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La venus de las pieles. D. Ives. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Martes, 27 de Mayo de 2014 08:14

LA VENUS DE LAS PIELES
DOMINAR CIERTO HISTERISMO

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  CLARA LAGO / DIEGO MARTÍN
FOTO: LUIS ALDA

En España La Venus de las pieles como obra cinematográfica, dirigida por Polanski,  se ha adelantado a la versión teatral. Ahora ha llegado a las Naves del Español de Madrid la obra de teatro del dramaturgo David Ives, dirigida por David Serrano.  No he visto la película y, por lo tanto, no tengo el peligro de comparaciones, que siempre son odiosas.

A parte  del posible atractivo del texto, este estreno tenía un gancho peculiar: el "mediatismo" de la actriz Clara Lago adquirido a partir de la interpretación del personaje Amaia en Ocho apellidos vascos, un "boom" cinematográfico inesperado. Para parte del público ha sido una revelación, pero Clara lleva en esto del cine y la televisión desde antes del 2000. Esta es su segunda interpretación en el teatro. La primera fue en el 2013, Shopping & Fucking de Oriol Rovira.  Le acompaña Diego Martín, actor también mediático a partir de la serie televisiva Aquí no hay quien viva, pero con más abundancia de títulos teatrales. Uno de los últimos fue Los hijos se han dormido (versión de La Gaviota de A. Chéjov) (CLIKEAR), donde realizaba una espléndida interpretación. Debido a tal "mediatismo" se comprende la "alfombra roja", sin alfombra, el día del estreno, incluido Photocall.  Al final de la representación aplausos reiterados por parte del público.

La Venus de las pieles proviene de  la novela homónima (Venus im Pelz, 1870) del escritor austríaco  Leopold von Sacher-Masoch. Forma parte de la saga El legado de Caín, compuesta por  seis libros con seis historias diferentes, cuyas temáticas eran: el amor (La Venus de las Pieles), la propiedad, el estado, la guerra, el trabajo y la muerte. No consiguió terminar esta saga. Se inspiró en La  comedia humana de H. Balzac. De todas sus novelas, ésta es la más conocida, y se ha convertido en punto de referencia de hasta dónde puede llegar la sensualidad humana. Ha generado el nombre de masoquismo, a partir de su apellido Masoch, y tal síndrome implica: fetiches, látigos, disfraces, tejidos y texturas especiales, humillaciones, castigos y, por supuesto, la inmutable presencia de una terrible e implacable frialdad. Esta peculiar relación amorosa se basa en la relación real de Sacher-Masoch con Fanny von Pistor, por la cual él se convierte en esclavo para satisfacer todos sus deseos.

David Ives ha concebido La Venus de las pieles en un teatro donde se ha citado a actrices para un nuevo proyecto. Diego del Pino (Thomas en el original), el joven y ambicioso director, se lamenta por las bajas calidades de los candidatos. El "casting" ha terminado y se presta a salir, cuando se precipita Vanda, joven actriz con seguridad de ser la elegida. Es una chica alocada y llena de energía.  Vanda va a ser todo lo que odia Diego del Pino, pues la considera vulgar y con el cerebro de un mosquito. La insistencia cargante de Vanda le lleva a escucharla. A partir de ahí, progresivamente, sorprende a Diego del Pino, pues se conoce perfectamente el guión, el cual se encarna en ambos, hasta convertir al joven director en un esclavo dependiente de ella.

David Ives escribe una pieza interesante en la que hay dos historias: la relación entre director y actriz, y la proveniente de la novela, lo cual lleva a un trasiego de ambas, así como una doble interpretación de personajes en la que se sale y entra sin solución de continuidad. Indudablemente, el centro temático es la novela se Sacher-Masoch, en la que aprovechando el símbolo de Venus - tema recurrente en la pintura - reflexiona acerca de lo que supone el amor en la pareja humana, en sus múltiples manifestaciones sensuales. Tal concepción de la relación de pareja ha generado, en la actualidad, toda una industria denominada fetichista.

La continua transición entre los personajes de una historia (la del casting) y la del guión a interpretar, permite un lucimiento de los actores, al mismo tiempo que  plantea una gran dificultad interpretativa. Los papeles son apetitosos, pero pueden indigestarse.

Clara Lago (Vanda, en la novela Wanda von Dunajew) se tiene que enfrentar a un doble personaje: una alocada chica joven, cuya energía y excentricidad no se sabe si es fingida o es su modo de ser, y el personaje del guión (Vanda de la novela de Sador - Masoch), mucho más sosegado y con una ingente gama de matices según pide el modo de relacionarse con su "esclavo". Por su parte, Diego Martín - Diego del Pino en la versión española, Thomas en el original teatral, y Severin von Kusiemski en la novela -, tiene triple personaje: el director, el director recitando sin entonación el personaje del guión, y la encarnación del personaje del guión. Ambos actores se encuentran con una dificultad mayor : el paso de un personaje a otro se efectúa abruptamente, recurso teatral que usa David Ives con inteligencia, pues nos da perfectamente la encarnación de uno a otro, hasta llegar a un total mimetismo. No es casual que la actriz alocada se llame Vanda, como el personaje de la novela de Sacher-Masoch.  La obra, pues, es un pugilato de los dos actores, es decir el protagonismo es el de la interpretación. Aunque se utiliza un decorado: el teatro con telones a media asta y un "atrezzo", en el fondo no sería necesario. Sí el vestuario en ella, por su alto valor connotativo.

Clara Lago, imagino que es la orientación del director, crea una Vanda excesivamente histérica, con la que no he conseguido congeniar. Se me queda muy de fuera, y aunque hay algún momento con el que uno se puede congraciarse por su aspecto cómico, en general, la construcción del personaje resulta falsa. Por el contrario, en el segundo personaje, el del guión teatral, parece totalmente otra. Gana muchos puntos positivos, y muestra una madurez, que sorprende al ser una actriz tan joven. Repensar el tratamiento del primer personaje no estaría mal.

Diego Martín, nos da una buena interpretación en cada uno de sus tres personajes.  Está bien medido en toda su participación, y la transición de uno a otro es eficaz, algo que también consigue Clara Lago.

Más dudosa es la dirección espacial que ha concebido Diego Serrano. Aunque se representa en la Sala dos (la sala pequeña) de las Naves del Español, al aprovechar todo el espacio a lo largo, resulta demasiado amplio. Para llenarlo traslada las escenas de un extremo a otro, de modo un tanto gratuito. Tales emplazamientos, no siempre son aptos para la visión del espectador. Cuando la sitúa en el extremo derecha, la visión para el espectador del extremo izquierda es incómoda, y en ocasiones al estar de espaldas, sobre todo Clara en su precipitación vocal, se dificulta la intelección. Tal distancia lleva a Clara Lago a un trabajo agotador en lo referente a desplazamientos, que resultan poco justificables. Que los extremos se aproximaran más, no estaría nada mal.

La Venus de las pieles es un texto interesante en lo que se refiere al análisis de la sensualidad del ser humano; un juego interpretativo, por momentos, seductor, pero que, en conjunto, me ha dejado un poco frío. Echo de menos un mejor trazado de los personajes, por parte de la dirección. Asistí el día del estreno, y, a estas alturas, es posible que las limitaciones apuntadas se hayan resuelto.

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  DISEÑO CARTEL: MANUEL DE LOS GALANES

Título: La Venus de las pieles (a partir de la novela homónima)de Leopold von Sacher-Masoch
Autor: David Ives
Versión: David Serrano
Diseño de iluminación: Felipe Ramos
Diseño de vestuario: Yaiza Pinillos
Diseño de escenografía: Arturo Martín Burgos
Diseño de cartel: Manuel de los Galanes
Ayudante de dirección: Daniel de Vicente
Asistente de dirección: Alicia Rubio
Realización escenografía: Equipo del Teatro Español
Realización Maquillaje: MAC
Realización de Vestuario: La Perla, Maribel Rodríguez, Silvia Marotti y Fetitxe
Gerente de la Compañía: Isabel Romero de León
Diseño de Producción: Coté Soler
Producción ejecutiva Vaca Estudio: Carlos Lorenzo
Producción: Teatro Español de Madrid
Intérpretes: Clara Lago (Vanda), Diego Martín (Diego del Pino)
Dirección: David Serrano
Duración: 1hora 35 minutos (aprox)
Estreno en Madrid: Naves del Español (Matadero) (Sala dos), 7 - V- 2014

 

 

 

 

 

José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande

 


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cercania: embjadores

 

 

 

 

 

 

 

Última actualización el Miércoles, 11 de Junio de 2014 10:27
 
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