aparecen y desaparecen en las manos de un mago.
En lo referente a la interpretación vocal y gestual de José Luis no hay peros. Domina bien los diversos tonos de voz con lo que consigue una buena comunicación con el público, y por eso no estaría mal aflojar un poco el corsé de los objetos, así como el no remarcar ciertas expresiones. Se entiende suficientemente el doble sentido del autor, como sucede en la secuencia de la habitación alquilada para meter los trastos.
Arte de las putas es un espectáculo que se ve con agrado y regocijo. Termina siendo un pequeño Decamerón lleno de pequeños cuentos que combinan la inocencia y la picardía, así como describe con cariño lo que tópicamente se ha etiquetado como el oficio más antiguo del mundo.
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JOSÉ LUIS ESTEBAN FOTO: www.mdridteatro.net |
Título: Arte de las Putas (inspirado en el poema Arte de las putas de Nicolás Fernández Moratín) Versión y dramaturgia: José Luis Esteban Espacio Escénico: Carlos Maturen Iluminación: Bucho Cariñena Composición musical: José Javier Gracia Video: Javier Macipe Fotografía: Marcos Cebrián Dirección técnica: Alfonso Plou Producción ejecutiva: Pilara Mayor / Amelia Hernández Dirección de producción: Mará López Insaisti Producción: Jotación y Teatro del Temple Distribución: Julio Perugorria Agradecimientos: Laboratorio de Medios Audiovisuales de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza Canción final (Nos vino y fue un sueño): letra Leandro Fdz. de Moratín, interpretada por Silvia Sola Intérprete: José Luis Esteban (Elías Cañabate) Dirección: Carlos Martín Duración: 80 min. aprox. Estreno en Madrid: Teatro Fernán Gómez (Sala 2), 21 - I - 2015
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