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Mi diva sin mi. Óperadhoy 2013. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Miércoles, 03 de Julio de 2013 16:34

MI DIVA SIN MÍ
ATRACTIVA PARTITURA MUSICAL
PARA UNA DÉBIL SITUACION DRAMÁTICA 
 
 
 
TITUS ENGEL / PILAR JURADO
FOTO: ÁNGELES FILGUEIRA
En Mi diva sin mí, en sustancia, se plantea la esquizofrenia de la mujer de hoy, que tiene que compartir vida personal y profesional. Ello da lugar a dos personalidades distintas, que terminan por tener que litigar. La idea y el libreto es de Eloy Arenas, más conocido como actor y escritor humorístico, que como dramaturgo. Esta lucha de contrarios la concreta en un personaje definido: una cantante de ópera, perfilada por el concepto, muy notorio en siglos pasados y más enmascarado en la actualidad, de la "diva".
 
Las historias de las "divas" y los "divos" forman parte de nuestro acerbo cultural, y sus personalidades se nos han transmitido con bastante de leyenda y con tópicos que se repiten. El concepto de "diva" se suele aplicar, preferentemente,  a una cantante de ópera con voz potente y expresiva, así como muy temperamental. Esta última característica ha permitido que el concepto evolucione hacia una connotación negativa. Se olvidan sus cualidades "canoras" y se identifica con el aspecto "temperamental" que lleva al capricho, la intolerancia o ejercicio de poder sobre los otros. Aunque el concepto nació en el mundo de la ópera, sobre todo cuando los compositores del "bel canto" crearon partituras virtuosistas no fáciles para todos los mortales operísticos, el vocablo se ha extendido a otros campos, pero, casi siempre, con ese significado de "intolerancia".
 
Esta acepción es la que parece predominar en el libreto de Eloy Arenas. Alessandra de la Torre, se presenta al ensayo con cierta sofistificación a nivel de vestuario, pamela incluida. No parece ser el vestuario más frecuente para un ensayo, aunque en la realidad se da en las grandes divas que cuidan su imagen en todo momento,  pero teatralmente funciona bien pues nos dibuja plásticamente en dos trazos el talante de la tal "diva". La orquesta  es parte fundamental integrante en este enredo, debido al enfrentamiento que Alessandra tiene con director y músicos. El ensayo se ve interrumpido por las diversas llamadas que tiene Alessandra, a través de todos los medios posibles que le puede ofrecer su "teléfono supermóvil" de última generación, que le trae a su realidad emocional y se llama Alex, su personalidad del día a día. Esas llamadas intermitentes la relacionan con su "inútil", según ella, "manager" - la realidad de Alessandra -  y la inminente ruptura por parte de su amante - la realidad de Alex. Esto le lleva a un enfrentamiento de ambos personajes, recriminaciones incluidas. Alessandra le echa en cara a Alex, el que la cotidianidad grosera frene su carrera, y Alex le recrimina que Alesandra sea la culpable de que fracase en su vida amoroso-emocional.
 
Quienes conozcan el monólogo La Voz humana de Jean Cocteau transformado en ópera por Francis Poulenc (CLIKEAR), o bien el monólogo operístico La espera de Arnold Schönberg y libreto en alemán de Marie Pappenheim, encontrarán la fuente de inspiración del libreto de Eloy Arenas. En declaraciones previas de la misma Pilar Jurado, tal fuente no se oculta (CLIKEAR). La sustancial diferencia está en los personajes de una y otra obra con respecto a Mi diva sin mí.  En los monólogos citados esos estados emocionales suceden en una mujer de a pie. En la obra de Eloy Arenas esa angustia de Cocteau o esa búsqueda del amante en La Espera, se dan en una diva: angustia por el abandono de quien ama (La voz humana), e incertidumbre en la búsqueda de una realización a todos los niveles. Hay otra diferencia más. Si en el monólogo de Cocteau el espectador se siente atrapado por la tragedia de la mujer que se siente abandonada, en Mi diva sin mí tal emoción no se percibe, sino que queda muy externa al espectador. Es posible que al enfrentarnos a los caprichos de de una "diva" tengamos menos misericordia para con ella, o bien que no se crean las condiciones dramáticas emocionales, tanto a nivel textual como musical.
 
Otro de los elementos que restallan argumental y dramáticamente son las intervenciones operísticas del ensayo (Caro Nome, Casta Diva, Ariadna de Naxos, Don Pasquale).  Salvo una de ellas, en la que hay alguna interrupción, cada una de ellas se suceden en continuidad a nivel de canto. Hay como un ruptura argumental, y parece como si estuviéramos en una antología o en un concierto. Curiosamente el público lo capta, ya que tras cada una de estas interpretaciones - muy buenas, por cierto, por parte de Pilar como Cantante - el público aplaude generosamente. A este respecto Pilar Jurado muestra gran facilidad musical en dichas intervenciones, en modo que nos las transmite con una gran naturalidad y sin aparente esfuerzo.
 
El que no nos llegue a enganchar, a nivel emocional, la tragedia de Alessandra tiene algo que ver con el propio guión, al ir alternando los momentos humorísticos - su caprichos y exigencias profesionales - con los momentos, que podrían ser más dramáticos, de ruptura con su amante. Desde el patio de butacas nos mantenemos siempre desde fuera.
 
Otro aspecto que suena falso es su relación con la orquesta. Ésta, en principio,  entra a formar parte de la trama dramática: una diva que se relaciona (enfrenta) con los miembros de la orquesta. Tal relación no se integra del todo en la narración. Así como Alessandra posee los perfiles de sus dos personajes, los miembros de la orquesta y el director no. En declaraciones previas se ha comparado a la película Ensayo de Orquesta de Federico Fellini.  Queda un poco lejos tal semejanza, puesto que en la película sí se habían perfilado los personajes de la orquesta.
 
Tema aparte es la partitura de la propia Pilar Jurado, que acude a una versatilidad de estilos varios, e instrumentos, incluyendo los sonidos golpeados sobre estructuras metálicas - argumentalmente se pueden interpretar como los trabajos de los tramoyistas - que sugieren ritmos contemporáneos urbanos. Aunque en la ópera, y en el teatro, "tutto è convenzionale", el que una orquesta interprete la partitura, la que va a apoyar el canto de la protagonista, se justifica argumentalmente como un ensayo de orquesta. La habilidad de la composición está en que sobre dicha partitura va entrando a contrapunto y sin seguir la línea melódica al uso de las óperas tradicionales, la parte cantada. Se saben conjugar bien la musicalidad de los instrumentos con la de la voz, así como apoyar musicalmente los momentos más humorísticos con los dramáticos, sin que resulte una "retorización" o subrayado. De alguna manera, recuerda a una banda sonora sobre la que, en un teatro de prosa o película, lanzarían sus parlamentos los personajes. La voz de Pilar es nítida, segura y sin forzamiento, de modo que todo resulta natural y sin artificios. Como he dicho anteriormente, las arias operísticas son bien acogidas y aplaudidas. A esto se une la capacidad interpretativa de Pilar, que fluye sin forzamiento o artificiosidad.
 
Mi diva sin mí, dentro de lo que es la ópera contemporánea,es asimilable para un público menos leído en lo que es la ópera moderna. Se sigue con agrado y musicalmente atractiva, sobre todo en la parte orquestal. Como idea argumental es interesante, pero a nivel de puesta en escena no llega a captarnos la tragedia esquizofrénica de Alessandra (la diva) y su contrincante Alex (la mujer de andar por casa).

PILAR JURADO / TITUS ENGEL
FOTO: ÁNGELES FILGUEIRA
 
Título: Mi diva sin mí
Ópera para soprano y 15 instrumentos
Libreto y dramaturgia: Eloy Arenas
Música: Pilar Jurado
Iluminación: Juanjo Llorens
Regiduría: Amaya Álvarez
Secretaria de dirección: Esperanza Jiménez
Ayudante de dirección: Eloy Azorín
Producción: Operadhoy (2013)
Ayudante de dirección: Eloy Azorín
Figurantes: Teresa Casas, Carlos Troya y Rafael Delgado (periodistas), Félix Cábez(cámara)
Orquesta: Ema Alexeeva y Robin Banerjee (violines), Ama Mª Alonso (viola), Teresa Li (violonchelo), Luis Otero (contrabajo), Mónica Raga ( flauta), Ana Ruiz (oboe), Salvador Salvador (clarinete), Delia Bastida (fagot), Joaquín Talens (trompa), Borja Antón (trompeta), César Roig (trombón), Duncan Gifford (piano), Juanjo Guillen y Eloy Lurueña (percusión).
Colaboración especial : Raúl Márquez (violín)
Intérprete:  Pilar Jurado (Soprano)
Dirección musical: Titus Engel
Dirección de escena: Eloy Arenas
Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos (sin interrupción)
Estreno absoluto
Estreno en Madrid: Teatro de la Zarzuela, 27 - VI - 2013
 
PILAR JURADO
FOTO: ÁNGELES FILGUEIRA
 


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande


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Última actualización el Viernes, 05 de Julio de 2013 08:41
 
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