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Tórtolas, crepúsculo y.. telón. Entrevista. PDF Imprimir E-mail
Escrito por José R. Diaz Sande   
Jueves, 03 de Junio de 2010 17:18
 

TÓRTOLAS, CREPÚSCULO Y… TELÓN

 Paco Nieva, a estas alturas, ya casi es un tópico definirlo como autor maldito. Puso un pie en la España de Franco discretamente como escenógrafo.

TÓRTOLAS, CREPÚSCULO Y… TELÓN

FOTO BASE: DAVID RUANO

 

Paco Nieva, a estas alturas, ya casi es un tópico definirlo como autor maldito. Puso un pie en la España de Franco discretamente como escenógrafo. Más tarde supimos de sus capacidades como autor dramático. De su mente salían textos que nada tenían que ver con lo que se llevaba entonces, según los cánones establecidos. Entre la censura vigilante y parte de un público que se sentía satisfecho con la Alta Comedia y los clásicos, sus textos rompedores no iban más allá de la letra impresa. Otra de las causas que el propio Nieva aduce es: Aquellas obras eran carísimas por el reparto y la plástica y por lo tanto eran difíciles de producir.  

   FRANCISCO NIEVA

  TÓRTOLAS, CREPÚSCULO Y.. TELÓN
  ESPERANZA ROY / JOSÉ LINFANTE.
  FOTO: DAVID RUANO.

 

A pesar de esa convicción de irrepresentabilidad Paco Nieva siguió escribiendo. La pregunta es obvia: ¿por qué?


  • Seguía escribiendo por lo que me fastidiaba Franco. El tiempo que me quedaba aquí lo iba a fastidiar. Tórtolas, crepúsculo y… telón estuvo a punto de ganar el Premio Lope de Vega, pero una llamada de Carmen Polo a última hora recomendó una drama político y reflexivo sobre Mussolini y me quedé sin el premio. Tórtolas terminó publicándose en la Editorial Escelicer. Por lo tanto pudo haber salido. En mi teatro he sido muy crítico: con la izquierda, con la derecha, con mi familia. Por ejemplo en La Sra. Tártara, Cirilo del Río es mi tío. A mi madre la mato imaginariamente para convertirla en un personaje de un drama jocoso, metafísico. He sido muy crítico y me he llevado algún desplante. Era un teatro difícil de representar por lo extraño y caro. Las empresas tenían miedo. Seguía escribiendo con entusiasmo, porque creía que la dictadura no habría de durar eternamente. Al mismo tiempo Carlos Busoño y Vicente Aleixandre me animaban a seguir escribiendo.

Con la entrada de la democracia teatros oficiales y privados abrieron sus puertas a Nieva como autor dramático o adaptador. Y también se sucedieron los premios. El programar para el CDN a Nieva supone para Gerardo: Un sueño que, cuando me nombraron director, empezó con la Sala Francisco Nieva, sala que nos ha dado grandes espectáculos y siguiendo la línea de su teatro, al volver a España en 1964. 

 

 

Ahora al final de temporada, el CDN – Centro Dramático Nacional – ha programado Tórtolas, crepúsculo y… telón (1972). El CDN ya había dado el nombre de Sala Francisco Nieva a la Sala Pequeña del Teatro Valle Inclán, así como, en su momento organizó una exposición de su labor como escenógrafo. Gerardo Vera –director del CDN – atribuye su vocación como escenógrafo – primera vocación de Gerardo - a Nieva: Me dedico a esto al ver en el Teatro Goya un decorado en rojo y farolas en patios. En ese momento dije: “quiero ser escenógrafo”. Desde entonces  hemos seguido juntos pendientes uno del otro.

Nieva (Valdepeñas, Ciudad Real 1924), en 1953, obtiene una beca del Instituto Francés de París. Trabaja como pintor y dibujante.  Se impregna de Antonin Artaud, que le marca su estética teatral. Se relaciona con Beckett, Ionesco y Adamov. Dos momentos deciden su orientación posterior: la llegada de Bertold Brecht al Théâtre des Nations y sus lecturas de Jean Genet.

 

 

 

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   MANUEL DE BLAS.
   FOTO: DAVID RUANO.

    ANTONIN ARTAUD  
  • Nieva – apunta Gerardo supone la historia del teatro español en cuanto revolución artística, social y moral ante un teatro trasnochado, decadente a través de su escenografía y dramatúrgica. Con él entra el aire del Teatro de vanguardia europeo, pero manteniendo el alma de Galdós y de Arniches. Es un dramaturgo impagable.

Tórtolas… es una de sus primeras obras, nunca estrenada.

 

 
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    La escribí cuando me sentía muy joven y más europeo que ahora – confiesa Nieva -, con cierta frescura, alegría y desenfado, que no hubiera tenido de concebirla en el clima penitencial de España. Vivía en Venecia y nació como fruto de una "experiencia vital". Queríamos deslumbrar con una fiesta a los poetas americanos Gregory Corso y Allen Ginsberg. Se desplumaba, en picardías, un pollo en la plaza de Venecia. Resultó tremendo, porque la novia de uno de ellos fue violada y asesinada en el Campus de la Universidad. Del contraste entre la diversión y el drama surgió esta comedia.Iniciada la obra, sufrió un cambio al enfrentarme con el Teatro de la Crueldad de Antonin Artaud. Lo mismo fue con las cuatro o cinco primeras obras escritas en París antes de mi regreso en el año 63. Dada la importancia que siempre atribuí a la comedia, he llegado a comprender hasta qué punto el tiempo nos enriquece en recursos técnicos, pero nos aleja de la osadía, la frescura y la espontaneidad de los comienzos.

Gerardo Vera le propuso otra de sus obras más moderna

   ÁNGELES MARTÍN / ESPERANZA ROY
   FOTO: DAVID RUANO.

MANUEL DE BLAS
  • Gerardo prefería otra obra mía más alegre y más moderna, pues tiene gustos más modernos. Pero yo le tengo especial cariño a esta obra, pues habla de lo que es el teatro, el cual expresa la verdad a través de la mentira del teatro. Por eso tiene que ser teatral y no imitar a la naturaleza. El teatro es el reflejo distorsionado de la vida. El teatro trae muchos disgustos a los implicados y es muy trabajoso. Suceden desastres que no se previenen.

La estética de Francisco Nieva es muy peculiar. En esta ocasión la escenografía es de José Hernández que no le va a la zaga.

  •  El toque surrealista de José Hernández (Tánger) – pintor, grabador, ilustrador de libros, escenógrafo y figurinista en proyectos teatrales y cinematográficos - le proporciona elegancia a mi proyecto, así como los figurines de Rosa García que le van muy bien pues son sofisticados y bellísimos. En principio quería que los decorados de esta obra los hiciera Gerardo Vera una vez que ya no está entre nosotros Fabiá Puigserberg – escenógrafo catalán de renombre – y que era un sabio. 

Francisco Nieva ha recopilado un elenco de actores que casi considera como una familia.

  • Ellos lo han tomado con mucha ilusión. Están Jeanine Mestre (Zemira) que interpretó magistralmente otra obra mía Te quiero zorra (1978). También la elegí para Leonor e la adaptación que hice de D. Álvaro del Duque de Rivas. Creo en su personalidad extraña y en ese acento algo francés. Para personajes singulares están actores singulares. Otro señor es Pepe (José Linfante), que aquí representa a Cayo Marzio, un personaje del cine de los años veinte, como era Adolphe Menjou en Una mujer de París. Un galán decadente, con bigotito y faja. Lo hace como nadie y es que el personaje lo lleva puesto. Después está la figura de Esperanza Roy (Trapezzia), una especie de Leonora Dusse o Sara Bernhardt con ese sentido trágico y lleno de humor. Es un papelón.

 
   JOSÉ HERNÁNDEZ.
  
    FABIÀ PUIGSERVER.

Esta experiencia Esperanza la define como un tener…

  ESPERANZA ROY
 
   JOSÉ LINFANTE
 
    MANUEL DE BLAS.
  • Ganas todas y discutir todo. Con Paco hay que ser muy sufridora y a la vez hacerle sufrir a él. Te da una imagen pero no el método interpretativo ni clases. Tienes que crear a partir de esa imagen y luchar, luchar hasta que la sacas. Paco tiene algo dentro que le dicta una imagen y el actor tiene que tragarlo. Al final enganchas. Cualquier director te da una técnica. El, aquí, te da una imagen. He bailado en Europa por muchos teatros y de esa experiencia he sacado que ese mismo baile tienes que hacerlo humano. Para conseguirlo se entabla una lucha feroz. En el teatro hay discusiones tremendas. Y llega el momento definitivo en que lo consigues. Lo mismo aquí. En esta ocasión hay que tener y perdonad por la expresión, hay que tener “coño”.

     

     

José Linfante se suma a este último comentario: A mí los “huevos” se me han caído hace mucho tiempo.

 

Paco sigue presentándonos a sus criaturas escénicas. La mirada recae sobre Manuel de Blas (Senedian), actor de una personalidad y voz que, cuando le conviene, tienden a la ampulosidad.

 

 

De El manuscrito encontrado en Zaragoza – adaptación y dirección del propio Francisco Nieva – se trae Ángeles Martín y Beatriz Bergamín, las dos odaliscas que en aquella función seducían a Juan Ribó. 

   JEANINE MESTRE
   BEATRIZ BERGAMÍN
   ÁNGELES MARTÍN.

  • Nines (Ángeles Martín) en el personaje de Camila y Beatriz en el de Opal – insiste Nieva dos primeras actrices que en El manuscrito encontrado en Zaragoza bordaban sus personajes. Aquí dan un resultado excelente. Manolo fue un intérprete excepcional en La señora tártara – recuerda Nieva. Tiene un sentido muy justo de mi teatro. Encarna a un personaje chocante, divertido y misterioso. Posee un histrionismo con clase, de alta categoría. Es un actor expresionista por antonomasia.
  • Nieva lo tiene todo creado desde el principio – añade Ángeles Martín. Te va dando claves con un gesto, imágenes y realmente consigues el personaje. Es un reto excelente y muy inteligente para un actor. Se lo agradezco con toma mi alma, porque es la primera vez que me dan un personaje de composición. Me ha costado por el lenguaje exquisito que tiene y porque hay que buscarle el alma.

Jeannine es más escueta: A Paco lo amamos.

  • El cine está en la cabeza del director – precisa Esperanza Roy. En el teatro todos estamos trabajando, director y actores. Todos estamos fabricando, por eso tiene lo que se puede llamar humanidad. El cine tiene más que ver con el montador, supongo. En el teatro cada día es distinto. Es frecuente que tras una función los actores pensemos que nos ha salido fantástico y en cambio el director no lo ve así.

En lo que están de acuerdo todos los actores es en el esfuerzo enorme que supone el teatro y más en esta ocasión. En versión de Gerardo Vera: Paco pone al actor en un trampolín y lo lanza. 

YVONNE, PRINCESA DE BORGOÑA
Francisco Nieva dice sentirse identificado con el polaco Witold Grombowiz (Małoszyce, Polonia, 1904 – Vence, Francia, 1969), autor de la recurrente obra Yvonne, princesa de Borgoña (1958).

  • He seguido su línea y es de mi edad. Conocí a su mujer. Teníamos cosas en común: los dos exiliados. El, polaco, en Argentina y yo español en Francia. Su obra Yvonne es un modelo de teatro moderno, cuyo antepasado es Italo Calvino (Santiago de las Vegas, Cuba, 1923 - Siena, Italia, 1985),  de quien ha chupado muchísimo Gabriel García Márquez.
 
   WITOLD GROMBOWICZ
  ITALO CAVINO

 

 


José Ramón Díaz Sande
Copyright©diazsande

 

 

Última actualización el Jueves, 01 de Julio de 2010 14:45
 
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