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Golfus Hispanicus. Borrajo. Crítica PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Díaz Sande   
Jueves, 02 de Agosto de 2012 14:10

GOLFUS HISPANICUS
RIENDA SUELTA A LOS DEMONIOS
 
 
 ANTONIO CAMPOS /MONCHO BORRAJO
FOTO: VÍCTOR TOMÉ
- Mira, Moncho Borrajo ¿no se había retirado del teatro?
 
Este es un comentario de dos transeúntes, ella, al pasar delante del Teatro Infanta Isabel de Madrid y ver el cartelón de Golfus Hispánicus y la cola para entrar al teatro.
 
- Es que se la ha muerto la madre, a la que cuidaba, y ha vuelto.
 
Esta es la explicación de un chico sentado en la acera, ante el Teatro. Después nos enteraremos de que no fue la madre sino el padre, al que cuidó hasta sus últimos días y "he quedado solito, huérfano", precisará en su espectáculo, porque en él se habla de "lo humano y lo divino" como popularmente se dice cuando se indica que se habla de todo.
 
Solito, ayudado por un esclavo mudo (lo que se llama partenaire para traer y llevar el "atrezzo" y permitirle alguna intervención), se enfrenta Moncho Borrajo durante dos horas y media ante un público que se lo pasa tremendamente bien, ríe sus gracias e interviene espontáneamente con frases como éstas: para de caminar de un lado para otro, me agotas el verte.  Otras veces la "interactividad" es provocada por el propio Moncho, interpelando. cómicamente, a tal señor o señora, y no falta el número de turno en el que elige del público a algunos para que suban al escenario y, por un momento, sirvan de comparsa. El público, nada remilgado, le sigue el juego con diversión y se crea un clima de amistad.
 
Por mi parte es la primera vez que asisto a un espectáculo de Moncho, por no habérseme terciado antes. Le había visto alguna intervención por televisión, pero poco más y, después, aquel conflicto con Rosa León, la cual se sintió ultrajada por él. Yo, al menos, nunca supe exactamente cuál fue el ultraje y su desenlace. Digo todo esto porque yo, que tenía datos deslabazados de las cualidades artísticas de Moncho, con su quehacer el tiempo de dos horas y media fue un vuelo, y el ingenio que derrocha es mucho. Hay algo más: tiene mucha gracia, aunque a veces sea un tanto brutal en sus expresiones, que provocan la carcajada, a la cual no soy procive, por naturaleza. En esta ocasión me la hecho soltar..
 
Si algo hay que resaltar en Golfus Hispánicus es su ritmo trepidante, gracias a un borbotón de ingeniosidades y temas varios que se insertan en el discurso general, casi sin querer.
 
Golfus Hispanicus nos retrotae en el tiempo a la época de cuando Iberia (la España actual) estaba culturizada - por no decir dominada - por los romanos. El espacio escénico alude - en las patas de los laterales - a una serie de pinturas de columnas romanas rotas, suspendidas entre nubes. En el centro, ricos cortinajes de oro y brocados penden de la alturas en abollanaduras caprichosas. No hay que ser muy listo para intuir que ese espacio es nuestra "querida España" en la época actual, en la que los brotes verde prometidos no han llegado a despuntar, y aparece rota con pretensiones de grandeza.
 
El tal Golfus Hispánicus  es oriundo de la Galicia Romana, y se brinda a contarnos la historia de España. Para ello ha ido anotando en un libro los datos recopilados a lo largo de su vida.
 
El arranque del espectáculo sorprende. Tras la gasa transparente, Golfus lanza la perorata del Marco Antonio Shakespeariano ante la muerte de Julio César. Va describiendo la puñaladas y las identifica con nombres de actuales políticos y gente influyente en la nación. El asesinado no es Julio César sino un pobre diablo, el pueblo llano, que ha sido embestido por las cornadas sociales. cual puñaladas sangrientas. Su recitación es seria, a Moncho no le faltan las dotes de actor, y uno se pregunta cómo puede seguir el espectáculo. Esta perorata no se anda con melindres. Hubo una época, principalmente la época franquista, en que nuestras historias teatrales y cinematográfica eran crípticas. Los espectadores teníamos que adivinar quién se escondía tras tal alusión u objeto. En las democracias tal "cripticismo" no es necesario, salvo que uno se tiene que tantear la ropa para que no le levanten una querella. Moncho sabe cuidarse la ropa, al aludir a nombres, cuyas fechorías se han constatado por la justicia.
 
La crítica constante del espectáculo a través del humor, alcanza a todo bicho viviente: política, economía, glamures sociales, ridiculeces de los famosos, ataques a su propia persona por llamarle "facha", reivindicación del mundo gay, poniéndose como ejemplo honesto de lo que supone ser Gay... Todo esto va ensartándose al narrarnos la Historia de España. Su lenguaje es, en muchos momentos, procaz - a veces en exceso - desvergonzado y provocador, que recuerda a las comedias satíricas del romano Plauto. También es la encarnación del tradicional bufón de corte que se permite las críticas al poder y no se para en mientes a la hora de expresiones. Todo ello el público lo acepta con regocijo y aplausos en muchos momentos, como si fuera una liberación de los propios demonios interiores que nos corroen en esta maléfica crisis. Por eso, el espectáculo termina por ser una especie de terapia liberadora.
 
Este nuevo Bufón del siglo XXI, tiene como Rigoletto su corazoncito, quien se desvivía por su hija Gilda. Moncho también, y su debilidad, en los últimos tiempos, ha sido su padre y por extensión todos los ancianos, a los que no podemos abandonar sino cuidar con esmero. Su monólogo sobre este tema es enternecedor y emotivo. Está muy bien concebido, muy sinceramente interpretado y ha tenido la habilidad de integrarlo sin forzamientos, en su locura anterior de continua divertida verborrea. Consigue que el público mantenga un religioso silencio y se emocione.
 
Un tema que parece haberle afectado es que le llamasen "facha" por defender la bandera española. Con motivo de tal acusación despliega un documentada historia sobre la bandera española y su escudo, los cuales pertenecen a toda una época anterior al franquismo. Tiene razón en todo lo que dice, pero, por desgracia, el franquismo ha marcado tanto la bandera y quienes más alardean de ella, tienen cierto punto de ultra-derechismo, que para una gran mayoría de una generación le retrotae a época pasadas no deseadas, las cuales el propio Moncho no duda en criticar con cierta ferocidad.
 
Otro tema del que abusa, en cuanto a la insistencia, es el tema homosexual, del cual se erige como bandera al vivir la fidelidad durante cuarenta años con su pareja. La inclusión de tal temática en el espectáculo recuerda los inicios del movimiento "gay" en España, cuando era combativo y provocador en pro de sus derechos como seres humanos. Hoy la sociedad y la legislación ha ido aceptando la nueva situación amorosa y familiar de los homosexuales. De ahí que no se entiende la insistencia en el espíritu reivindicativo, que parece profesar Moncho. También es verdad que cuando menos se espera salta la liebre, con declaraciones de personajes institucionales que acusan de promiscuidad, infidelidad o de ligereza a los homosexuales, pero no se plantean la promiscuidad, infidelidad y ligereza de los heterosexuales.
 
Si en conjunto todo el desarrollo del espectáculo funciona, convendría una cierta moderación en aquellas expresiones más procaces y no tanto porque no deban decirse, sino porque insiste en ellas en demasía. Bastaría dejarlas caer. También es verdad que al público parece gustarle tal insistencia, por sus festivas reacciones.
 
Como precisión basta una corrección. A Jesús Aguirre, antiguo consorte de la Duquesa de Alba, lo menciona como el "jesuita Jesús Aguirre" . Esta es una confusión habitual en los medios de comunicación, ya que Jesús Aguirre nunca fue Jesuita. Lo que no sé lo que entiende Moncho por "jesuita", ya que el nombre de Jesuitas se le aplicó a los miembros de la Compañía de Jesús por su aparente hipocresía o una especie de tartufismo - Moliére escribe Tartufo, aludiendo a los jesuitas -, que pretende evitar el "sí o el "no". Si se busca en el Diccionario de la Lengua Española el término, lo traduce como miembro de la Compañía de Jesús pero también como  hipócrita o taimado. ¿En cuál de los dos sentidos califica Moncho a Jesús Aguirre?
 
Golfus Hispánicus es un divertido espectáculo con una crítica acerada sobre los tiempos que nos ha tocado vivir, y que no olvida la ternura y la humanidad. Es también una especie de terapia, para soltar todos los demonios que llevamos dentro, pues lo que comenta Moncho, no es sino lo que entre-pasillos comentamos. Sólo que él lo sube al terreno artístico en modo divertido, pero no menos punzante. ..
 
MONCHO BORRAJO
FOTO: VÍCTOR TOMÉ
 
 
Título: Golfus Hispanicus
Autor:Moncho Borrajo
Música Original: Stephpn Sondhieim – M. Borrajo.
Letra Canciones: Kodo Kostzer – M. Borrajo
Arreglos Musicales: Rafael Rabay
Escenografía: Domarco
Diseño iluminación: José Mª Gayo
Diseño de Sonido: Víctor Tóme Francisco
Vestuario: Cornejo Sastrería
Audiovisuales: Genlock Audiovisual
Fotografía: Víctor Tomé
Diseño Gráfico: Javier Naval
Realización Escenografía: Joaquin Martín
Iluminación: Suspiro, S.l.
Sonido: Sonicine, S.L.
Impresión Programa: Mano Trafproyect, S.L.
Impresión Cartelería: Trafproyect, S.L.
Jefe de Maquinaria: Agustín Polvorosa
Jefe de Iluminación: José Mª Gayo
Jefe de sonido: Víctor Tomé
Regiduría: Lucía Bravo
Sastrería: Margarita Rosal
Administración: Lucía Bravo
Ayudante Producción: Juan Rodríguez
Productor Ejecutivo: Alberto Blasco
Produce: Suspiro Producciones
Personajes:Moncho Borrajo, Antonio Campos
Director:Moncho Borrajo
Duración: 2 hora y nedia
Estreno en Madrid: Teatro Infanta Isabel, 11 - VII - 2012
FOTO: VÍCTOR TOMÉ
 


TEATRO INFANTA ISABEL
(AFORO 600)
C/BARQUILLO, 24
28004 – MADRID
TF. 91 521 02 12
Metro: Banco España y Chueca Parking: Plaza del Rey y Augusto Figueroa
Telentradas: El Corte Inglés, 902 400 222www.elcorteingles.es
Grupos: www.gruposmedia.com
 
 

 

Última actualización el Miércoles, 29 de Agosto de 2012 18:13
 
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